Redacción Farmacosalud.com
El manual ‘Probióticos, prebióticos y salud: evidencia científica’ trata de aportar rigor investigador en relación a la eficacia de estos complementos nutricionales, sostiene el doctor Francisco Guarner, gastroenterólogo, expresidente de la Sociedad Española de Probióticos y Prebióticos (SEPyP) y actual miembro de la junta directiva de SEPyP. Como novedad, el libro recoge los recientes descubrimientos acerca de la capacidad prebiótica de fomentar el aumento de butirato, un producto final del metabolismo cuya presencia y acción redunda en una mejora de la función intestinal.
Louis Pasteur determinó, ya en 1885, que ‘los animales no podrían sobrevivir si se les deprivara completamente de los microorganismos comunes’. En las últimas décadas, los científicos se han dado cuenta de que las bacterias y otros microorganismos que conviven con el ser humano, la denominada microbiota o microbioma, tienen un impacto positivo en la salud. Anteriormente, sólo se conocían los efectos no deseados de las bacterias -efectos infecciosos-, “pero despreciábamos el hecho de que la mayoría de ellas están colaborando con nuestra fisiología”, comenta Guarner. Una vez conocidas las virtudes de la microbiota, se abrieron las puertas a la posibilidad de utilizar las bacterias con fines terapéuticos o saludables. En los años 2001 y 2002, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) crearon un grupo de trabajo con el objetivo de encontrar una definición exacta para los probióticos, que son bacterias o microorganismos que se administran para ejercer un efecto beneficioso en la salud. Se generaron entonces una serie de guías en las que se recoge qué procedimiento debe seguirse para determinar, desde un punto de vista científico, cuáles de estos productos tienen propiedades saludables.
Algunos de los productos comercializados carecen de evidencias científicas
Aunque las guías existen desde el año 2002, el doctor destaca que, legislativamente hablando, para poner un suplemento nutricional en el mercado de Europa y Estados Unidos no se tiene “que hacer ningún estudio de eficacia, sino simplemente describir muy bien el contenido del producto… y si el contenido no es tóxico, se puede poner en el mercado. Entonces, nos hemos encontrado con que hay productos que realmente son probióticos o prebióticos -porque se han estudiado siguiendo las recomendaciones y las guías que propuso la FAO y la OMS-, pero también hay productos que han ido directamente al mercado sin pasar ningún tipo de estudio previo o, por lo menos, pocos estudios previos… sólo estudios de toxicidad. Como la legislación solamente pide que se describa muy bien la composición y que dicha composición no sea tóxica, muchos de esos suplementos nutricionales han llegado al mercado de esa manera, lo que ha comportado que consumidores y también profesionales de la salud hayan podido encontrar algunos de esos productos sin evidencia científica en farmacias o incluso en supermercados -algunos se venden como suplementos nutricionales y pueden adquirirse en estos establecimientos y en tiendas de salud-. Todo ello es lo que nos llevó a hacer una revisión muy a fondo en este libro”.
En resumen, la Sociedad Española de Probióticos y Prebióticos (SEPyP) ha lanzado, en colaboración con la industria, el manual ‘Probióticos, prebióticos y salud: evidencia científica’ con el fin de poner un poco de orden y aportar la certeza técnica necesaria para poder evaluar con garantías la eficacia de los probióticos y prebióticos comercializados o en estudio. Para ello, los autores han revisado concienzudamente qué trabajos se han realizado sobre estos suplementos nutricionales desde el año 2002 siguiendo los criterios y las guías clínicas que propusieron la FAO y la OMS.
Por su parte, el especialista en Farmacia de la compañía Faes Farma, Rafael Esteban, comenta que “el conocimiento sobre la implicación de los probióticos y prebióticos en el bienestar del organismo será uno de los grandes campos de estudio de la medicina en este siglo. Por eso, hemos querido participar en este proyecto, en colaboración con la SEPyP y con otras compañías, para mostrar nuestra apuesta por los proyectos de divulgación y formación en esa área a los profesionales sanitarios”.
Novedades sobre sistema inmune, salud mental y síndrome metabólico, entre otras
El nuevo documento aporta conceptos, datos y recomendaciones en formato condensado, con una amplia bibliografía seleccionada, que permite a los interesados profundizar en las funciones y beneficios tanto de los probióticos como de los prebióticos. El libro se nutre de información extraída de estudios clínicos centrados mayoritariamente en personas sanas, si bien también hay investigaciones relativas a personas aquejadas de alguna patología. La mayor parte de esos estudios van encaminados a mejorar la salud gastrointestinal mediante la administración de probióticos para combatir el estreñimiento, evitar la diarrea en viajes a zonas de riesgo o bien para paliar posibles alteraciones digestivas derivadas de una toma de antibióticos, por poner unos ejemplos. Los prebióticos, por su parte, tienen mucha indicación en estreñimiento.
