Redacción Farmacosalud.com
El XXIX Congreso Nacional de la Sociedad Española de Investigación Ósea y del Metabolismo Mineral (SEIOMM), reunión celebrada recientemente en Mallorca, ha sido el escenario en el que se ha dado a conocer un novedoso algoritmo de cribado que utiliza datos de historias clínicas procesados mediante IA (Inteligencia Artificial) para detectar posibles casos de Hipofosfatemia Ligada al cromosoma X (XLH). La nueva metodología, que aún tiene que perfeccionarse, ha arrojado resultados esperanzadores, ya que tiene una precisión del 61% a la hora de categorizar a pacientes de alto riesgo de sufrir XLH, una vez comparada con las opiniones de los expertos.
A partir de una población de referencia de 1.2 M de pacientes, y tras aplicar los criterios de inclusión y exclusión correspondientes, se preseleccionaron 58.034 individuos procedentes de cinco hospitales. Los criterios más frecuentes que presentaban estas personas eran dolor articular y fatiga muscular y, a nivel bioquímico, función renal alterada. Sobre esta población preseleccionada se aplicó el algoritmo, en el marco de un estudio piloto.

Dr. Pedro Arango Sancho
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La herramienta sólo es aplicable en población adulta, pero ya se trabaja en una adaptación pediátrica
“Lo más importante fue que, cuando se compararon ambos sistemas (el algoritmo diseñado en este estudio y la opinión de los expertos), vimos que la experiencia estuvo bastante bien para ser una primera aproximación. Nosotros coincidimos con la nueva metodología en la categorización de 33 de los 54 pacientes clasificados como de alto riesgo. Esto significa, en datos, que el algoritmo tuvo una precisión de aproximadamente el 61% para los de alto riesgo, de en torno al 30-35% para los de riesgo medio y de alrededor del 70% para los de riesgo bajo”, especifica el Dr. Pedro Arango, pediatra de la Unidad de Nefrología del Hospital Sant Joan de Déu Barcelona.
“Esto nos da una idea: la de haber realizado un estudio piloto que sienta las bases para seguir potenciando y refinando el algoritmo. Sabemos que aún hay ciertas limitaciones, como el hecho de que el actual diseño de la herramienta la haga aplicable sólo en población adulta. Sin embargo, estamos trabajando ya en otro algoritmo adaptado a la población pediátrica con el fin de detectar casos que hayan podido pasar desapercibidos. La verdad, estamos muy contentos con esta nueva metodología avanzada porque creemos que puede llegar a ser una herramienta muy, muy útil en el futuro”, sostiene Arango.
“Mediante el algoritmo se pretende facilitar el cribado inicial al clínico”
“La IA ha sido establecida como estrategia o como medida para poder llevar a cabo este proyecto por el hecho de que su uso permite estandarizar y extrapolar el método, lo que a su vez posibilitará conseguir que la XLH no sea una enfermedad cuya detección dependa de la expertise* de quién la valora o de quién piensa en ella, como ocurre a día de hoy. Con todo ello, se busca que la patología sea diagnosticada en mayor medida, dado que mediante el algoritmo se pretende facilitar el cribado inicial al clínico, reduciendo así la posibilidad de que se omitan casos potenciales. De este modo, podrían identificarse casos de posible riesgo para que, posteriormente, el facultativo pudiera profundizar en la evaluación del paciente señalado. En otras palabras, el algoritmo actuaría como una herramienta de soporte al clínico”, explica el especialista.
*expertise: habilidad o conocimiento especial
El nuevo sistema utiliza una tecnología que se llama Procesamiento de Lenguaje Natural (PLN), cuya aplicación permite extraer información de historias clínicas informatizadas. En esta ocasión, se empleó en cinco hospitales españoles para luego, a partir de los datos obtenidos, establecer categorías de riesgo: riesgo alto, intermedio o bajo (según la combinación de factores que se hayan establecido para tener una hipofosfatemia mediada por FGF23). Aquí no únicamente se incluyó la XLH, sino también otra enfermedad: la osteomalacia inducida por tumor (TIO).
Durante la prueba piloto, se configuró un subgrupo de datos anonimizados que fue compartido con cinco clínicos expertos en la materia con el fin de validar el algoritmo. “De una forma completamente anónima y ciega, es decir, sin saber qué había determinado el algoritmo de riesgo para esos pacientes, cada uno de nosotros elaboró su propia clasificación basada en la información disponible. Luego, se comparó el riesgo determinado por el algoritmo con la opinión que teníamos, nosotros, los expertos”, comenta el Dr. Arango.

