Redacción Farmacosalud.com
La vasculitis es un conjunto de enfermedades cuyo nexo en común es la inflamación de los vasos sanguíneos (arterias, venas…), que provocan una disminución del flujo vascular o una interrupción completa del mismo. “Su causa es desconocida, pero se podría deber a una respuesta inmunológica inapropiada desencadenada por uno o más agentes externos (ambientales o infecciosos) que actuarían en individuos genéticamente susceptibles”, según ha puesto de manifiesto la Dra. Paz Collado, reumatóloga del Hospital Universitario Severo Ochoa de Madrid. Respecto a los signos de alerta, -explica la experta-, existen ciertos hallazgos clínicos, como fiebre prolongada de origen desconocido, determinadas lesiones cutáneas, afectación multisistémica (especialmente renal, pulmonar o cardiovascular) y/o neuropatía periférica de causa no determinada, que deben hacer considerar la posibilidad diagnóstica de un cuadro de vasculitis, particularmente en los niños más pequeños.

Esquema de venas, arterias y capilares sanguíneos
Autor/a: Kelvinsong
Fuente: Wikipedia
De hecho, los niños, aunque de modo poco frecuente, también pueden sufrir vasculitis, han apuntado desde la Sociedad Española de Reumatología (SER). A juicio de la experta, “con frecuencia, el diagnóstico en los niños suele ser difícil y, consecuentemente, tardío, lo cual suele asociarse a una importante morbi-mortalidad”. En este colectivo, estas patologías están relacionadas con la Enfermedad de Kawasaki (EK) y con Púrpura de Schönlein-Henoch (PSH), ambas vasculitis son agudas y de curso autolimitado en la mayoría de los casos, pero existe un riesgo de daño renal descrito en algunos pacientes PSH y nefritis, y un riesgo de desarrollar aneurismas coronarios en la EK. “Estas vasculitis infantiles suelen ser autolimitadas con buen pronóstico, aunque en ocasiones recurren o se complican”, ha indicado la doctora Collado.
Tratamientos para las dos vasculitis
En las dos vasculitis, el objetivo del tratamiento contempla dos aspectos importantes: primero tratar la fase aguda en la que las medidas de soporte y el tratamiento sintomático son esenciales y, segundo, hay que prevenir y tratar las complicaciones específicas para cada una. En la PSH, las lesiones cutáneas se resuelven con reposo. Por lo general el tratamiento con corticosteroides se indica si hay síntomas abdominales o articulares intensos, aunque su uso rutinario no está recomendado. Mientras que en la Enfermedad de Kawasaki el tratamiento agudo va dirigido a reducir los procesos inflamatorios del miocardio y las arterias coronarias, y posteriormente reducir el riesgo de trombosis coronaria. Las imnunoglobulinas en infusión intravenosa y el ácido acetilsalicílico son los dos principales fármacos que han demostrado su eficacia en esta patología.