Redacción Farmacosalud.com
Con la llegada de la primavera, es inevitable pensar en las clásicas alteraciones asociadas a esta estación, como las alergias a pólenes y la astenia primaveral. Pero, según la doctora Beatrice Madalina Morna Bejenaru, miembro del grupo de Alergias de CAMFiC (Societat Catalana de Medicina Familiar i Comunitària) [Sociedad Catalana de Medicina Familiar y Comunitaria], durante la época primaveral hay que tener muy en cuenta también las infecciones gastrointestinales bacterianas por Salmonella o Shigella, “que proliferan debido al aumento de la temperatura y la humedad del ambiente”. La Salmonella causa la salmonelosis, una afección de transmisión alimentaria, mientras que la infección por Shigella es típica de una contaminación fecal-oral.
A continuación, se repasan las patologías observadas de forma más habitual en las consultas de Atención Primaria durante dicha estación:
La astenia primaveral
La astenia primaveral se considera un trastorno adaptativo pasajero que padece una parte de la población con el paso del invierno a la primavera y que se manifiesta con cansancio, falta de energía, irritabilidad, ansiedad, falta de apetito, alteración del sueño, disminución de la libido, problemas de concentración y falta de motivación. Las causas de estos trastornos son cambios hormonales (disminución de la secreción de endorfinas, serotonina y melatonina) y alteraciones en el ritmo biológico que aparecen en respuesta a las nuevas condiciones ambientales como el aumento de la temperatura y presión atmosférica, incremento de las horas de luz diurna y el cambio de las rutinas diarias. “No hay un tratamiento específico de la astenia primaveral, pero sí hay medidas para minimizar estos síntomas, que son básicamente llevar una vida saludable y ordenada con una dieta equilibrada para fortalecer el organismo y las defensas”, explica la doctora Morna.
“No hay que tomar vitaminas sintéticas, sino hacer una dieta variada y rica en frutas, verduras y hortalizas asociadas a los alimentos de origen animal (carne, pescado y huevos). Hay alimentos que favorecen la producción de serotonina (conocida como la hormona de la felicidad) como son los cereales integrales, el aceite de oliva, el pescado azul, las semillas de girasol, las nueces o los quesos frescos. Hay que mantener el cuerpo bien hidratado bebiendo unos dos l. agua / día. Realizar un ejercicio físico moderado y con regularidad: caminar, nadar, montar en bici, etc estimula la producción de endorfinas, que son las hormonas del bienestar y del optimismo”, argumenta.
Por otro lado, hay que intentar dormir 8 horas diarias, llevar un ritmo de vida ordenado con horarios fijos para comer y acostarse, y realizar actividades placenteras con el fin de levantar el ánimo y combatir la desmotivación y la tristeza primaveral.
La alergia al polen
Las enfermedades alérgicas en España afectan a un 30% de la población, esto es, a 16 millones de personas. Entre los alérgicos, aproximadamente la mitad lo son a pólenes de plantas, algo que se agrava con la primavera. Según Morna, la “Atención Primaria y el médico de familia suele ser el primer escalón que atiende, diagnostica y controla a los pacientes con alergia a pólenes”. En España, unos 8 millones de personas ya son alérgicas a estos granos vegetales, mientras que las previsiones de futuro indican que 1 de cada 4 españoles serán alérgicos a ellos.
Todas las plantas se reproducen por pólenes, pero no todos dan problemas alérgicos. Según el doctor Ángel Moral, presidente del Comité de Aerobiología de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), en España “las especies que más síntomas producen en orden decreciente son: gramíneas, olivo, ciprés, salsola, plátano de sombra y parietaria. En determinadas zonas geográficas pueden ser importantes otros pólenes, como la palmera en Elche o el abedul en Galicia”.
El efecto de la contaminación y el cambio climático comportan, además, que haya un aumento de la cantidad y agresividad del polen y que se incremente el tiempo de exposición al mismo. “El efecto de la polución hace, pues, que haya más alergias en las ciudades que en las zonas rurales”, afirma la doctora Morna.
Las patologías alérgicas primaverales más frecuentes son rinitis, conjuntivitis y bronquitis alérgicas. En las formas leves y moderadas el tratamiento es sintomático con antihistamínicos orales y tópicos, en el caso de las conjuntivitis, y corticoides tópicos nasales en las rinitis alérgicas. Se deriva a atención especializada a los pacientes con clínica moderada-severa que pueden beneficiarse de la inmunoterapia o la vacunación específica para cada tipo de polen. Las vacunas contienen extractos de proteínas de pólenes y se aplican en forma inyectable o por vía oral, en dosis progresivas para generar así una tolerancia del sistema inmune. “La inmunoterapia debe considerarse siempre como herramienta terapéutica, dado que es el único tratamiento que puede modificar la evolución natural de la patología alérgica. A largo plazo, la inmunoterapia disminuye los gastos en uso de fármacos y en servicios médicos y mejora, además, la calidad de vida del paciente”, asegura la experta.
