Redacción Farmacosalud.com
Las olas de calor, que en España a menudo superan los 35°C y llegar a alcanzar los 40º o más, no sólo representan un riesgo para la salud cardiovascular o respiratoria, sino que también pueden tener consecuencias importantes para la fertilidad. Incluso para la masculina, que es un aspecto menos conocido que las posibles repercusiones del calor extremo en la fertilidad femenina.
En el caso de los varones que quieren ser padres y que no necesitan recurrir a la reproducción asistida, la exposición prolongada a altas temperaturas puede reducir el número total de espermatozoides y disminuir el recuento de espermatozoides móviles. “Además, puede afectar negativamente a la movilidad espermática y su morfología. La exposición repetida a olas de calor podría tener un efecto acumulativo y más persistente, al sobrepasarse los mecanismos naturales de protección que regulan la temperatura del organismo”, advierte el Dr. José Martín Vallejo, responsable de la clínica de reproducción asistida Ginemed Valencia.

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“De forma similar, en varones que recurren a técnicas de reproducción asistida, una exposición prolongada y constante al calor puede alterar la producción y movilidad de los espermatozoides y aumentar la fragmentación del ADN espermático, lo que podría comprometer la calidad seminal”, destaca el Dr. Martín Vallejo.
Población femenina: afectación en las posibilidades de embarazo, daño en el ADN ovocitario…
En lo relativo a la población femenina, las temperaturas severamente elevadas “pueden alterar la función ovárica, afectando a la ovulación y la posibilidad de embarazo. Además, el calor extremo puede dañar el ADN de los ovocitos y, por tanto, del futuro embrión. También puede provocar alteraciones en el desarrollo embrionario inicial, aumentando el riesgo de aborto”, especifica el facultativo.
Volviendo a la población masculina, cabe destacar que los testículos funcionan a una temperatura específica, aproximadamente 2°C por debajo de la temperatura corporal normal. De modo que la exposición prolongada a un calor que el cuerpo no puede compensar deteriora significativamente la calidad espermática.
La fiebre persistente, uno de los enemigos de la espermatogénesis
Factores cotidianos como el uso de ropa ajustada, el empleo de dispositivos electrónicos que generan calor, la presencia de fiebre persistente y la irrupción de períodos de temperaturas extremadamente tórridas pueden afectar negativamente la espermatogénesis. La ropa ajustada, por ejemplo, puede comprimir los testículos contra el cuerpo, elevando su temperatura y favoreciendo los efectos negativos ya descritos sobre la producción, movilidad y morfología de los espermatozoides.

Dr. José Martín Vallejo
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Con respecto a la fiebre persistente, “el aumento sostenido de la temperatura corporal también eleva la temperatura testicular, lo que puede dañar la producción y movilidad de los espermatozoides y alterar su ADN”, manifiesta el Dr. Martín Vallejo.
Infecciones del tracto seminal, como la orquitis, epididimitis o prostatitis, pueden cursar con fiebre persistente y causar daño directo en los conductos seminales o en los espermatozoides. Asimismo, las inflamaciones de las glándulas parótidas pueden derivar en cuadros febriles e inflamación testicular, con el consiguiente impacto en la fertilidad.
Consejos para proteger la fertilidad masculina del calor extremo
Para proteger la fertilidad masculina durante periodos de calor extremo, el responsable de Ginemed Valencia recomienda:
• evitar la exposición prolongada a altas temperaturas (ambientales, saunas, jacuzzis)
• evitar el consumo de “tóxicos” como el tabaco y el alcohol, subraya Martín Vallejo
• mantenerse bien hidratado
• usar ropa holgada y transpirable
• llevar una alimentación equilibrada rica en frutas y verduras
• practicar ejercicio moderado
• y emplear técnicas de manejo del estrés como la meditación o el yoga

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Fortalecer la vigilancia y prevención ante fenómenos meteorológicos extremos
Por otro lado, cabe decir que las temperaturas extremadamente elevadas o episodios como la DANA de Valencia en 2024, que causó un elevado número de personas fallecidas, y los incendios forestales de sexta generación, como los sufridos recientemente en Lleida, demuestran que los fenómenos meteorológicos extremos son actualmente una amenaza global que requiere preparación y respuesta inmediata. Ante esta realidad, desde la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) se avisa que es imprescindible reforzar la vigilancia, intensificar la prevención y proteger especialmente a los colectivos en situación de mayor vulnerabilidad: ancianos, menores de edad y personas sin hogar o en riesgo habitacional, o con enfermedades crónicas.
En este contexto, la SEE recuerda la importancia de contar con herramientas y planes de actuación que integren la perspectiva de salud pública. Las inundaciones pueden contaminar el agua potable, favorecer la proliferación de insectos -como mosquitos- y roedores, y aumentar la exposición a sustancias tóxicas, mientras que las olas de calor incrementan el riesgo de deshidratación y complicaciones en personas con dolencias crónicas. Todos estos fenómenos, además, tienen un efecto muy negativo en la salud mental de la población afectada y una importante repercusión sobre la mortalidad de los colectivos en los que impactan.