Redacción Farmacosalud.com
Hasta un 40-60% de mujeres beben alguna cantidad de alcohol -ya sea un consumo leve, moderado o alto- estando embarazadas. Así se constata en dos estudios realizados en el entorno de Barcelona, según revela a www.farmacosalud.com el doctor Óscar García-Algar, jefe del Servicio de Neonatología del Hospital Clínic-Maternitat (Barcelona). García-Algar es tajante a la hora de valorar esas cifras: “En el embarazo, incluso el consumo leve de alcohol es un error; en la gestación, el consumo de este tipo de bebidas debe ser cero, porque no hay evidencia de que no hagan daño, con lo cual no se puede aconsejar su ingesta. Cuando una mujer quiere quedarse embarazada, la recomendación es que deje de beber alcohol. En estudios animales hay evidencia de que su consumo, incluso de cantidades pequeñas, puede producir alteraciones en las crías. Además, no existe una evidencia científica que demuestre que hay una cantidad segura de alcohol. Entonces, si no hay evidencia de que haya una cantidad segura, la recomendación es no consumir nada. Este mensaje tiene que ser muy claro”.
Los datos de los dos estudios se han obtenido mediante matrices biológicas, en concreto cabello de la madre. Es, por lo tanto, una medida objetiva, ya que no se basa en una autodeclaración o un cuestionario, sino en marcadores de consumo de alcohol que pueden encontrarse en el organismo.
Una de las posibles consecuencias de ingerir bebidas alcohólicas durante la gestación es el conocido como Trastorno del Espectro Alcohólico Fetal (TEAF). De hecho, hay una relación directa entre consumo de alcohol durante el embarazo y efectos adversos en la gestación y en el desarrollo fetal y del recién nacido. Los bebés que hayan sido expuestos a ello pueden sufrir discapacidades físicas y cognitivas, así como problemas de conducta y de aprendizaje, y, a menudo, se pueden dar varias afectaciones a la vez. La prevalencia del conjunto de manifestaciones que pueden producir el TEAF está entre 9 y 10 por 1.000 recién nacidos vivos. En todo caso, se trata de un trastorno infradiagnosticado, informa el Hospital Clínic. Además, en los últimos años, el aumento de adopciones de niños procedentes de países donde la población consume cantidades elevadas de alcohol (Europa del Este, Sudáfrica, Irlanda, etc.) es un factor que incrementa la prevalencia en este colectivo.
El nuevo tratamiento para los niños TEAF, útil también en Síndrome de Down
Así las cosas, un estudio realizado con la financiación de la Fundación Mutua Madrileña (FMM) ha mostrado efectos positivos de un nuevo tratamiento para niños con TEAF, según se ha puesto de manifiesto en el marco de unas jornadas sobre este trastorno organizadas por el Grupo de Investigación Infancia y Entorno (GRIE) -coordinado por el doctor García-Algar-, en colaboración con la asociación SAFGroup (Asociación de familias de niños con Síndrome Acohólico Fetal). En el mencionado estudio se ha administrado el flavonoide epigalocatequina galato (EGCG), observándose efectos positivos y estadísticamente significativos en el área cognitiva verbal (razonamiento, comprensión y expresión verbal) y en la conducta exteriorizada (disminución de las conductas agresivas) de los pacientes. Además, también se han visto mejoras relacionadas con la conducta social.
“Son datos preliminares, falta acabar de analizar toda la muestra, dado que hasta ahora solamente hemos analizado la parte psicológica y no hemos entrado todavía en la parte bioquímica. Se han aplicado test neuropsicológicos y se ha visto que los niños mejoran las puntuaciones relacionadas con las áreas verbales. Con esta clase de pruebas no se transmite que los niños hablen más alto, más fuerte o más claro… tú no puedes decirles ‘a ver, grita muy fuerte y luego gritas más fuerte’, sino que lo que se hace es utilizar herramientas que valoren de una forma objetiva, y para ello existen unas pruebas neuropsicológicas que ya están validadas y contrastadas. Con ellas se compara el antes y el después de la intervención”, explica el experto.
En cuanto a la disminución de conductas agresivas y los avances en el comportamiento social del paciente, los datos se han obtenido a partir de unos test que cumplimentan los padres. Según el doctor García-Algar, los criterios de objetividad son igualmente rigurosos: “Todo tiene que hacerse con pruebas que puedan ser objetivables y comparables. O sea, no es aquello de decir ‘parece que el niño se porta mejor’, sino que tienen que ser pruebas objetivas como son los test neuropsicológicos, en los que, en el caso que nos ocupa, se ha observado una mejoría en la puntuación. Pero tenemos que huir de aquello de que ‘antes saltaba por la ventana y ahora no’… esto no funciona así. Los cuestionarios que contestan los padres de esos niños están validados, son los test *CBCL”.
El flavonoide epigalocatequina galato (EGCG), empleado ahora en los pacientes con TEAF, es un modulador de la plasticidad neuronal que se ha mostrado eficaz en otros trastornos que afectan al neurodesarrollo como el Síndrome de Down. De acuerdo con el jefe del Servicio de Neonatología del Hospital Clínic-Maternitat, “en los análisis bioquímicos no se ha detectado ningún efecto secundario" con el uso de EGCG en niños con Trastorno del Espectro Alcohólico Fetal. El flavonoide epigalocatequina galato es un antioxidante que forma parte de un producto nutricional.
Hoy en día sólo hay un grupo de investigación clínica y básica conjunta sobre el TEAF en España, el GRIE, que está bajo el paraguas de BCNatal, un centro de referencia nacional e internacional en medicina materno-fetal que es fruto de la unión del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona y el Hospital Clínic. Estos dos centros han puesto en marcha una Unidad experta en TEAF que comenzará a funcionar después del verano y que actualmente se encuentra pendiente de financiación pública por parte de la Generalitat de Catalunya.