Redacción Farmacosalud.com
Hay personas que, por su trabajo, como profesionales sanitarios, profesores, dependientes de comercios, etc., pasan muchas horas al día con la mascarilla puesta como método de prevención frente al COVID-19. Ahora bien, hay preguntas inevitables: ¿Con tantas horas de mascarilla, en el momento de inspirar aire nos tragamos el anhídrido carbónico que hemos acabado de exhalar, es decir, parte del anhídrido carbónico que desprendemos se queda acumulado entre nuestra cara y la mascarilla? ¿Llevar mucho rato este dispositivo de protección puede favorecer la aparición de neumonías u otras patologías respiratorias? ¿Es recomendable sacarse la mascarilla cada cierto tiempo para poder descansar? David Díaz Pérez, coordinador del Área de Enfermería Respiratoria de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), se encarga de arrojar luz a todos estos interrogantes.
-¿Llevar mascarilla para protegerse del COVID-19 durante prolongados períodos de tiempo, como pueden ser unas 8 horas diarias de media, supone acabar ‘tragándose’ parte de lo que se exhala -anhídrido carbónico- durante el proceso respiratorio?
“No. Existen falsas noticias o fake news en relación al hecho de inhalar lo que exhalamos. La mascarilla -la quirúrgica o higiénica en concreto, que son las que están recomendadas para población general- es un elemento de protección individual cuya función principal es la de proteger a la comunidad filtrando el aire que exhalamos y no impidiendo que éste salga. Es decir, no hay un acúmulo de anhídrido carbónico entre la mascarilla y nuestra cara”, asegura Díaz Pérez.
Lo que sí puede ocurrir cuando se usa la mascarilla durante demasiadas horas es que su filtro se sature por polvo, la humedad que exhalamos, etc., y por lo tanto se tenga la sensación de no respirar con tanta facilidad como al principio de su utilización. En otras palabras, se nota que hay una barrera física delante de la boca. Tras 4 horas de uso continuo, esa dificultad puede aumentar, “pero no hay ningún artículo serio con una metodología correcta que demuestre que hay una reinhalación del anhídrido carbónico que exhalamos”, señala el coordinador del Área de Enfermería Respiratoria de SEPAR.
-¿Llevar mascarilla mucho rato puede favorecer la aparición de neumonías u otras patologías respiratorias?
“En principio -apunta Díaz Pérez-, si seguimos las pautas de recomendación del fabricante y de los profesionales sanitarios, no tenemos por qué tener ninguna complicación derivada de la utilización de la mascarilla”. Si este dispositivo se aplica correctamente, tanto en el tiempo de uso como en su manipulación, se pueden evitar y minimizar los riesgos asociados al contagio de COVID-19. Cabe recordar que una mala manipulación de la mascarilla favorece la transmisión del coronavirus.
-Dejando a un lado el nuevo coronavirus: ¿un breve o no excesivo uso de la mascarilla es suficiente para que otros patógenos sean capaces de ‘contaminarla’ y hacernos enfermar?
“Debemos entender que en la mascarilla, como en otros elementos como el móvil, cartera, bolso, etc., puede haber presencia de microorganismos, pero esto no significa que éstos tengan capacidad de provocar enfermedad. Lo mismo ocurre con la vía aérea superior de las personas, donde la presencia de múltiples microorganismos es habitual y no por ello producen afecciones a su portador en condiciones normales. Ciertamente, debemos extremar las medidas para que los patógenos no estén presentes en estos elementos que llevamos normalmente, y para prevenir tales riesgos la higiene de manos, así como una correcta manipulación y cambio frecuente de mascarillas (máximo 4 horas de uso continuo), es clave. Estas medidas preventivas deben ser extremas en personas vulnerables, como pacientes inmunodeprimidos, oncológicos, respiratorios crónicos, etc, ya que su susceptibilidad a presentar enfermedad es mayor", indica el experto.