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En cuanto a las variables utilizadas, fueron principalmente de tipo clínico. Con ellas, se pretendía evaluar si el sujeto presentaba algún rasgo de la sintomatología típica de este tipo de hipofosfatemias. También se contemplaron variables bioquímicas, que se obtenían de analíticas de sangre, incluyendo parámetros como el fosfato. A partir de la combinación de los diferentes indicadores, el algoritmo realizaba las tres determinaciones de riesgo y, posteriormente, los resultados se comparaban con la clasificación clínica de los facultativos.
Deformidades esqueléticas, arqueamiento de las piernas…
La XLH es una afección rara que cursa con déficit de fosfato y que se manifiesta en la infancia. Estos pacientes pediátricos sufren deformidades esqueléticas, arqueamiento de las piernas, anomalías craneales, retraso motor, talla baja, debilidad muscular y dolor óseo y articular. La detección temprana es clave, puesto que la baja prevalencia de la XLH y el escaso conocimiento clínico sobre la patología son factores que contribuyen, en ocasiones, al infradiagnóstico.
Otro contratiempo serio es el diagnóstico tardío de la XLH, ya que "puede tener muchas repercusiones, sobre todo desde el punto de vista funcional. Con todo, es verdad que tenemos en cuenta a los pacientes aquejados del fenotipo clásico, que son aquellos cuyo aspecto es muy característico de una XLH, de ahí que estos pacientes no suelan pasar desapercibidos. De hecho, y a pesar de que hemos visto algunos casos más extremos, son cuadros que no suelen pasar inadvertidos”, refiere el galeno.
“Pero aquellos pacientes que presentan menos afectación física asociada (menos estigma físico) sí que podrían pasar más desapercibidos. De ser así, de no ser detectados, la calidad del hueso no podría ser mejorada durante un periodo determinante como es la infancia. Llegarían al final de la etapa pediátrica, a la edad adulta, con un hueso en muy malas condiciones. Esto podría condicionar la aparición de dolores articulares y musculares, problemas de fracturas repetidas, disminución de la calidad de vida y disminución funcional. Todo ello afecta mucho al día a día de los enfermos”, advierte.

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El diagnóstico de la XLH, dificultada por la variabilidad genotipo/fenotipo de la enfermedad
La XLH, la hipofosfatemia ligada al X, es el raquitismo hipofosfatémico genético mediado por FGF23 más frecuente en la población mundial, estimándose que pueden padecerlo 1 de cada 20.000 recién nacidos. Se trata de una alteración que comporta que el riñón y el intestino no sean capaces de absorber adecuadamente el fosfato. “Ese fosfato que se pierde por la orina y en el intestino de forma aumentada dificulta la formación correcta del hueso y hace que los huesos de los niños en crecimiento puedan arquearse, dando lugar al raquitismo. En el adulto genera una mala calidad ósea que acaba causando lo que llamamos osteomalacia”, detalla Arango.
La variabilidad genotipo/fenotipo de la enfermedad es otro de los problemas que dificultan el diagnóstico de la XLH. Esto significa que es una patología en la que la alteración genética no va a determinar siempre cómo va a ser la gravedad de la afección. Así, puede pasar que pacientes que tienen la misma mutación en el mismo sitio del gen que causa la dolencia, el gen PHEX, presenten afectaciones completamente diferentes en cuanto a niveles de gravedad, siendo por lo tanto algunas muy leves y otras muy severas.
Como consecuencia de la mencionada variabilidad, pueden verse pacientes muy severos que debutan con el fenotipo característico, que son las piernas arqueadas o el ensanchamiento de las muñecas de la zona metafisaria, pero también a otros que realmente no presentan tantas características óseas externas y cuya afectación en la edad adulta es confundida, a veces, con la osteoporosis o la fibromialgia, debido a que sufren “dolores crónicos funcionales que les limitan en su actividad diaria”, manifiesta el pediatra de la Unidad de Nefrología del Hospital Sant Joan de Déu Barcelona.




