Redacción Farmacosalud.com
Los contaminantes ambientales, el entorno urbano, el estilo de vida o el ámbito socioeconómico son factores no genéticos que condicionan el estado de salud de las personas y conforman el llamado exposoma. En el caso concreto del ámbito socioeconómico, parece claro que nacer pobre es uno de los peores condicionantes que pueda haber. “Indudablemente, la pobreza, la dificultad de acceso a la asistencia sanitaria de calidad, las peores condiciones ambientales, la dieta desequilibrada… todo cuenta para que el conjunto de exposiciones -el exposoma- sea especialmente negativo en el estrato social de la pobreza”, argumenta el Dr. Nicolás Olea, catedrático del Departamento de Radiología y Medicina Física en la Universidad de Granada, y facultativo especialista en el Hospital Clínico de Granada.
Según Olea, meses atrás una autoridad canadiense hacía unas declaraciones en relación al COVID-19 muy significativas: recordaba que, para abril de 2020, la pandemia se presentaba como ‘el gran igualador (the great equalizer)’, es decir, que la enfermedad hacía a todo el mundo igual. “En diciembre, esa misma autoridad recordaba que nos estamos enfrentando a una tormenta global, pero no todos navegamos en barcos de la misma categoría: las clases más desfavorecidas se enfrentan al conjunto de pandemias -sindemia, la llaman algunos- montados en un cayuco, mientras otros lo hacen en yates de lujo”, señala el experto en declaraciones a www.farmacosalud.com.
El incremento a la radiación UV se asocia con la supresión de la inmunidad celular
El cambio climático o calentamiento global, por supuesto, también mantiene una estrecha relación con los factores exposómicos, tal y como detalla Olea: “En el marco del Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático y en consonancia con iniciativas europeas e internacionales, el Ministerio de Sanidad publicó el informe ‘Impactos del Cambio Climático en la Salud’. Los aspectos que suscitan mayor preocupación, como son los fenómenos meteorológicos, enfermedades de transmisión hídrica, alimentaria y a través de vectores, enfermedades alérgicas y otros cambios como la depleción de la capa de ozono estratosférica y cambios en los ecosistemas, condicionan claramente el exposoma”.
“Fíjese que, por ejemplo, situaciones tan preocupantes como el incremento a la radiación UV se asocia con la supresión de la inmunidad celular, una mayor susceptibilidad a las infecciones, una menor eficacia de la inmunización preventiva y la activación de infecciones víricas latentes. En otras palabras, cambio climático, exposoma y salud humana son tres entidades de las que oiremos hablar mucho en los próximos meses”, afirma el catedrático de Radiología y Medicina Física de la Universidad de Granada.
Con el objetivo de profundizar en las causas de las enfermedades, en los últimos años el novedoso concepto exposómico ha ido adquiriendo un mayor protagonismo en las investigaciones biomédicas de la mano de los avances tecnológicos de medición y análisis. De hecho, ha sido posible establecer relaciones causa-efecto entre factores no genéticos que componen el exposoma y patologías concretas, como la exposición a la radiación solar y el desarrollo del melanoma o los conocidos como disruptores endocrinos y su implicación en la desregulación hormonal de los individuos, dado que esos factores pueden conducir a una gran variedad de afecciones del desarrollo y de base hormonal o metabólica.
‘Informe Anticipando: Exposoma’
Con el fin de dar visibilidad y abordar el estudio de este nuevo concepto científico, el Observatorio de Tendencias en Medicina del Futuro ha elaborado el ‘Informe Anticipando: Exposoma’. “Desde la Fundación Instituto Roche colaboramos para que nuestro país esté a la vanguardia de la innovación en salud a través de iniciativas -como la publicación de este informe- destinadas a poner en valor la medicina del futuro. Y, sin duda, creemos que el exposoma va a resultar clave para alcanzar una comprensión holística acerca de la aparición y desarrollo de ciertas patologías ligadas a exposiciones de factores no genéticos”, asegura Federico Plaza, vicepresidente de la Fundación Instituto Roche.
“En los últimos años ha habido un interés creciente por parte de la comunidad científica en identificar y definir los factores no genéticos que pueden tener efectos sobre la salud y la forma compleja en que estos factores interactúan con el individuo", comenta mediante un comunicado el Dr. Olea, a su vez coordinador de dicho informe. Lo que se ha buscado y se está buscando, en definitiva, es ampliar el conocimiento etiológico en el campo de la exposómica.
A juicio de Olea, la principal conclusión que puede extraerse del nuevo documento es que “ha llegado el momento de poner en un conjunto la información tan valiosa que se está generando en campos tan distintos como la toxicología, la epidemiología o las ciencias sociales. Cada una de estas ciencias se ha desarrollado de forma autónoma generando datos relevantes que necesitan ser considerados de forma holística. Como bien se ha dicho, todos los factores que conforman el exposoma deben considerarse en su conjunto para la predicción de factores de riesgo de enfermar, y para actuar, en consecuencia, con políticas preventivas. Bioestadística, matemáticas y nuevos métodos para el tratamiento de datos masivos van a ser necesarios para manejar información tan abundante y tan dispar. Los progresos en ciencias -ómicas y, especialmente en genómica- servirán de ayuda para conseguir los objetivos de la exposómica”.