-¿Se recomienda sacarse la mascarilla cada cierto tiempo -por ejemplo cada 4 horas- en un espacio exterior que no presente riesgo alguno de contagio de COVID-19 (vacío de gente y bien aireado), para poder descansar con respecto a su uso?
“No es necesaria esa recomendación, porque si cada cierto tiempo nos quitamos la mascarilla y volvemos a ponérnosla tocando su exterior e interior sin habernos lavado previamente las manos, o no nos las lavamos tras habernos ajustado el dispositivo, si no depositamos la mascarilla dentro de un lugar adecuado como puede ser un sobre o una bolsa de papel, donde se favorece la transpiración, o si la colocamos en una superficie que no esté libre de contaminación, o dentro de bolsas de plástico, bolsillos, en el codo o barbilla, que son lugares en los que las mascarillas se contaminarán con más facilidad y por tanto pueden convertirse en un vector de transmisión de la COVID-19, pues entonces los riesgos son más que evidentes", afirma Díaz Pérez.
Por lo tanto, lo que es aconsejable es hacer una correcta manipulación. Sólo en un escenario adecuado -un espacio libre sin gente alrededor, o manteniendo la distancia de seguridad entre personas-, uno está en condiciones de retirarse la mascarilla. Eso sí, para proceder a su retirada debe concurrir una causa justificada, como comer, beber, etc, “pero nunca será para buscar un alivio” de la sensación de llevar mascarilla, aduce el especialista. De hecho, tal y como se ha apuntado anteriormente, si este dispositivo dificulta el acto de respirar probablemente sea porque el filtro esté saturado, sobre todo por la humedad de la exhalación.
-¿Qué mascarillas se recomiendan y cuál es el límite temporal de su uso, tanto continuo como intermitente?
“Se recomiendan las quirúrgicas e higiénicas, reutilizables y no reutilizables. Las reutilizables tienen que cumplir una normativa específica, que es la EN0065; hay que lavarlas diariamente y tienen un número máximo de lavados según el fabricante. Aconsejamos que se usen mascarillas homologadas y por el tiempo que realmente están indicadas. Cualquier mascarilla higiénica, quirúrgica o autofiltrante que esté bien homologada no soporta un uso continuo de más 4 horas. Por lo tanto, lo que recomendamos es cambiar de mascarilla pasado ese tiempo, para que así no haya ninguna complicación”, detalla el miembro de SEPAR.
“Si una mascarilla es autofiltrante la puedo utilizar de forma intermitente hasta 8 horas, 6 horas en el caso de ser higiénica y quirúrgica. Una mascarilla no nos vale si se usa durante 8 horas de manera continuada, por lo que tienen que ser al menos dos las mascarillas que se utilicen (una cada 4 horas). Debemos tener en cuenta también que las empresas están obligadas a dar los dispositivos de protección que necesite el trabajador durante su jornada laboral”, remarca.
-¿Qué deben hacer las personas con patologías respiratorias?
SEPAR se ha posicionado claramente: los pacientes con enfermedades respiratorias crónicas no están exentos de usar mascarilla. Son personas vulnerables porque, ante un contagio de COVID-19, tienen mayor riesgo de ingreso en una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) y por ende mayor riesgo de mortalidad. Si esas personas estuvieran en una zona de riesgo, como un hospital o en lugares donde hubiera aglomeración de individuos (supermercados, centros comerciales, bancos, etc.), “incluso pedimos que usen mascarilla auto-filtrante, que tiene un doble objetivo: proteger a la comunidad y proteger al individuo que la lleva”, subraya Díaz Pérez.
Las recomendaciones para este colectivo son las mismas que para la población general: cambio de mascarilla a las 4 horas de utilización y manipulación correcta de este elemento. Si su superficie está sucia o manchada, etc., hay que cambiar inmediatamente de mascarilla porque esas condiciones de conservación también ejercen como vectores de transmisión. Asimismo, se aconseja, sobre todo en el caso de las personas con enfermedades crónicas, no salir de casa salvo que haya un motivo muy justificado.
