Stefan Zweig, autor del libro ‘Momentos estelares de la humanidad’ (Duomo ediciones): escritor, dramaturgo, periodista y cronista vienés (Viena, en Austria), Stefan Zweig encarna la figura europea por excelencia. Amigo de los grandes intelectuales de su tiempo, fue mensajero de la cultura universal y, en su rol de consumado pacifista, huyó de los nazis en 1934. Es uno de los autores más leídos de la primera mitad del siglo XX y ‘Momentos estelares de la humanidad’, una de sus obras más queridas.
Redacción Farmacosalud.com
«Los millones de hombres que conforman un pueblo son necesarios para que nazca un solo genio. Igualmente han de transcurrir millones de horas inútiles antes de que se produzca un momento estelar de la humanidad. Pero cuando en el arte nace un genio, perdura a lo largo de los tiempos. A su vez cada uno de estos momentos estelares marca un rumbo durante décadas y siglos. Así como en la punta de un pararrayos se concentra la electricidad de toda la atmósfera, en esos instantes y en el más corto espacio, se acumula una enorme abundancia de acontecimientos. Lo que por lo general transcurre apaciblemente de modo sucesivo o sincrónico, se comprime en ese único instante que todo lo determina y todo lo decide», escribe Stefan Zweig en el libro ‘Momentos estelares de la humanidad’.
«Tales momentos dramáticamente concentrados, tales momentos preñados de fatalidad, en los que una decisión destinada a persistir a lo largo de los tiempos se comprime en una única fecha, en una única hora y a menudo en un solo minuto, son raros tanto en la vida del individuo como en el curso de la Historia. Aquí he tratado de evocar, a partir de las más variadas épocas y regiones, algunos de esos momentos estelares -los he denominado así, porque, resplandecientes e inalterables como estrellas, brillan sobre la noche de lo efímero-. En ningún caso se ha procurado decolorar o intensificar la verdad de los acontecimientos externos o internos recurriendo a la propia invención, pues en esos instantes sublimes que la Historia configura a la perfección, no es necesario que ninguna mano acuda en su ayuda», agrega el autor, quien a través del compendio de relatos que conforman este libro analiza una serie de episodios clave que permiten entender mejor el devenir de la Humanidad.
Un austríaco con final de tragedia griega
Zweig nació en Viena en el seno de una familia judía acomodada. Su vida también tuvo algunos de esos momentos estelares que él mismo destacaba, ya que sus textos literarios fueron de los primeros que protestaron contra la intervención de Alemania en la Primera Guerra Mundial (1914-1918). Posteriormente, en vista del auge de la influencia nazi en Austria, las dificultades para publicar sus obras en Alemania (en 1936 sus libros fueron prohibidos en este país por el régimen de Adolf Hitler), la persecución de los judíos perpetrada por las huestes nacionalsocialistas y el estallido de la Segunda Guerra Mundial (conflicto bélico que empezó en 1939 y finalizó en 1945), Zweig acabó trasladándose al Reino Unido, donde obtuvo la nacionalidad británica.
En 1942 -año de máxima expansión de las tropas alemanas por Europa-, se suicidó junto con su esposa al creer que el nazismo se extendería por todo el planeta, según sostienen algunas crónicas de la época. Por aquel entonces, la pareja estaba residiendo en Brasil.
Julio César perdona a Cicerón, pero no a cambio de nada
Uno de los capítulos de 'Momentos estelares de la humanidad' está dedicado a Cicerón, uno de los sabios más célebres de la antigua Roma. Cicerón, como gran defensor del sistema republicano tradicional, se erigió como opositor a la dictadura de Julio César. En el libro se lee: «Marco Tulio Cicerón, el primer humanista del imperio romano, el maestro de la oratoria, defensor de la justicia, se afanó durante tres décadas por servir a la ley heredada de sus mayores y por mantener la república. Sus discursos han quedado grabados en los anales de la Historia. Sus obras literarias, en los sillares de la lengua latina. Combatió la anarquía en la persona de Catilina. La corrupción, en la de Verres. Y la amenaza de la dictadura, en las de los generales victoriosos. Su libro ‘De re publica’ se consideró en su época como el código ético del Estado ideal.