El 16% de las muertes a nivel mundial están asociadas exclusivamente a la contaminación
El estudio ‘Global Burden of Disease’ determina que 9 millones de muertes al año, el 16% de las defunciones a nivel mundial, están asociadas exclusivamente a la contaminación del aire, agua y suelo. “Estos datos ponen de manifiesto la relevancia de identificar, entre otros, los determinantes ambientales de las enfermedades con el objetivo de mejorar la salud de las personas. Dado que estos factores pueden intervenir en el desarrollo de muy variadas patologías de alta prevalencia, su estudio resultará clave para el desarrollo de acciones preventivas, diagnósticas y terapéuticas individualizadas en el marco de la Medicina Personalizada de Precisión”, apunta el experto.
En este sentido, Consuelo Martín de Dios, directora gerente de la Fundación Instituto Roche, sostiene que “el estudio del exposoma será fundamental en el diseño de acciones preventivas, diagnósticas y terapéuticas en la medicina del futuro y una herramienta indispensable en las políticas de salud pública, junto con el avance en nuevas tecnologías, el desarrollo de la biomonitorización humana y la creación de nuevas herramientas estadísticas y de bases de datos potentes”. Gracias a multitud de tecnologías emergentes que han abierto camino para el análisis de las implicaciones de diferentes situaciones exposómicas, se podrán identificar biomarcadores de riesgo de patologías asociadas a ciertas exposiciones, pudiéndose diseñar así iniciativas de prevención de determinadas dolencias o formular recomendaciones de hábitos saludables para grupos poblacionales y también de forma individual.
Exposoma químico externo y exposoma químico interno
Con respecto a la idea de biomonitorización humana, cabe destacar que uno de los componentes mejor investigados del exposoma es el ‘exposoma químico externo’, o lo que es lo mismo, el conjunto de compuestos químicos a los que el individuo está expuesto provenientes de múltiples fuentes -aire, agua, comida, ambiente laboral…- y que entran en el organismo hasta acabar provocando una reacción -exposoma químico interno- que puede condicionar el riesgo de enfermar.
“Hoy en día -resalta Olea-, gracias a las nuevas tecnologías analíticas y ómicas, es posible investigar en cualquier individuo el exposoma químico interno, que comprende tanto los compuestos químicos internalizados como los productos de las respuestas del organismo a esas exposiciones. En Europa, se están desarrollando proyectos de carácter supranacional como la Iniciativa Europea de Biomonitorización HBM4EU (27 países europeos), que está procurando información muy valiosa sobre el exposoma químico en todas las regiones del continente y para individuos de todo rango de edad (niños, adolescentes y adultos)”.
Contaminación severa del aire: puede contribuir a aumentar la mortalidad por COVID-19
En el caso concreto del coronavirus (SARS-CoV-2) causante del COVID-19, una afección con alto nivel de variabilidad entre los pacientes en términos de gravedad, el Dr. Olea considera que, precisamente, un factor clave para determinar la causa de esta variabilidad es el exposoma en sí mismo, esto es, el conjunto de todas las exposiciones a lo largo de la vida de un individuo, desde los tóxicos ambientales hasta los tratamientos farmacológicos, pasando por el estilo de vida o la dieta.
“Se ha descrito que la exposición a contaminantes ambientales, así como las elecciones de estilo de vida, pueden afectar la expresión de algunas de las proteínas que actúan como receptor del virus y, en consecuencia, pueden contribuir a la gravedad de la infección”, manifiesta el coordinador del nuevo documento. “De forma particular, un informe reciente indica que los niveles más altos de contaminación del aire pueden ser un factor que contribuya al aumento de la tasa de mortalidad entre los pacientes con COVID-19. Por otra parte, la dieta y el estilo de vida también pueden influir en la determinación de la resiliencia o la susceptibilidad a consecuencias más graves tras haber cursado la infección por SARS-CoV-2. Por último, se está sugiriendo que las diferencias raciales y étnicas que determinan diferentes tasas en los trastornos metabólicos y cardiovasculares podrían contribuir a las interacciones gen/ambiente que condicionan la susceptibilidad al COVID-19”, agrega.
La asociación epidemiológica entre determinados factores que constituyen el exposoma -contaminación atmosférica y dieta desequilibrada, por ejemplo- y la mayor susceptibilidad a la infección SARS o su gravedad se ha visto reforzada por algunas explicaciones mecanicistas. “Por ejemplo -precisa el facultativo del Hospital Clínico de Granada-, se ha asociado una mayor expresión del enzima convertidor de angiotensina ACE2 en células epiteliales pulmonares, provocada por la exposición a partículas ultrafinas PM2.5, con una mayor facilidad de infección del SARS-CoV-2 en esos tejidos, dada la necesidad de esta proteína para la penetración del virus”.
“Igualmente, la mayor expresión de esa proteína en células de tejido adiposo, hígado o riñón se ha relacionado con el mayor daño provocado por la infección en esos órganos, vinculando la gravedad de la enfermedad con la obesidad y la dieta desequilibrada. Es decir, el progreso en el conocimiento de la enfermedad acerca los factores ambientales y el exposoma a la patogenia del virus y se describen mecanismos que ayudan a entender diferencias en incidencia y gravedad de la infección”, explica el Dr. Olea.
Teniendo en cuenta los hallazgos acontecidos hasta el momento, parece evidente que examinar el exposoma está contribuyendo a profundizar en el conocimiento del origen de muchas afecciones. Sin embargo, a pesar de los avances relacionados con el factor exposómico que se han registrado en los últimos años, su estudio todavía resulta muy complejo. La diversidad y la cantidad de moléculas implicadas o agentes que lo componen y el hecho de que el exposoma sea dinámico, ya que va variando a lo largo del tiempo, son algunos aspectos que dificultan su análisis.