Los niños no son supercontagiadores del COVID-19
La Conferencia extraordinaria del Congreso de la Sociedad de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP) ha tenido como centro el COVID-19 y las certezas científicas. Los Drs. Federico Martinón Torres, jefe del Servicio de Pediatría del Hospital Clínico Universitario de Santiago, y Luis Sánchez Santos, pediatra del Área Sanitaria de Santiago de Compostela (La Coruña), han desvelado las certezas científicamente probadas acerca de los niños y el nuevo coronavirus tras analizar las evidencias científicas obtenidas hasta ahora, en las que se demuestra que los niños no son supercontagiadores asintomáticos.
“Las pruebas realizadas a menores en hospitales antes de operaciones no relacionadas con COVID han demostrado que los asintomáticos con COVID adultos superaban en 8 veces a los niños asintomáticos”, afirma el Dr. Sánchez Santos. El propio ECDC afirma que los menores no son vectores primarios del COVID-19.
Lanzada una prueba rápida de antígenos para la detección del SARS-CoV-2
Por otro lado, Siemens Healthineers ha lanzado una prueba de antígenos rápida y sencilla para poder detectar el SARS-CoV-2, el virus que causa la COVID-19, en el punto de atención. Este test no requiere instrumentos ni personal de laboratorio especializado para ser realizado y presenta resultados en tan sólo 15 minutos.
La prueba tiene el marcado CE y ha demostrado una sensibilidad del 96,72% y una especificidad del 99,22%, tras un estudio clínico desarrollado en 317 personas. La Prueba Rápida de Antígeno COVID-19 de CLINITEST se lleva a cabo a través del método de hisopado nasofaríngeo. Una vez que se recoge la muestra, el hisopo se inserta en un tubo con un líquido especial para extraer la molécula objetivo. Este líquido se deposita en el cassette de la prueba y, en 15 minutos, se indica claramente un resultado positivo o negativo.
Descifrado el vínculo entre hipertensión arterial y el COVID-19
A todo esto, los resultados de una reciente investigación vinculada al Registro Clínico SEMI-COVID-19 de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) confirman que la hipertensión arterial es la comorbilidad más frecuente en el paciente COVID-19 (50,9% de los casos), asociándose además a un mayor riesgo de mortalidad por cualquier causa en el paciente COVID-19, independientemente de otras comorbilidades, sexo y edad.
El objetivo de dicha investigación era, por un lado, comprobar si la hipertensión representaba un factor de riesgo independiente de muerte en pacientes hospitalizados con SARSCoV-2, o si, por el contrario, su elevada prevalencia simplemente reflejaba la edad avanzada de la mayoría de los pacientes. Y, por otro, examinar el efecto que el tratamiento antihipertensivo anterior al ingreso con inhibidores de la ECA y antagonistas del receptor de la angiotensina II (ARA2) –los antihipertensivos más utilizados– podía tener sobre estos pacientes, a raíz especialmente de un estudio especulativo, publicado al inicio de la pandemia en una revista de impacto elevado, que sugirió que estos fármacos podían potenciar la susceptibilidad y/o gravedad de la infección por SARS-CoV-2.
Ahora, el estudio liderado por SEMI revela que el tratamiento previo con fármacos antihipertensivos del tipo IECA/ARA2, en comparación con otros medicamentos, no altera los resultados en pacientes hipertensos y que los pacientes tratados con bloqueadores de los receptores de angiotensina II (ARA2) presentaban menor riesgo de mortalidad por todas las causas de todos los antihipertensivos. Como se muestra en este estudio, la mortalidad aumentó en pacientes que no continuaron su tratamiento previo con fármacos IECA/ARA2 durante su estancia hospitalaria. Destaca el hallazgo de que el grupo de pacientes tratados con ARA2 antes de su ingreso mostraba una tendencia a mejorar la supervivencia a partir de la segunda semana de estancia.