En la obra, asimismo, hay investigaciones sobre probióticos y prebióticos en relación a la mejora del sistema inmune. “El tubo digestivo es un órgano con muchos elementos inmunocompetentes, contiene muchas células inmunocompetentes que recogen información de lo que transita por el tubo digestivo… se ha visto que tanto prebióticos como probióticos aportan beneficios, por ejemplo, a la hora de mejorar respuestas a las vacunas o de prevenir infecciones en invierno y diarreas gastrointestinales en verano en adultos y personas mayores y también en las guarderías”, expone el doctor Guarner.
Como novedad en probióticos, cabe destacar que el libro ‘Probióticos, prebióticos y salud: evidencia científica’ abre las puertas a estudios más crónicos, es decir, a investigaciones desarrolladas durante períodos más largos de tiempo. El manual presenta otras novedades, como la inclusión de algún trabajo sobre la mejora del estado de ánimo, la apertura de nuevas áreas como las relativas a la salud psíquica y mental (reducción de la ansiedad), y el abordaje del síndrome metabólico. “Vemos niños con hígado graso, niños con exceso de peso, niños con diabetes tipo 2… son alteraciones muy típicas de nuestra sociedad desarrollada… Esa es también un área novedosa. No son estudios de una semana, como pueden ser los de la diarrea, son estudios de 3-4-6 meses”, precisa el gastroenterólogo.
Bifidobacterias, lactobacillus, butirato…
En el terreno de los prebióticos, el libro recoge avances sobre el análisis de la microbiota intestinal. Los prebióticos son complementos nutricionales que se ingieren pero que no alimentan a las personas, sino que llegan a nuestro intestino grueso, donde están la mayoría de las bacterias y los microorganismos, para alimentar a estos seres microscópicos. En otras palabras, son alimentos que nutren a especies de bacterias que nos parecen saludables. “A modo de novedades, hemos visto que con los prebióticos podemos ayudar a crecer a bifidobacterias y lactobacillus, algo que ya sabíamos, pero también a las bacterias productoras de butirato, que es un producto final del metabolismo”, desvela el miembro de SEPyP.
Las paredes del intestino acogen unas células llamadas epiteliales que se caracterizan por recibir escasa alimentación desde la sangre, además de permanecer en un ambiente muy anaerobio (falta de oxígeno). Todas nuestras células necesitan oxígeno, pero esas células intestinales casi no lo tienen y, en vez de nutrirse con glucosa y con oxígeno, se alimentan con butirato. Cuando las bacterias están activas y producen butirato, la pared del intestino está mucho mejor. En cambio, cuando no lo producen, esa pared es más delicada y hay más riesgo de inflamación o de fallo de la función barrera. Y por ahí los prebióticos están avanzando mucho, dado que la ingesta de prebióticos repercute en un aumento de las bacterias productoras de butirato.
Los simbióticos, que se definen como una mezcla de probióticos y prebióticos, también tienen su lugar en el libro, si bien “la industria ha dedicado menos empeño” a desarrollarlos, afirma Guarner. No hay muchos estudios sobre simbióticos, y además la mayoría de ellos son de los últimos 10 años, no de los últimos 5, lamenta el especialista.
Uno de los capítulos, escrito por el prestigioso Gregor Reid
El manual está compuesto por 48 capítulos y en él han participado más de un centenar de autores de reconocido prestigio, la mayoría de los cuales españoles. Los expertos que han participado en el libro son personas del mundo de la medicina (gastroenterología, pediatría), nutricionistas, inmunólogos, microbiólogos y científicos básicos. “Entre las contribuciones extranjeras tenemos que destacar que uno de los capítulos ha sido escrito por Gregor Reid, que fue el que dirigió el grupo de la FAO y de la OMS que en 2002 definió lo que es un probiótico”, explica el doctor.
A juicio de Guarner, “España es, curiosamente, un país bastante puntero en investigación sobre probióticos y prebióticos. Digo ‘curiosamente’ porque aquí se invierte muy poco en investigación. Los recortes en España enseguida restaron dinero para el científico, mientras que en Irlanda, donde la Troika cogió las riendas del Estado, no se tocó ni un céntimo de lo que se invertía en investigación porque se vio que el futuro irlandés estaba relacionado con esta materia. En España, quizás por la dieta mediterránea, por los yogures y por las aceitunas (que están hechas también por fermentación con lactobacilos), ha habido mucho interés por los probióticos y prebióticos. Estamos bien situados, yo diría que estamos en la primera división mundial. Irlanda está mejor que nosotros en esta área, igual que Holanda, Francia y los países nórdicos, pero estamos por ejemplo a la altura de Alemania. A nuestros investigadores se les conoce en todo el mundo; la SEPyP tiene mucha predicación o mucho predicamento en Latinoamérica. De hecho, en nuestras reuniones anuales suelen venir expertos de países latinoamericanos o bien ellos nos invitan a dar conferencias allí”. Uno de los frutos de esa relación científica se traduce, por ejemplo, en la participación de un pediatra de Colombia y otro de Argentina en el libro ‘Probióticos, prebióticos y salud: evidencia científica’.