Redacción Farmacosalud.com
La vasculitis es un conjunto de enfermedades cuyo nexo en común es la inflamación de los vasos sanguíneos (arterias, venas…), que provocan una disminución del flujo vascular o una interrupción completa del mismo. “Su causa es desconocida, pero se podría deber a una respuesta inmunológica inapropiada desencadenada por uno o más agentes externos (ambientales o infecciosos) que actuarían en individuos genéticamente susceptibles”, según ha puesto de manifiesto la Dra. Paz Collado, reumatóloga del Hospital Universitario Severo Ochoa de Madrid. Respecto a los signos de alerta, -explica la experta-, existen ciertos hallazgos clínicos, como fiebre prolongada de origen desconocido, determinadas lesiones cutáneas, afectación multisistémica (especialmente renal, pulmonar o cardiovascular) y/o neuropatía periférica de causa no determinada, que deben hacer considerar la posibilidad diagnóstica de un cuadro de vasculitis, particularmente en los niños más pequeños.
De hecho, los niños, aunque de modo poco frecuente, también pueden sufrir vasculitis, han apuntado desde la Sociedad Española de Reumatología (SER). A juicio de la experta, “con frecuencia, el diagnóstico en los niños suele ser difícil y, consecuentemente, tardío, lo cual suele asociarse a una importante morbi-mortalidad”. En este colectivo, estas patologías están relacionadas con la Enfermedad de Kawasaki (EK) y con Púrpura de Schönlein-Henoch (PSH), ambas vasculitis son agudas y de curso autolimitado en la mayoría de los casos, pero existe un riesgo de daño renal descrito en algunos pacientes PSH y nefritis, y un riesgo de desarrollar aneurismas coronarios en la EK. “Estas vasculitis infantiles suelen ser autolimitadas con buen pronóstico, aunque en ocasiones recurren o se complican”, ha indicado la doctora Collado.
Tratamientos para las dos vasculitis
En las dos vasculitis, el objetivo del tratamiento contempla dos aspectos importantes: primero tratar la fase aguda en la que las medidas de soporte y el tratamiento sintomático son esenciales y, segundo, hay que prevenir y tratar las complicaciones específicas para cada una. En la PSH, las lesiones cutáneas se resuelven con reposo. Por lo general el tratamiento con corticosteroides se indica si hay síntomas abdominales o articulares intensos, aunque su uso rutinario no está recomendado. Mientras que en la Enfermedad de Kawasaki el tratamiento agudo va dirigido a reducir los procesos inflamatorios del miocardio y las arterias coronarias, y posteriormente reducir el riesgo de trombosis coronaria. Las imnunoglobulinas en infusión intravenosa y el ácido acetilsalicílico son los dos principales fármacos que han demostrado su eficacia en esta patología.