Redacción Farmacosalud.com
El nuevo protocolo ‘Dolor Pélvico Crónico en la mujer: diagnóstico y tratamiento inicial’ es, como mínimo, esperanzador. Así se desprende de las palabras del doctor doctor Eloy Moral, jefe de Servicio de Ginecología y Obstetricia del Complejo Hospitalario Universitario de Pontevedra a la hora de describir cómo este nuevo enfoque médico puede cambiar la vida de las pacientes: “Podrá generar una esperanza a este colectivo, que sufre de manera importante, y abrir el camino a la curación de una de las dolencias más incapacitantes”. De hecho, este tipo de dolores se presentan en “un amplio abanico de formas, localizaciones, intensidades, repercusión psicológica y tiempo de evolución”, ha concretado el doctor a www.farmacosalud.com. En algunos casos, el dolor pélvico crónico (DPC) incluso puede tener su origen en abusos sexuales. Según Moral, “se piensa que la secuela psicológica por ese daño puede estar detrás del desencadenamiento de respuestas dolorosas de tipo crónico, que precisan ser identificadas o investigadas sistemáticamente en los primeros contactos con la paciente con DPC en consulta”.
-¿En qué consiste el dolor pélvico crónico (DPC)?
Según organismos internacionales, se define el Dolor Pélvico Crónico (DPC) como aquel ‘dolor no cíclico de al menos 6 meses de duración localizado en pelvis anatómica, zona lumbosacra, nalgas, pared abdominal anterior o por debajo de ombligo que es lo suficientemente severo para causar incapacidad funcional o buscar atención médica’ (American College of Obstetricians and Gynecologists - ACOG).
Los dolores pélvicos crónicos se presentan en consulta con un amplio abanico de formas, localizaciones, intensidades, repercusión psicológica y tiempo de evolución, siendo igualmente de interés poner lo antes posible en marcha el protocolo diagnóstico y terapéutico del DPC incluso en aquellos casos que consultan antes de los 6 meses de permanencia de síntomas.
-¿Cuáles son las causas?
Existen muchas causas de DPC, ya que es una condición en gran medida evolutiva de dolores que pueden haber sido agudos o con un potencial no siempre incapacitante, como al final pueden llegar a convertirse. Además de causas ginecológicas (endometriosis, vulvodinias, dismenorrea primaria y secundaria, síndrome premenstrual, adherencias primarias o postquirúrgicas...), existen patologías urológicas (síndrome de vejiga dolorosa/cistitis intersticial, síndrome uretral, disinergias del detrusor), causas coloproctológicas (síndrome de intestino irritable, proctalgias, coccigodinias, enfermedad inflamatoria intestinal…), y otras de tipo neuromuscular o provenientes del sistema músculo esquelético, donde destacan las neuropatías del nervio pudendo, los síndromes miofasciales, etc.
-Algunas mujeres con dolor pélvico crónico han sufrido maltrato físico o sexual. En estos casos, ¿hablamos de un componente puramente físico de las molestias en la pelvis o influye también algún componente psicológico-emocional?
Algunos estudios señalan un importante número de mujeres que refieren haber sufrido abusos en la infancia o edad juvenil. Además del trauma físico, que en el caso de mutilaciones sexuales o agresiones muy traumáticas pasadas es obvio (violaciones con daño corporal, por ejemplo), se piensa que la secuela psicológica por ese daño puede estar detrás del desencadenamiento de respuestas dolorosas de tipo crónico, que precisan ser identificadas o investigadas sistemáticamente en los primeros contactos con la paciente con DPC en consulta.
-¿Qué novedades aporta el nuevo protocolo ‘Dolor Pélvico Crónico en la mujer: diagnóstico y tratamiento inicial’, elaborado por la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO)?
Con la elaboración del protocolo actual, el objeto principal de la Sección de Suelo Pélvico de la SEGO es facilitar el conocimiento de esta patología y contribuir a la adquisición de las habilidades para que, mediante un abordaje entre distintos tipos de especialistas, sea posible establecer lo más rápidamente posible un diagnóstico y posibilitar un tratamiento etiológico o al menos sintomático (tratamiento del dolor) si no se conoce la causa específica.
El objetivo final de este protocolo es la Prevención Secundaria del DPC, estimulando el reconocimiento de las causas que favorezcan la cronificación, sensibilización del sistema nervioso central, fenómenos de memoria del dolor y la repercusión psicobiofísica del problema.
Para conseguir este objetivo se considera fundamental:
-Que el profesional pueda disponer de una estrategia de entrevista clínica, exploración física sistemática y opciones de tratamiento sintomático del dolor que permitan ser aplicados en casos de dolores pélvicos crónicos, o lo que es más interesante, dolores en vías de cronificación.
-Que se pueda disminuir la variabilidad en la práctica clínica en el diagnóstico y tratamiento del DPC, aplicando la mejor evidencia científica disponible y actualizando permanentemente los conocimientos sobre el tema.
-Que el profesional valore desde el inicio a la paciente, con la intención de diseñar un programa de manejo consensuado y centrado en la paciente.
-Que la paciente conozca la naturaleza multifactorial de su dolor pélvico, para lo que es imprescindible que sea informada de forma adecuada.
-Que se genere confianza con el equipo que la va a tratar.
-¿Cómo va a notar una paciente en su calidad de vida el nuevo protocolo, que se acompaña de un algoritmo para el diagnóstico y manejo de la DPC?
El efecto generado por un equipo de profesionales en cada área sanitaria dispuesto a escuchar, diagnosticar y tratar el problema, con conocimientos suficientes para llegar a orientar el caso con rapidez, podrá generar una esperanza a este colectivo, que sufre de manera importante, y abrir el camino a la curación de una de las dolencias más incapacitantes. Una pequeña mejoría puede ya mejorar de manera significativa la calidad de vida y una curación del dolor puede ser considerada como el mayor éxito de un médico con un paciente.
-¿La variedad de tratamientos del DPC van en consonancia con las dificultades para establecer el origen de las molestias?
Sí. Por un lado, hay causas que tienen un tratamiento específico basado en su causa o mecanismo de producción concreto, pero otras veces lo único que tenemos es una sensación de dolor en una zona del cuerpo donde no se aprecia ninguna alteración cuando se realizan pruebas diagnósticas… o el paciente presenta dolores atípicos o neuropáticos que han desarrollado una respuesta anómala en el procesamiento del dolor a nivel cerebral, y hemos de centrarnos en romper esos fenómenos centrales y de memoria de dolor.
Cuando nos enfrentamos a un dolor crónico hemos de emplear todas las armas disponibles… todas de entrada y a la vez. De ahí el empleo de analgésicos, algunos tipos de antiepilépticos o antidepresivos a dosis analgésicas, fisioterapia, infiltraciones analgésicas y bloqueos nerviosos.
-¿Qué novedades terapéuticas querría destacar para abordar esta patología, o bien qué novedades se avecinan a corto y medio plazo?
Donde quizá más se ha avanzado es en el manejo farmacológico avanzado de los dolores neuropáticos y en las técnicas fisioterápicas e infiltraciones de sustancias novedosas como la toxina botulínica en los casos de origen neuromuscular. Se consideran tratamientos muy especializados para ser usados en un contexto hospitalario fundamentalmente.