Redacción Farmacosalud.com
Las vesículas extracelulares (VEs) se postulan como un nuevo biomarcador de infertilidad masculina, según se ha puesto de manifiesto en el 38º Congreso de la Sociedad Europea de Reproducción Humana y Embriología (ESHRE, por sus siglas en inglés), celebrado recientemente en Milán (Italia). En términos económicos, el uso de las VEs como biomarcadores de infertilidad masculina constituiría “una prueba relativamente asequible, parecida a las pruebas realizadas en la actualidad” para detectar este problema andrológico, sostiene en declaraciones a www.farmacosalud.com el Dr. Alberto Pacheco, director del laboratorio de Andrología de IVI Madrid.
En los últimos años ha crecido el interés por la capacidad de las vesículas extracelulares como potencial herramienta diagnóstica no invasiva en diversas áreas médicas (oncología, autoinmunidad), ya que las VEs se encuentran fácilmente en cualquier fluido biológico y se ha demostrado, además, que cumplen una función fundamental en señalización celular y en el intercambio de biomoléculas entre células.
VEs: su membrana externa envuelve distintos componentes del interior celular
Las vesículas extracelulares son estructuras de pequeño tamaño producidas por las células que están compuestas por una membrana externa que envuelve distintos componentes del interior celular. “Existen distintos tipos (con distinto tamaño y biogénesis): desde vesículas que expulsan productos de desecho de la célula, hasta vesículas que contienen componentes que sirven para comunicarse con otras células, como son las microvesículas y los exosomas”, precisa Pacheco.
Estudios recientes han demostrado que el plasma seminal contiene una gran concentración de VEs, clasificadas en exosomas (EXOs) y microvesículas (MVs), procedentes tanto del epidídimo (estructura involucrada en el transporte, almacenamiento y maduración de los espermatozoides) como de las vesículas seminales. Entre las funciones de las VEs, se ha descrito la modulación del sistema inmune materno y la activación espermática. El hecho de que el semen -fluido masculino- module el sistema inmune materno -femenino- tiene una explicación: el sistema inmune está diseñado, entre otras funciones, para detectar células alogénicas, es decir, células que no pertenecen al propio individuo, como los espermatozoides, y atacarlas. “En ese sentido, una modulación del sistema inmune mediado por microvesículas podría inhibir o disminuir la respuesta alogénica y generar el microambiente inmunológico más favorable”, explica el experto.
Diferencias entre hombres fértiles y varones con problemas de fertilidad
Ahora bien, ¿hay alguna diferencia entre las VEs de hombres fértiles y aquellos con disfunciones asociadas a una posible esterilidad? Según la investigación ‘Strong differences in surface molecule expression profile in both microvesicles and exosomes between patient and semen donor groups: new fertility biomarker?’, en la que ha participado el Dr. Pacheco, se confirma la presencia de EXOs y MVs en el plasma seminal de todos los varones, pero con diferencias significativas en sus proporciones y en la expresión de diferentes moléculas de membrana.
“En el estudio comparamos 40 muestras seminales de varones fértiles y sanos (procedentes de donantes del banco de semen) y 40 muestras seminales de pacientes que acudieron a nosotros por problemas de fertilidad. Las muestras seminales se analizaron mediante seminogramas convencionales. Tras el análisis de las muestras, se aislaron las VEs del plasma seminal, de las cuales se analizaron moléculas de membrana con funciones en adhesión y reconocimiento celular (CD81, CD9, CD63, CD40) activación (CD73) y señalización celular (CD49d, CD282, CD284, CD29). Como resultado, las diferencias halladas entre el tipo de VEs entre individuos fértiles e infértiles podrían servir como un nuevo parámetro de caracterización del factor masculino, independiente de la calidad seminal del individuo, constituyendo un potencial biomarcador de infertilidad masculina en el ámbito clínico”, explica Pacheco mediante un comunicado.
Para ser más concretos, las diferencias se encontraron principalmente en la expresión en la membrana de estos marcadores. “En la mayoría de ellos, la expresión en superficie de estas moléculas, salvo CD29, era significativamente mayor en pacientes que en donantes”, especifica.
“En la actualidad, la infertilidad masculina no se encuentra en muchos casos bien caracterizada”
Dado que los casos de infertilidad masculina han aumentado progresivamente en las últimas décadas, el nuevo hallazgo es muy interesante porque el diagnóstico de los varones que sufren este problema sigue siendo deficiente. “En una buena proporción de los casos, el análisis de semen convencional no tiene suficiente especificidad para poder caracterizar adecuadamente el defecto existente. Este escenario se conoce como infertilidad masculina de origen desconocido y demuestra que existe una demanda de nuevos biomarcadores de calidad seminal -como serían los cambios en las vesículas extracelulares- que permitan aumentar la caracterización de la infertilidad masculina”, establece el director del laboratorio de Andrología de IVI Madrid.