Conjuntivitis primaveral
La conjuntivitis primaveral es una reacción conjuntival alérgica causada por la exposición a pólenes de árboles (olivo, plátano, ciprés) y de gramíneas. Puede afectar a personas de cualquier edad, aunque es más típica en niños, adolescentes o adultos jóvenes. El picor es el síntoma principal. Suele aparecer en los dos ojos y se asocia a lagrimeo, ojo rojo, hinchazón de párpados, secreción y dolor ocular. Puede presentarse sola o asociarse a rinitis alérgica, dermatitis atópica o urticaria.
El tratamiento de las conjuntivitis alérgicas estacionales leves son los antihistamínicos tópicos. En casos moderados o con afectación nasal o cutánea, se añaden antihistamínicos por vía oral. En casos más severos está indicada la asociación de corticoides tópicos bajo estricta supervisión médica. “Como medidas de prevención se debe evitar la exposición al alérgeno causante, aunque esto puede ser complicado en muchos casos. Evitar o reducir salidas al campo, cerrar las ventanas, usar aire acondicionado con filtros y el uso de gafas de sol en periodos de polinización son métodos aconsejables. Cuando la exposición ya se ha producido, lavados con suero fisiológico o lágrimas artificiales pueden servir para limpiar los alérgenos de la superficie ocular, reduciéndose el tiempo de contacto”, precisa la especialista.
Infecciones virales
Durante este invierno en España se han registrado, en general, temperaturas bajas. Es por ello que uno puede pensar que las ‘ganas’ de gozar del sol y el aire libre tras el frío pueda desencadenar la aparición de nuevos resfriados, por el hecho de que la gente se saque ropa de abrigo antes de tiempo. “Con la llegada del buen tiempo aumentan las enfermedades alérgicas, pero también las patologías infecciosas, sobre todo respiratorias -destaca la miembro del grupo de Alergias de CAMFiC-. Los cambios bruscos de temperatura favorecen la aparición de infecciones virales como la gripe, laringitis, faringitis, otitis o sinusitis. Las poblaciones más expuestas son niños pequeños, adultos mayores y enfermos crónicos”.
“Como prevención -prosigue-, recomendamos abrigarse de forma adecuada, evitar exponerse al frío, evitar los espacios cerrados y muy concurridos (supermercado, cines, grandes superficies comerciales…), lavarse las manos con frecuencia, si se tose o estornuda cubrirse la boca y la nariz para evitar el contagio, y ventilar los espacios”.
Salmonella, shigella, varicela, parasitosis, lesiones…
Las enfermedades primaverales están generalmente relacionadas con el aumento de agentes alergénicos, principalmente pólenes, pero también con la proliferación de virus y bacterias debido al aumento de temperatura y humedad del ambiente, como se ha señalado anteriormente. Aparte de las rinitis, conjuntivitis, asma y bronquitis alérgicas causadas por pólenes, hay otras patologías frecuentes que son atendidas en Atención Primaria durante la primavera, según detalla la doctora Morna:
• Infecciones gastrointestinales bacterianas por Salmonella o Shigella, que proliferan debido al aumento de la temperatura y la humedad del ambiente. Huevos, y frutas y vegetales sin lavar son fuentes frecuentes de estas gastroenteritis. Se recomienda tener un cuidado especial con el lavado de las frutas y verduras.
• Infecciones cutáneas causadas por bacterias y hongos.
• Varicela, que suele ser más frecuente en invierno y primavera, sobre todo en niños.
• Parasitosis por artrópodos como garrapatas, piojos y pulgas.
• Lesiones articulares y ligamentosas como fracturas, esguinces y cortes por el aumento de las actividades al aire libre.
“Las medidas de prevención son sencillas e incluyen vacunas, evitar la exposición al aire libre o el contacto con el alérgeno, reforzar las medidas de higiene -sobre todo lavándonos bien las manos-, y lavar bien toda la fruta y la verdura que queramos consumir”, comenta Morna.
Bibliografía
-SEAIC. http://www.seaic.org/ Microsoft Word - 20180319-SEA-NP PREVISIONES POLEN_LITORALMEDITERRANEO.doc / 4
-https://www.barraquer.com