Redacción Farmacosalud.com
La pandemia de la COVID-19, así como las restricciones a la movilidad y a los encuentros entre personas que ha traído consigo en el último año, sobre todo durante los meses de confinamiento estricto, ha provocado un auge de la psicología online, así como de los cursos de formación virtuales para psicólogos. Esta realidad, que no deja de ser una reacción esperable para hacer frente a una coyuntura excepcional, se ha mantenido, sin embargo, durante los meses con menores datos de contagio y menos restricciones, lo que ha llevado a la Asociación Española de Terapia Gestalt (AETG) a alzar la voz para alertar de que el auge de las terapias y los cursos online está generando “un mercadeo de los recursos terapéuticos low cost online”.
“Hemos asistido por momentos a una recuperación de la movilidad, nuestros centros sanitarios han estado (y en muchos casos siguen estando) autorizados para atender de manera presencial e impartir formación presencial, pero aun así asistimos con sorpresa a un repunte cada vez mayor de cursos, talleres y formaciones virtuales”, afirma Ángel Saavedra, psicólogo sanitario y presidente de la AETG, quien considera que la psicología se puede servir de lo tecnológico y de lo online y ponerlo a su servicio, pero sin llegar al extremo del mencionado “mercadeo de los recursos terapéuticos”.
“Me pregunto si todo esto no puede acabar siendo un fenómeno que desvirtúe nuestro oficio”
“Se están vendiendo recursos terapéuticos online y encapsulados, tratamientos cortos, rápidos y despersonalizados, de usar y tirar, en pequeñas cápsulas de 2, 3 o 4 horas al día. También se están ofreciendo ‘magnificas’ formaciones virtuales donde el sujeto, el alumnado, seducido por ponentes reconocidos y un diseño muy depurado, ha dejado de ser importante para ser considerado un objeto al que se le puede vender un producto”, argumenta.
El terapeuta Gestalt se pregunta hasta qué punto se puede convertir en virtud las medidas excepcionales que se tomaron para hacer frente a una situación extraordinaria, y qué consecuencias pueden tener las mismas para la profesión: “Me pregunto si todo esto no puede acabar siendo un fenómeno que desvirtúe nuestro oficio, que, por otro lado, tantas críticas y ataques ha estado recibiendo últimamente desde algunos sectores por falta de rigor y seriedad”.
Para Saavedra, aunque la terapia online puede servir en casos puntuales y excepcionales, en ningún caso puede suplir a la relación personal que se genera en un encuentro personal. “No es igual lo que ocurre en un encuentro presencial que en uno virtual”, afirma antes de cuestionarse, en el caso de las sesiones online ofertadas por terapeutas Gestalt, “dónde queda el espíritu de la Gestalt, dónde queda todo lo aprendido sobre la importancia de lo experiencial, del aquí y ahora, del contacto, de lo que ocurre en la frontera del contacto; dónde queda la relación terapéutica que se crea con vínculos donde el paciente puede proyectar en el terapeuta, transferir con él e ir trabajando en pro de su recuperación”.
El presidente de la AETG considera al respecto que estas prácticas no representan el espíritu de la Terapia Gestalt desarrollada por Fritz y Laura Perls, así como por maestros como el chileno Claudio Naranjo. “Desde la AETG pensamos que, en una era de búsqueda, convertir a la psicología y, más en concreto, a la terapia Gestalt, en un consumible más, no hace nada bien a nuestra profesión”, concluye a través de un comunicado.