Redacción Farmacosalud.com
Un equipo de cirugía cardíaca del Hospital Sant Joan de Déu Barcelona ha intervenido con éxito un niño rumano de 10 años que presentaba una grave cardiopatía congénita que ponía en riesgo su vida y le impedía incluso sostenerse en pie o caminar. El menor nació con una atresia pulmonar, una malformación del corazón que impide que la sangre llegue a los pulmones para oxigenarse porque, en el caso de Eduard, la arteria encargada de llevarla era extremadamente fina -de sólo tres milímetros de diámetro- y estaba prácticamente obstruida. Para suplir esta deficiencia, el corazón del pequeño había buscado como circulación alternativa otros vasos sanguíneos. El resultado es que, a los diez años, Eduard presentaba una saturación de oxígeno en la sangre del 65%.
Los médicos de su país le diagnosticaron la enfermedad cuando sólo tenía dos meses de vida. La familia recorrió entonces a centros de otros países buscando una segunda opinión y facultativos de Alemania le prescribieron un medicamento vasodilatador para mejorar la circulación sanguínea. La abuela materna explica que, gracias a este tratamiento, Eduard “podía ir al colegio, pero no podía hacer grandes esfuerzos, como correr o jugar al fútbol, porque estaba muy débil”.

Fuente: Hospital Sant Joan de Déu
Empeoramiento a los nueve años de edad
A los nueve años, en cambio, el niño empeoró notablemente. “Le cambiaron la medicación y todo fue a peor. Llegó un momento que no podía sostenerse en pie sin marearse”, relata la abuela. El niño acabó ingresado en un hospital de su país natal. “Pero los médicos nos dijeron que no lo podían operar -explica- que no podían hacer nada más por él, que nos lo lleváramos a casa y esperáramos el desenlace. No podíamos rendirnos y volvimos a buscar una solución para Eduard”. Fue así como solicitaron información al Departamento de Atención Privada Internacional del Hospital Sant Joan de Déu Barcelona y se reunieron con el cirujano cardíaco Stefano Congiu.
El 16 de octubre de 2025 Eduard viajaba a Barcelona en un avión medicalizado y quedaba ingresado en la UCI del Hospital Sant Joan de Déu. Una semana después, el día 22, entraba en quirófano. “El caso de Eduard era muy complejo”, explica Congiu, el cirujano que lideró la intervención, y añade: “en nuestro país, a estos niños los operamos a los dos o tres años de vida. Por eso, no vemos casos tan graves como el de Eduard. Y por eso también, la intervención que le hicimos fue paliativa. Dada la complejidad de su caso, no podíamos aspirar a curarle en ese momento, sino a mejorar su calidad de vida”. El equipo médico que intervino a Eduard consiguió aumentar el tamaño y el flujo de sangre de sus arterias pulmonares, que apenas se habían desarrollado.
Dado de alta a los ocho días
El niño se recuperó muy rápidamente. Pocos días después de la intervención, su saturación de oxígeno se elevó al 85% y pudo volver a caminar. Ocho días después fue dado de alta y pudo regresar a su país. Ahora el equipo médico seguirá de cerca su evolución de acuerdo con el cardiólogo de su lugar de origen que lo trata. “Dentro de un año -prosigue Congiu- veremos si es necesario hacerle otra intervención e incluso si podemos plantearnos una cirugía correctora.”
A Eduard y a su familia les ha cambiado la vida. “Antes de la operación, Eduard no podía caminar ni ir al baño por sí solo, porque cuando se levantaba le bajaba mucho la tensión y el nivel de oxígeno. Ahora, camina y ha mejorado su calidad de vida. Nos sentimos muy contentos y orgullosos con cada pequeño avance”, concluye la abuela del paciente pediátrico.




