Redacción Farmacosalud.com
El Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) y la Sociedad Española de Cardiología (SEC) han presentado un proyecto pionero en España: ‘TREatment with Beta-blockers after myOcardial infarction withOut reduced ejection fracTion (REBOOT)’. En palabras del Dr. Borja Ibáñez, su investigador principal, “el ensayo tiene la ambiciosa vocación de cambiar las guías de práctica clínica tras el infarto agudo de miocardio”. Para ello, se testará el efecto de mantener el tratamiento con betabloqueantes tras el alta hospitalaria por un infarto a un total de 8.468 pacientes.
Los betabloqueantes son unos fármacos a través de los cuales se consigue reducir la frecuencia cardiaca, la presión arterial y la contractilidad (fuerza del corazón) favoreciendo la diástole cardiaca (llenado) y, con ello, mejorar la función del corazón y el flujo de sangre a las arterias coronarias. Pese a que la mayor parte de la evidencia proviene de una época donde no se realizaba reperfusión a los pacientes (restauración del suministro sanguíneo al tejido cardiaco que está isquémico), los betabloqueantes están aprobados en las guías de práctica clínica tanto Europeas como Americanas desde hace décadas para el tratamiento tras un IAM.
“Aunque no existe evidencia de su beneficio clínico en pacientes sin disfunción sistólica ventricular izquierda, se prescriben de manera muy frecuente”, indica el Dr. Manuel Anguita, presidente de la SEC. “Tanto la prescripción como la no prescripción de betabloqueantes en este tipo de pacientes son opciones válidas actualmente”, puntualiza.
Estudio inédito en la era de la reperfusión del infarto
Concretamente, REBOOT pretende estudiar por primera vez en la era de la reperfusión del infarto si la administración o no de betabloqueantes en este tipo de pacientes influye en la incidencia de muerte, reinfarto o ingreso por insuficiencia cardiaca. Aunque las cifras precisas son difíciles de calcular, cada año en España ocurren cerca de 100.000 infartos sin disfunción sistólica ventricular izquierda. Estos pacientes son dados de alta de manera casi universal con dos fármacos antiagregantes (aspirina y un inhibidor de P2Y12), estatinas, IECAS, betabloqueante y un protector gástrico. En muchos casos se asocian otro tipo de medicaciones. Salvo el inhibidor de P2Y12 y el protector gástrico, el resto de medicación actualmente se prescribe de por vida.
El Dr. Valentín Fuster, director general del CNIC y co-investigador principal del estudio, explica que “uno de los principales talones de Aquiles del tratamiento del infarto es que la adherencia al mismo es baja, siendo el número de medicaciones prescritas uno de los principales factores que contribuyen a esta baja adherencia. Es por ello que se ha desarrollado una polipíldora que incluye aspirina, estatina e IECA. El uso de esta polipíldora se ha demostrado que aumenta la adherencia a la medicación”.
Los betabloqueantes, pese a tener un perfil de seguridad muy alto y ser muy baratos (ya están fuera de cualquier patente), no están exentos de posibles efectos adversos que pueden limitar la calidad de vida de los pacientes y que incluyen astenia, debilidad y en algunos casos disfunción eréctil. “Pensemos que muchos pacientes que sufren un infarto están en edad media y les quedan muchas décadas por delante y la calidad de vida es un factor muy relevante a tener en cuenta”, apunta el Dr. Ibáñez. “Es por ello que conocer si realmente son necesarios en este tipo de pacientes es de importancia capital. Si no se mostrasen eficaces en este tipo de pacientes post-infarto, no se prescribirían y esto podría resultar en un aumento de la adherencia de los pacientes a medicaciones que sí se han mostrado eficaces y además evitar posibles efectos adversos que pueden limitar la calidad de vida de los pacientes”, aclara el especialista.
Primer ensayo de este tamaño en España, sin estar relacionado con la industria
La investigación reclutará a un total de 8.500 pacientes que serán aleatorizados a recibir tratamiento o no con betabloqueantes. Se les someterá a un seguimiento mínimo de dos años y un máximo de tres, y se registrará la incidencia de eventos clínicos, así como la adherencia al tratamiento aleatorizado, que serán documentados a los 3, 15 y 36 meses. En una sub-muestra de 1.000 pacientes se evaluará también la calidad de vida de los pacientes durante el seguimiento. “El diseño del estudio es muy innovador, tratándose de un ensayo pragmático muy cercano a la vida real, es decir, sin grandes restricciones en cuanto a criterios de inclusión”, explica Anguita. “Aunque lo más novedoso es que resulta el primer ensayo propio que se realiza en nuestro país de este tamaño, sin estar relacionado con la industria; algo que sí es frecuente en países como Suecia o el Reino Unido. España tiene mucho talento, pero hasta la fecha ha sido muy difícil poder conseguir que alguno de estos proyectos pudiera salir a la luz”, apostilla Ibáñez.
