Redacción Farmacosalud.com
En las últimas décadas se ha producido una disbiosis, o lo que es lo mismo, una pérdida de la biodiversidad de nuestro intestino. Es decir, en nuestra flora intestinal tenemos menos bacterias que hace unos años o estas, a su vez, están cambiando. Las últimas investigaciones al respecto asocian esta disbiosis intestinal con enfermedades como obesidad, diabetes mellitus, y otras de tipo inmunológico. En el caso de la alteración en la microbiota asociada con la obesidad, enfermedad que unida al sobrepeso afecta en España a más de la mitad de la población, podría ser responsable de que las personas generen hasta 150 kcal. de más en su dieta diaria. Esto daría respuesta a la pregunta de ¿por qué unas personas engordan más que otras si comen lo mismo?
Así lo han asegurado los expertos de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) durante la presentación del 58 Congreso Nacional de la SEEN, evento de máxima referencia y prestigio en el ámbito de la Endocrinología y la Nutrición que se celebra del 19 al 21 de octubre en Málaga, en la que han participado el Dr. Manel Puig, presidente de la SEEN; el Dr. Francisco José Tinahones, presidente del Comité local del Congreso de la SEEN, y el Dr. Antonio Picó, presidente del Comité del programa científico del Congreso SEEN.
Alteración por abuso de antibióticos y por asepsia infantil tras el nacimiento
Las bacterias de nuestra microbiota contribuyen a digerir alimentos que serían indigeribles. A diferencia de las enfermedades autoinmunes, en las que la pérdida de bacterias del intestino provoca una maduración inadecuada del sistema inmunológico, en la obesidad la disbiosis no se asocia tanto con el número de bacterias que perdemos, sino con cuáles perdemos. “Una de las teorías es que estamos ganando bacterias que tienen mucha capacidad de digestión y que son las que hacen que rentabilicemos más los alimentos. Otra hipótesis tiene que ver con el hecho de que las bacterias que estamos perdiendo son aquellas que estimulan al sistema nervioso para que se produzca una pérdida de apetito tras la ingesta de alimentos”, explica Tinahones.
Pero, ¿por qué se está produciendo esta alternación de la flora intestinal? Según este experto, “existen muchas variables, pero la razón fundamental es el uso abusivo de antibióticos y la asepsia de los niños tras el nacimiento. Las bacterias se van incorporando a nuestro organismo desde que nacemos y, aunque la asepsia que rodea a los niños ha reducido la mortalidad por infecciones intestinales, también ha contribuido a que no se incorporen al organismo determinadas bacterias fundamentales”. Asimismo, en su opinión, otras causas de esta disbiosis se relacionan con el incremento de las características de urbanidad, con la reducción de los miembros de las familias (por lo que menos personas entre sí comparten bacterias), o con el aumento de las cesáreas o el descenso de la lactancia, que provoca que no se incorporen al niño bacterias beneficiosas de la madre.
Gran prevalencia del ‘Síndrome Metabólico’ en el déficit del crecimiento
Por otro lado, otro de los temas destacados del congreso de la SEEN ha sido el riesgo cardiovascular en pacientes con déficit de hormona de crecimiento. La hormona de crecimiento es una hormona que se produce en la glándula hipofisaria. La glándula hipofisaria, situada en la base del cráneo en una estructura ósea llamada silla turca, es una de las principales glándulas endocrinas debido a que las hormonas que secreta regulan otras glándulas periféricas como la glándula tiroidea, las glándulas suprarrenales y las gónadas. Adicionalmente, produce también hormona de crecimiento, una hormona necesaria para el crecimiento pero que también tiene funciones metabólicas muy importantes derivadas de su efecto estimulador de la masa magra, reductor de la masa grasa, especialmente de la grasa visceral, y favorecedor de una correcta mineralización ósea. Además, se le han atribuido efectos cognitivos importantes con mejoría de la memoria y de la sensación de bienestar, según el Dr. Picó.
“El déficit de hormona de crecimiento se manifiesta en la infancia como un enanismo. En la edad adulta se presenta como un síndrome caracterizado por una disminución de la masa muscular, aumento de la masa grasa visceral, que clínicamente se refleja por un aumento en el perímetro de la cintura, un mayor grado de osteopenia u osteoporosis, un perfil lipídico desfavorable con aumento de las concentraciones de triglicéridos y disminución de las de HDL-colesterol y una peor calidad de vida. Estas alteraciones justifican que la prevalencia del llamado ‘Síndrome Metabólico’ sea muy superior en la población con déficit de hormona de crecimiento que en la población general”, explica este especialista.
El déficit de hormona de crecimiento se puede producir de forma aislada o asociado al déficit de otras hormonas hipofisarias, lo que se conoce como hipopituitarismo. En opinión del Dr. Picó: “Los grandes estudios observacionales han demostrado que el hipopituitarismo se asocia a un importante aumento de la mortalidad cardiovascular comparado con la población general, y que esta mayor mortalidad no se normaliza con el tratamiento sustitutivo habitual con glucocorticoides, hormonas tiroideas y hormonas sexuales. De ahí que durante los últimos años se haya buscado de forma insistente si el tratamiento con hormona de crecimiento a pacientes adultos deficitarios de la misma, podría reducir la elevada mortalidad cardiovascular de estos pacientes”.
Los estudios publicados hasta la fecha sobre el posible efecto beneficioso del tratamiento con hormona de crecimiento sobre la mortalidad cardiovascular en pacientes deficitarios no son concluyentes. Mientras que a corto plazo, según el Dr. Picó, son evidentes los beneficios sobre el perímetro de cintura, el perfil lipídico y la mineralización ósea, estos efectos positivos se reducen a largo plazo, presumiblemente contaminados por cambios en la dieta y en el estilo de vida. “Lo que sí se repite en casi todos los estudios es una mejoría inequívoca en los diferentes cuestionarios de salud de la calidad de vida de los pacientes”.
Un programa científico muy amplio
El 58 Congreso de la SEEN cuenta con un programa científico muy amplio que alberga un total de 16 sesiones, 12 encuentros con el experto, 8 simposium satélite, 5 conferencias, además de más de 11 comunicaciones, 5 puestas al día, y reuniones de todos los grupos de trabajo de la Sociedad. También alberga un simposium precongreso titulado ‘Encuentro con los endocrinólogos latinos de USA’, en la que los expertos abordan la genómica y transcriptómica del carcinoma pobremente diferenciado de tiroides y las nuevas aproximaciones al tratamiento de la hiperglicemia en el hospital. “Debemos destacar también la apertura del congreso a otras sociedades científicas. La Endocrinología es una disciplina muy troncal y algunos aspectos que la nutren se han desarrollado mucho en los últimos años. Esto hace que tengamos ámbitos compartidos con la Sociedad Española de Diabetes, la Sociedad Española de Aterosclerosis, o la Portuguesa de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo”, afirma el Dr. Puig. Otros temas centrales del evento giran en torno al ejercicio físico en el tratamiento de la diabetes mellitus, así como al impacto cardiovascular de los medicamentos para esta enfermedad; actualidad y nuevos horizontes en el abordaje de la obesidad; avances, mitos y realidades en nutrición oral y en nutrición artificial; novedades en arteriosclerosis; entre otros.