Redacción Farmacosalud.com
Un estudio publicado en la revista ‘Apunts Sports Medicine’ revela que el uso de mascarillas durante un ejercicio de mayor intensidad que caminar (>6 METS) disminuye el oxígeno un 4% e incrementa en un 20% la concentración de CO2 (anhídrido carbónico derivado de la exhalación al respirar)1. De acuerdo con el Dr. Gonzalo Grazioli, uno de los autores del estudio y especialista en Cardiología de Àptima Centro Clínico de MútuaTerrassa (Terrassa, en Barcelona), en estas condiciones el deportista “se cansa más y simula un entreno a 2.000 metros” de altitud, aproximadamente. Cabe recordar que, a más altitud, se dispone de menos oxígeno. O, dicho de otra forma: a medida que se incrementa la altura desciende la presión atmosférica, y este fenómeno lleva a una menor presión parcial de oxígeno en el ambiente, que se mantiene en todas las estaciones de la cascada de oxígeno hasta la mitocondria2.
Cansarse más por el uso de la mascarilla simulando un entreno a 2.000 metros “no constituye un problema en personas sanas”, afirma el Dr. Grazioli. De todos modos, llegados a este punto cabe matizar algo importante: si bien hay enfermedades que no implican la aparición de síntomas mientras el ejercicio es realizado respirando aire-ambiente al nivel del mar, las personas que las sufren podrían desarrollar esos síntomas "si ven limitada de forma repentina la disponibilidad de oxígeno”, advierte Grazioli, a su vez doctorado en prevención de muerte súbita en el deporte.
Así, en algún modelo de mascarilla el trabajo confirmó que, durante el ejercicio, se alcanzan 20.000 ppm de anhídrido carbónico (2%), lo que puede resultar incómodo y sintomático para algunos de los individuos con patologías cardiorrespiratorias. “El aumento agudo de CO2, desde el punto de vista respiratorio, no trae mayores problemas. Sin embargo, cuando la concentración de CO2 es mayor de 20.000 ppm es un causante de cefalea, y cuando es mayor de 30.000 ppm se asocia a la aparición de arritmia cardiaca”, destaca el especialista en Cardiología de Àptima Centro Clínico de MútuaTerrassa.
Un estudio pionero
La nueva investigación es la primera que se centra en el uso de la mascarilla en el ámbito deportivo durante la pandemia de COVID-19, y, al mismo tiempo, se ha convertido en la primera cita del centro en la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos (PubMed Central - PMC).
Los autores del estudio plantearon evaluar el impacto fisiológico del aumento del dióxido de carbono (CO2) y la bajada de oxígeno (O2) generados por las mascarillas durante la práctica de deportes aeróbicos. El estudio remite al pasado mes de mayo, durante la fase de reapertura del confinamiento y en un contexto de obligatoriedad del uso de dicho dispositivo de protección, y de autorización para la realización de ejercicio al aire libre en Cataluña. En el marco de la investigación se tomaron tres muestras del aire respirado: basal sin mascarilla, basal con ella y ejercicio con mascarilla. Los resultados demostraron que el uso de mascarilla durante un ejercicio de mayor intensidad que caminar (se realizó el test de Ruffier) disminuye la disponibilidad de oxígeno en un 14% de media y aumenta los niveles de CO2 aspirado a 30 veces.
Como limitación importante del estudio, cabe mencionar que se llevó a cabo con un bajo número de individuos, limitado en gran medida por el confinamiento estricto que existió en Cataluña.
¿Qué ocurre con los senderistas que ascienden por una ladera?
La investigación pone de manifiesto que el uso de mascarilla en deportes al aire libre con una distancia entre individuos superior a 2 metros no parece ser de utilidad, teniendo en cuenta la balanza coste / beneficio de prevención del COVID-19 y seguridad ante la disminución de la aportación de oxígeno. ¿Quiere esto decir que es mejor practicar deporte sin mascarilla, siempre y cuando se haga al aire libre y la distancia entre sujetos sea superior a 2 metros (no pasando por un camino o una ruta demasiado concurridos)? Estudios sobre concentración del coronavirus SARS-CoV-2 en el exterior y las consecuencias que pueda acarrear la exposición en un cruce de 30 segundos con alguien que practique ejercicio físico -manteniendo esa separación de seguridad- en un lugar concurrido demuestran que los riesgos de contagio son muy bajos. Si se tiene en cuenta que el uso del dispositivo de protección no está exento de consecuencias en relación al intercambio gaseoso, “nuestra postura siempre fue, desde que tuvimos las conclusiones del estudio en junio, y en sintonía con lo que recientemente ha recomendado la Organización Mundial de la Salud (OMS), la de no recomendar el uso de mascarillas realizando ejercicio”, manifiesta Grazioli.
El trabajo publicado en ‘Apunts Sports Medicine’ se centra en analizar esfuerzos superiores a la práctica de caminar, por lo que los senderistas -por lo tanto, caminan pero no corren por la montaña- pueden estar preguntándose si ascender por una pendiente con la mascarilla puesta puede afectarles negativamente. “Nuestro estudio valoró un ejercicio mayor que caminar a nivel del mar; por lo tanto, no es capaz de responder esta pregunta de una forma correcta -establece Grazioli-. Sin embargo, mi opinión personal es que, si decido subir caminando con muchos excursionistas al Tibidabo a 500 metros sobre el nivel del mar, lo haría con mascarilla. En cambio, si estoy haciéndolo con 2 amigos al Carlit, a 2.900 metros, no la utilizaría”.
