Redacción Farmacosalud.com
“No debemos bañarnos con lentillas nunca. Éstas pueden ser causa de graves infecciones oculares, sobre todo si nos bañamos en una piscina”. Así de contundente se muestra el doctor Josep Villanueva, coordinador del Servicio de Urgencias del Centro de Oftalmología Barraquer (Barcelona). Villanueva, además, recomienda usar gafas anticloro para prevenir posibles conjuntivitis causadas por el cloro, ya que “si el agua de la piscina contuviera una cantidad excesiva” de dicho elemento químico “favorecería el poder coger una conjuntivitis”. En la playa también hay que tomar algunas precauciones: “El agua de mar normalmente no afecta a los ojos, aunque si estamos mucho tiempo expuestos a ella puede llegar a irritar”, advierte el oftalmólogo en declaraciones a www.farmacosalud.com.
Por otro lado, tanto el sol como el calor pueden provocar sequedad ocular y conjuntivitis. Dado que la sequedad ocular afecta sobre todo la córnea, cuya inflamación provoca el ojo rojo, por lógica los fenómenos del ojo rojo y la sequedad ocular pueden agravarse en verano. “La sequedad ocular, causada en muchas ocasiones por condiciones ambientales como aires acondicionados, provoca también cansancio ocular, por lo que hay que hidratar bien los ojos”, comenta el experto. A lo que añade: “En general, los sistemas de refrigeración cerrados, aire acondicionado y calefacción resecan el ambiente agravando los síntomas de ojo seco. Hay que utilizar lágrimas artificiales para disminuir esta sensación”.
Ante un traumatismo ocular, lo mejor es ir al oftalmólogo de urgencias
En verano los traumatismos oculares pueden ser más frecuentes por la mayor práctica de actividades al aire libre. Según Villanueva, “hay multitud de tipos de lesiones diferentes. Lo mejor en todos los casos es acudir al oftalmólogo de urgencias y éste valorará la gravedad del caso e instaurará el tratamiento correspondiente. Barraquer mantiene un servicio de urgencias abierto permanentemente las 24 horas de los 365 días del año”.
Capítulo aparte merece el uso de las gafas de sol. “Lo importante -precisa el doctor Villanueva- de una gafa de sol, más que el color del cristal y forma, son los filtros de los rayos ultravioletas de sus cristales. Si no tienen la protección adecuada pueden causar lesiones oculares, tanto en la córnea como en la retina”. A este respecto, el presidente del Consejo General de Colegios de Ópticos-Optometristas (CGCOO), Juan Carlos Martínez Moral, recuerda a través de un comunicado que “las gafas de sol de calidad adquiridas en los establecimientos sanitarios de óptica, con los filtros adecuados para anular la radiación ultravioleta e infrarroja, y con el tamaño idóneo para proteger no sólo los ojos, sino también los párpados, son la mejor manera de prevenir graves problemas oculares y visuales, como queratitis o cataratas, así como posibles tumores de piel en ese área”.
5 razones de peso para usar gafas de sol
Dichos dispositivos oculares deben bloquear como mínimo el 99 por ciento de la radiación ultravioleta A, ultravioleta B y la infrarroja, deben poseer una gran calidad visual y no deben afectar la visión de los colores tal y como son (distorsiones), esencialmente en la conducción de vehículos. De igual modo, no hay que olvidarse de la protección de los ojos de niños y adolescentes con unas buenas gafas de sol, en tanto que, por lo general, este colectivo pasa más tiempo al sol que los adultos. De acuerdo con el Consejo General de Colegios de Ópticos-Optometristas, hay 5 razones de peso para usar gafas de sol:
1. La protección UV. La radiación UV del sol puede causar fotoqueratitis (quemaduras de la córnea muy dolorosas) y cataratas; crecimientos celulares, en su mayoría benignos, en la superficie ocular como pterigión y pinguéculas. Sombreros y gorras pueden bloquear aproximadamente el 50 por ciento de la radiación UV de los ojos, pero según los especialistas no es una protección suficiente, sobre todo en la playa, en la alta montaña o en el mar abierto.
2. Protección de la luz azul. La exposición a largo plazo de la luz azul y violeta del espectro solar ha sido relacionado como un importante factor de riesgo de la degeneración macular, especialmente en personas que son ‘más sensibles al sol’.
3. Visión cómoda. El brillo del sol y su resplandor, sobre todo en determinadas superficies, interfiere con la visión cómoda y la capacidad de ver con claridad al provocar que las personas entrecerremos los ojos. El cerrar parcialmente los ojos no impide en absoluto que las radiaciones solares sigan penetrando en nuestros órganos oculares.
4. La adaptación a la oscuridad. Pasar dos o tres horas a pleno sol puede obstaculizar la capacidad de adaptarnos rápidamente a los niveles de luz durante el anochecer o en interiores. Esto puede provocar que la conducción de vehículos por la noche, después de pasar un día al sol sin gafas protectoras, se convierta en una actividad peligrosa.
5. El cáncer de piel. Los tumores de los párpados y de la piel alrededor de los ojos es más común de lo que la gente piensa. Las personas deben utilizar asiduamente gafas de sol al aire libre si están trabajando, conduciendo, haciendo deporte, caminando o realizando cualquier otra actividad bajo el sol. La radiación solar afecta a nuestros ojos y nuestra piel incluso en días nublados.