Redacción Farmacosalud.com
Según el estudio ‘Mitigación de la exposición laboral a radón en España: un estudio transversal con entrevistas’, publicado en ‘Gaceta Sanitaria’, la revista científica de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS), aproximadamente el 50% de los empleadores (instituciones y empresas) no toman ninguna medida tras observar concentraciones elevadas de radón -un gas potencialmente cancerígeno- en sus centros de trabajo. Y eso que resolver este problema no debería ser demasiado complicado, tal y como sostienen la Dra. Lucía Martín-Gisbert y el Dr. Alberto Ruano Raviña, coautores del nuevo artículo: “la solución va a depender del nivel de radón del lugar de trabajo y del tipo de construcción, si tiene ventilación forzada ya instalada o no, y del presupuesto disponible. Cabe destacar que, en la gran mayoría de las situaciones, la reducción de la concentración de este gas es posible y, además, puede hacerse de una forma relativamente sencilla”.

Dra. Lucía Martín-Gisbert y Dr. Alberto Ruano Raviña
Fuente: Dra. Martín-Gisbert / CRETUS
El radón es un gas radiactivo, incoloro e inodoro que está presente en muchas edificaciones; es la segunda causa de cáncer de pulmón en el mundo, sólo por detrás del tabaco. El radón se infiltra y acumula principalmente en, laboralmente hablando, oficinas mal ventiladas o sótanos mal aislados del subsuelo, todos ellos espacios ubicados en zonas con una geología que predispone a la concurrencia de dicho elemento químico.
Sellado de fisuras, arqueta de succión…
“El Instituto de Ciencias de la Construcción Eduardo Torroja del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) tiene un documento que consideramos de consulta más que recomendable para cualquier empresa/institución que detecte niveles de radón por encima del nivel de referencia. Se trata de la ‘Guía de Rehabilitación Frente a Radón’, en la que pueden encontrarse las medidas más recomendables para las distintas casuísticas, que son desde un sellado de fisuras cuando los niveles de radón no excedan por mucho el nivel de referencia, hasta una arqueta de succión (despresurización del terreno), o una cámara de aire ventilada bajo el edificio (en caso de tener una cámara de aire / forjado sanitario preexistente) en los casos en los que se exceden los 600 Bq/m3,* en este último caso para edificios de nueva construcción”, comentan ambos expertos.
*Bq: bequerelio, unidad que mide la actividad radiactiva
“Las nuevas edificaciones y lugares de trabajo, si han seguido adecuadamente el Código Técnico de Edificación, estarían construidas ya de inicio a prueba de radón”, apuntan Martín-Gisbert y Ruano Raviña, a su vez miembros del Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública (CRETUS) de la Universidad de Santiago de Compostela (A Coruña). Precisamente, el nuevo estudio ha sido elaborado por investigadores de este centro universitario, siendo la primera vez que se evalúa en España y en Europa el porcentaje de empleadores que reducen el radón tras la medición de este gas en los centros laborales.
No se arguyeron motivos económicos para justificar la ausencia de acciones mitigadoras
La mitad de los empleadores no llevaron a cabo ninguna acción para disminuir los niveles de radón al no poseer los conocimientos necesarios para actuar ante esta amenaza, ya que muchos de los responsables de esas empresas no lo percibían como un riesgo para la salud. Entre quienes sí actuaron, sólo una empresa completó correctamente el proceso de mitigación, un tipo de corrección que implica reducir los niveles de radón en el lugar de trabajo y verificar posteriormente que éstos no superan los 300 Bq/m3.
Por cierto, en ningún caso se arguyeron motivos económicos para justificar la ausencia de medidas mitigadoras. “En ninguno de los casos se mencionó ni se sugirió que el coste fuera una barrera. Este nos parece un resultado muy relevante y revelador, y muestra que en España la respuesta frente al radón es aún muy inmadura… los empleadores todavía no se acercan al punto de plantearse seriamente una puesta en marcha de acciones correctoras y, por lo tanto, plantearse un presupuesto”, señalan los Drs. Martín-Gisbert y Ruano Raviña.

Autor/a de la imagen: Francescoscatena
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“Es un resultado que -agregan-, aparte de útil es además un gran ejemplo de por qué es importante realizar estudios observacionales, dado que son investigaciones que nos permiten entender qué barreras reales existen en cualquier problemática de salud pública, al tiempo que nos posibilitan ir más allá de las conjeturas. Gracias a esos estudios, trabajamos con evidencias directas que pueden darnos información que no esperábamos y, como consecuencia de ello, aportarnos nuevos conocimientos”.
“Una de las conclusiones de nuestro estudio es que, ante todo, se necesita dar información clara sobre los riesgos que supone el radón y sobre qué deben hacer los empleadores para proteger a sus trabajadores y dar cumplimiento a la nueva regulación. Son los empleadores los que tienen la obligación de proteger la salud de los trabajadores. Sin embargo, hay un desconocimiento casi total sobre este riesgo ocupacional, y también sobre cómo gestionarlo”, argumentan los dos coautores del artículo científico.
¿Provisión de fondos públicos para las correcciones en pequeñas empresas?
Tanto la Dra. Martín-Gisbert como el Dr. Ruano Raviña creen que podría ser conveniente que la Administración pública española, ya fuera con fondos propios o con fondos europeos, financiara las obras de mitigación en aquellos centros laborales con escaso margen de maniobrabilidad financiera: “en cuanto al apoyo económico, es muy posible que sea necesario dar apoyo a las pequeñas empresas para proteger a todos los trabajadores… pensamos, por ejemplo, en una peluquería o una tienda local. En cualquier caso, estas pequeñas empresas, aparte del apoyo económico, van a necesitar en primer lugar esa información clara y accesible sobre cómo reducir de forma adecuada y razonable la exposición al radón”.
Este gas se origina de manera natural en el suelo y las rocas, infiltrándose en edificios y acumulándose en espacios cerrados. El radón está clasificado como cancerígeno por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y se estima que es el responsable del 4% de los casos de cáncer de pulmón en España, según un informe del Ministerio de Sanidad.
A pesar de que desde 2018 existe una normativa europea que exige a los empleadores medir los niveles de radón e intervenir para disminuirlos si se superan los 300 Bq/m3, la realidad muestra que la mayoría de las empresas afectadas no han implementado medidas efectivas. Además, en España, desde junio de 2024 es obligatorio realizar mediciones en aquellos lugares de trabajo ubicados en zonas con alto potencial de radón, y mitigarlo cuando se exceda ese nivel de referencia, según recuerdan los investigadores.
‘Mejorar las tasas de mitigación del radón en los lugares de trabajo es una importante área de mejora. Los empleadores necesitan orientación, ejemplos de buenas prácticas, herramientas y disponibilidad de servicios de mitigación para cumplir con los nuevos requisitos regulatorios en España’, se lee en el apartado de conclusiones del nuevo estudio.

Desde junio de 2024 es obligatorio medir el radón en lugares de trabajo ubicados en zonas de alto potencial de radón (en rojo), y tomar acciones de mitigación cuando se superen los 300 Bq/m3. Tras mitigar se debe volver a medir para confirmar si la corrección ha resultado exitosa (radón<300 Bq/m3)
Difusión: SESPAS / La Tro(b)adora