La vacuna frente al COVID-19 y reacciones alérgicas
Por otro lado, tras la decisión de las autoridades sanitarias británicas de desaconsejar la inmunización mediante la vacuna de Pfizer a pacientes con historia de reacciones graves a fármacos y/o alimentos, la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) hace las siguientes puntualizaciones:
1. No se puede generalizar la evitación de la vacuna a todas aquellas personas que han tenido reacciones graves con medicamentos y/o alimentos.
2. Las reacciones alérgicas que pueden aparecer tras la administración de una vacuna dependerán de la composición de la misma (del principio activo y los excipientes que la conforman). Los excipientes se utilizan para dar estabilidad al principio activo, mantener su esterilidad, o dar sabor (en el caso de los jarabes, por ejemplo).
3. En general, las vacunas frente a los virus pueden variar en su composición, tanto en el principio activo como en sus excipientes. Como principio activo, la mayoría están formadas por virus atenuados o fragmentos proteicos, y otras como la del coronavirus de Pfizer, por ARN del virus vehiculada en nanopartículas lipídicas de polietilenglicol. Como excipientes, algunas, como por ejemplo la triple vírica o la de la gripe, pueden contener trazas de proteínas de huevo y algunos antibióticos. En el caso concreto de la vacuna del COVID, contiene POLIETILENGLICOL o PEG y no contiene sin embargo trazas de huevo ni antibióticos.
4. La vacuna de Pfizer frente al COVID-19 no presenta por lo tanto más contraindicaciones en los pacientes alérgicos que cualquier otra persona de la población general. Como indicación principal, no se recomiendan en aquellos que han sufrido reacciones alérgicas previas a sus componentes.
5. Un aspecto muy importante relacionado con la seguridad de todas las vacunas en general es conocer las precauciones y contraindicaciones de cada una de ellas, con la finalidad de evitar situaciones que puedan poner en riesgo al paciente; estas instrucciones vienen descritas en la ficha técnica de cada vacuna. Por otra parte, el profesional que administra este tipo de preparados debe conocer tanto las contraindicaciones como las precauciones necesarias para su administración, así como disponer de los medios adecuados para el tratamiento de un eventual efecto adverso, ya sea una reacción alérgica o de otro tipo.
Las autoridades británicas han atribuido en un primer momento la causa de las reacciones alérgicas a un excipiente de la vacuna del COVID, el polietilenglicol. El polietilenglicol o macrogol es una sustancia presente en algunos medicamentos, como laxantes, antibióticos, analgésicos, antiagregantes, corticoides y antihipertensivos. También está presente en productos de la vida diaria formando parte de la cosmética, como gel, jabones, etc. Las reacciones a esta sustancia, sin embargo, son extremadamente infrecuentes. Están descritas reacciones anafilácticas al macrogol, y reactividad cruzada a Tween80/ polisorbato 80. Pero, dentro de lo poco frecuente que es la presentación de alergia a esta sustancia, sí que se han descrito algunos cuadros de dermatitis de contacto que afortunadamente no entrañan reacciones graves.
Las reacciones descritas con más frecuencia tras la administración de la vacuna del COVID (alrededor de 1 de cada 10 personas que la reciben) son leves y consisten en dolor en el punto de inyección, cansancio, fiebre y dolores musculares. Las reacciones alérgicas son poco frecuentes, por lo que también se tendría que conocer el número de personas a las que se les ha administrado la vacuna, para valorar si esta reacción ha sucedido de forma excepcional o no. Cualquier persona alérgica debe informar a su médico de su alergia antes de la administración de cualquier fármaco, para que se pueda valorar la necesidad de remitir a un alergólogo.
Llega a las farmacias un nuevo test rápido
El test rápido de la empresa española ProtectLine, con una sensibilidad del 100% y que detecta anticuerpos del coronavirus en menos de 15 minutos, llega a las farmacias. Para detectar la presencia o no de anticuerpos que hayan surgido como respuesta a una infección por SARS-CoV-2, se necesitan de dos a tres gotas de sangre que se extraen de un pinchazo en la yema del dedo. Estos nuevos sistemas de detección solo podrán adquirirse en farmacias y bajo prescripción médica para que, posteriormente, el usuario pueda realizarse la prueba de forma autónoma en su domicilio.
El test cuenta con una sensibilidad del 100% para los anticuerpos IgG que genera el cuerpo humano en esta nueva variante del coronavirus y del 87,01% para los IgM. La especificidad de la prueba en ambos casos es del 100%.
Referencias
1. Pifarré F, Dulanto Zabala D, Gonzalo Grazioli G, De Yzaguirre i Maura I. COVID-19 and mask in sports. Apunts Sports Medicine. 2020; 55(208): 143–145. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7275167/
2. Borderías-Clau L. El pulmón en las alturas. Arch Bronconeumol. 2005;41(10):537-539.