Según el Dr. Pacheco, todavía es demasiado pronto para poder determinar el alcance diagnóstico de las VEs en este ámbito: “hay que tener en cuenta que el trabajo es preliminar, con lo que a día de hoy es imposible determinar con exactitud la fiabilidad que podrá tener. En la actualidad la infertilidad masculina no se encuentra en muchos casos bien caracterizada, puesto que los métodos empleados para ello no tienen la suficiente sensibilidad ni especificidad. Por ello, es importante encontrar nuevos marcadores que permitan ampliar o complementar la caracterización del factor masculino, como podría ser mediante el análisis de las VEs del plasma seminal”.
Del mismo modo que se desconoce cuál sería la fiabilidad diagnóstica de las vesículas extracelulares, tampoco se sabe, ahora mismo, cuándo podrían empezar a usarse como biomarcadores de infertilidad masculina. “Es muy difícil determinarlo -apunta Pacheco-… dependerá de los resultados que se vayan obteniendo y de la consistencia de los datos en términos de sensibilidad y especificidad. Hoy en día, todavía no podemos contar con ello en el ámbito clínico”.
La edad paterna no influye en la salud materna ni fetal durante el embarazo
Por otro lado, en la 38ª edición del Congreso ESHRE se ha hablado también de la posible influencia de la edad paterna en la salud materna y fetal durante el embarazo, una vez constatado que la edad progenitora se retrasa cada vez más. En este sentido, son muchos los estudios recientes acerca de la influencia de la edad materna en aspectos obstétricos, gestacionales y perinatales, pero poco se sabe respecto a la implicación de la edad paterna en esta cuestión.
Este es el contexto en el que se han conocido los estudios ‘Paternal age does not affect obstetric and perinatal outcomes in IVF or ICSI cycles with autologous oocytes’ y ‘Paternal age is significantly related with the type of delivery and the sex of the newborn in IVF or ICSI cycles with donated oocytes’, liderados por la Dra. Ana Navarro y supervisados por el Dr. Nicolás Garrido, investigadora y director de la Fundación IVI, respectivamente. Ambos trabajos tenían el objetivo de determinar si el semen de un adulto de edad paterna avanzada afecta a la salud obstétrica de la mujer durante el embarazo, al tipo de parto y a la salud del recién nacido, y, en caso de hacerlo, de qué manera se da esta influencia.
“Para ello, hemos tenido en cuenta una serie de indicadores de salud en el embarazo y perinatales tales como la diabetes gestacional, la hipertensión, el peso del niño, el tipo de parto, la circunferencia craneal o la admisión en UCI tras el nacimiento, dando como resultado que la edad paterna no afecta a los resultados obstétricos y perinatales en los tratamientos de reproducción asistida con ovocitos propios. En este punto, y a pesar de que varios estudios sugieren el umbral para considerar la edad paterna ‘avanzada’ a los 40 años, creemos conveniente revisar este límite de acuerdo a los resultados actuales”, explica Garrido. En concreto, la investigación analiza si existe una pérdida en la calidad del semen o un declive de la fertilidad masculina con la edad que pueda influir en los resultados obstétricos y perinatales, pero tras el análisis ajustado considerando la edad materna entre otras variables, los resultados no fueron estadísticamente significativos en el caso de los tratamientos con ovocitos propios.
La espermatogénesis tiene lugar constantemente y, por tanto, se generan células nuevas
“Una de las razones que puede ocasionar esta diferencia entre hombres y mujeres es puramente biológica: en los hombres la espermatogénesis tiene lugar constantemente, todos los días y en todo momento y, por tanto, se generan células nuevas. Por el contrario, la mujer tiene los folículos en sus ovarios desde que está incluso dentro del útero de su propia madre, es decir, llevan con ella toda la vida. Y, obviamente, esto influye en las características de la fecundación y todo lo que conlleva a posteriori, ya que los espermatozoides no tienen la edad que presentan los óvulos al intentar fecundarlos”, comenta la Dra. Navarro.
“Partiendo de la base de que por edad paterna avanzada se entiende un varón de mínimo 40 años, en el caso de edades más tardías son los problemas médicos asociados al envejecimiento los que hacen que la calidad del semen no sea la óptima y pueda dar lugar a un riesgo algo más elevado de enfermedades en el bebé, aunque son muy poco frecuentes. La fertilidad masculina es un campo aún algo desconocido en materia científica, por lo que en IVI, conscientes de ello, seguimos investigando día a día para afrontar los retos que ésta presenta”, concluye el Dr. Garrido.