El CNIC, con el apoyo de la SEC y el CIBERCV, ha logrado finalmente que REBOOT pueda llevarse a cabo, gracias a la colaboración altruista de 55 hospitales españoles y 25 italianos. “Cabe destacar que éstos participan con el único interés de contribuir a la mejoría del conocimiento y del cuidado de los pacientes. Además, no sólo serán grandes hospitales con tradición investigadora los que colaborarán, sino también hospitales de mediano y pequeño tamaño”, apunta el Dr. Anguita, quien ha hecho un llamamiento para que sean aún más centros españoles los que se sumen a este extenso proyecto. Los hospitales interesados pueden contactar en la cuenta del ensayo reboot@cnic.es. El ensayo se implica en la línea 2 del CIBERCV, que busca mejorar el tratamiento del infarto agudo de miocardio.
El tema investigado es de tanta relevancia clínica que se van a iniciar en Europa otros tres ensayos clínicos similares a REBOOT en Suecia, Noruega y Dinamarca. En total, serán más de 20.000 pacientes con características similares aleatorizados a recibir betabloqueantes o no después de un infarto sin disfunción ventricular. “El hecho de ‘correr’ en paralelo no solo medirá nuestro potencial para estar a la altura de los países que tienen tradición de realizar ensayos clínicos grandes, sino que permitirá realizar meta-análisis juntando todas las cohortes”, concluye Ibáñez.
Avances frente a la cardiotoxicidad derivada de la quimioterapia
A pesar de que en los últimos años se han logrado grandes avances en el tratamiento del cáncer, también han quedado demostrados los graves efectos secundarios que experimentan los pacientes. Entre ellos, la cardiotoxicidad producida por los tratamientos antineoplásicos es uno de los efectos secundarios más importantes, repercutiendo negativamente tanto en la calidad de vida como en la morbimortalidad. Los investigadores del CIBER de Enfermedades Cardiovasculares (CIBERCV), del grupo cardioCHUS del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago, liderados por José Ramón González Juanatey, trabajan en la prevención o tratamiento de la cardiotoxicidad a través de terapias específicas. En un estudio[1] reciente de Ricardo Lage e Isabel Moscoso y financiado por la Fundación Mutua Madrileña, han demostrado que la omentina disminuye el daño inducido por el docetaxel en cardiomiocitos, sugiriendo que los niveles de esta proteína podrían modular la tendencia al desarrollo de cardiotoxicidad en pacientes oncológicos.
Según Lage, “en el trabajo evaluamos los efectos del tratamiento con omentina frente a la toxicidad inducida por docetaxel, un fármaco ampliamente prescrito en el manejo del cáncer de mama y cuyo uso se ha asociado a problemas electrofisiológicos, isquémicos e insuficiencia cardiaca”. Los investigadores han demostrado en este estudio que la omentina inhibe la muerte celular inducida por docetaxel. La pérdida de cardiomiocitos es uno de los determinantes principales en la progresión de la disfunción cardiaca. Aunque la omentina no logró reducir el estrés oxidativo inducido por el fármaco, sí fue capaz de disminuir el estrés del retículo endoplásmico sugiriendo su posible papel cardioprotector frente a la toxicidad por este tipo de fármacos.
Resultados de seguridad favorables de apixaban
Por otro lado, la Alianza Bristol-Myers Squibb-Pfizer ha presentado durante la 68ª Sesión Científica Anual del American College of Cardiology (ACC) 2019 en Nueva Orleáns, y publicado simultáneamente en ‘New England Journal of Medicine’, los resultados del ensayo clínico AUGUSTUS que evalúa apixaban frente a antagonistas de la vitamina K (AVK) en pacientes con fibrilación auricular no valvular (FANV) y síndrome coronario agudo (SCA) reciente y/o sometidos a intervención coronaria percutánea (ICP).
Los resultados han demostrado que, en pacientes que recibieron un inhibidor de P2Y12 con o sin aspirina (tratamientos antiagregantes), la proporción de sangrado mayor o no mayor clínicamente relevante (NMCR) a los seis meses fue significativamente menor en los tratados con apixaban en comparación con los tratados con un AVK.
Referencias
1. Omentin protects H9c2 cells against docetaxel cardiotoxicity. Lage R, Cebro-Márquez M, Rodríguez-Mañero M, González-Juanatey JR, Moscoso I. PLoS One. 2019 Feb 22;14(2):e0212782. doi: 10.1371/journal.pone.0212782.