Pero ahora llega alguien más fuerte. Con sus legiones galas, Julio César, al que en un principio ha promovido por ser el de más edad y el más notable, se ha convertido de la noche a la mañana en el dueño y señor de Italia. Como jefe absoluto del poder militar no necesita más que extender la mano para hacerse con la corona imperial que Antonio le ha ofrecido ante el pueblo congregado.
En vano se enfrenta Cicerón a la autocracia de César, tan pronto como éste infringe la ley en el momento que cruza el Rubicón. En vano intenta movilizar a los últimos defensores de la libertad contra los violentos. Como siempre, las cohortes se muestran más poderosas que las palabras. César, a un tiempo hombre de espíritu y de acción, ha triunfado por completo. De haber sido vengativo, como la mayoría de los dictadores, podría haber eliminado sin contemplaciones, tras su clamorosa victoria, a ese obstinado defensor de la ley, o al menos haberle enviado al destierro. Sin embargo, más que todos sus triunfos militares, lo que honra a Julio César es su magnanimidad tras la victoria. A Cicerón, su opositor, ahora acabado, le concede la vida, sin hacer el más mínimo intento de humillarlo, y únicamente le sugiere que se retire de la escena política, que ahora le pertenece a él y en la que a cualquier otro sólo le corresponde el papel de figurante mudo y obediente».
‘Non ignoravi me mortalem genuisse’
Tras el asesinato de Julio César a manos de un grupo de conspiradores del Senado romano, gobernó el denominado Segundo Triunvirato, la alianza que unió a Marco Antonio, César Octavio y Marco Emilio Lépido tras el vacío de poder originado por el magnicidio. Los triunviros consideraron que Cicerón era un enemigo, por lo que ordenaron ejecutarlo. «Al instante, los sirvientes se agrupan en torno a la litera y se disponen a luchar, pero Cicerón les ordena que lo dejen. Su vida está acabada, ¿para qué sacrificar otras ajenas, más jóvenes? En el último momento, este hombre siempre vacilante, siempre indeciso y sólo en ocasiones valiente pierde por completo el miedo […] Por orden suya, los criados se apartan. Desarmado y sin ofrecer resistencia, brinda a los asesinos su anciana cabeza con estas grandiosas y sabias palabras: ‘Non ignoravi me mortalem genuisse’. Siempre he sabido que soy mortal.
Pero los asesinos no quieren filosofía, sólo su paga. Y no lo dudan mucho. De un fuerte golpe, el centurión derriba al hombre indefenso. Así muere Marco Tulio Cicerón, el último defensor de la libertad de Roma. Mostrándose en su última hora más heroico, más viril y más decidido que en otras miles y miles durante toda su vida». ¿Fue la descripción de esta tragedia, una manera de denunciar el nazismo…?
La derrota de Napoleón, la conquista del Polo Sur…
‘Momentos estelares de la humanidad’ aborda con maestría 14 momentos que han supuesto un punto de inflexión en la Historia: el ocaso del imperio de Occidente, la derrota de Napoleón, la conquista del Polo Sur o el primer cable de telégrafo en cruzar el océano atlántico, entre otros.
El libro está ilustrado por el artista catalán Kim Amate. Tras trabajar como diseñador gráfico, técnico de preimpresión y maquetador en periódicos, Amate decidió convertirse en ilustrador, diseñador y maquetador freelance, principalmente para el público infantil y juvenil. En 2009 fue ganador, como ilustrador, del XXIX Premio Destino Apel·les Mestres por el álbum ‘La ventana infinita’, de Andrés Pi Andreu.