Redacción Farmacosalud.com
La reducción intensiva del colesterol transportado por las LDL y otras lipoproteínas aterógenas (apoB) es el principal abordaje etiológico de la enfermedad ateromatosa. A pesar de que se logre la reducción extrema de los niveles de C-LDL, los pacientes con aterosclerosis continúan presentando un elevado riesgo cardiovascular residual. A este respecto, icosapento de etilo (IPE) puede ser una vía alternativa para abordar el riesgo residual más allá del descenso del C-LDL.
Esta es una de las conclusiones que se desprenden del simposio ‘Ácidos Omega-3: Un paso adelante en la prevención cardiovascular’, cuyo desarrollo tuvo lugar en el marco del XXXIV Congreso de la Sociedad Española de Arteriosclerosis 2022 (SEA), celebrado en Madrid. La sesión, patrocinada por Amarin, contó con la participación como moderador y al mismo tiempo como ponente del Dr. Luis Masana, facultativo del Hospital Universitario Sant Joan de Reus (Tarragona), mientras que las otras ponencias fueron impartidas por los Drs. Ovidio Muñiz, médico adscrito al Hospital Universitario Virgen del Rocío (Sevilla), y Carlos Lahoz, facultativo del Hospital Universitario La Paz/Carlos III (Madrid).
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