Redacción Farmacosalud.com
Los cirujanos levantan la voz ante la situación precaria en la que están trabajando actualmente en España debido la pandemia, quedando prácticamente supeditada toda su labor a la atención de pacientes con COVID-19, a la resolución de urgencias quirúrgicas y a la práctica de consultas telemáticas. Así lo atestigua la Dra. María Dolores Frutos, del Servicio de Cirugía General y del Aparato Digestivo del Hospital Clínico Universitario Virgen de la Arrixaca de Murcia, quien asegura que “nuestro trabajo ha pasado a ser sólo para atender urgencias quirúrgicas en las guardias, para dispensar consultas telemáticas y para ayudar al resto de especialidades médicas contra la COVID-19”; es más, esta experta, que es también Profª. asociada de la Universidad de Murcia, indica que “los servicios quirúrgicos han sido relegados a un último lugar y los cirujanos hemos dejado prácticamente de operar, y difícilmente las heridas quirúrgicas pueden ser valoradas fiablemente por telemedicina”.
Solo a título ilustrativo, pero como ejemplo de lo que está sucediendo en la mayor parte de los hospitales españoles, la Dra. Frutos detalla la situación que se vive actualmente en el Hospital Clínico Universitario Virgen de la Arrixaca de Murcia, donde “se ha reducido la actividad quirúrgica a menos de la mitad, e incluso se plantea anularla por completo. De unos 20 quirófanos semanales hemos pasado a 4 y, seguramente, puede que en las próximas semanas no dispongamos de ninguno por la evolución de la pandemia en nuestra Comunidad”.
“Los gerentes hospitalarios hacen lo que pueden”
Hay pacientes oncológicos (cáncer de colon, hígado, páncreas, estómago...) o con otras patologías no oncológicas que amenazan seriamente la salud (obesidad, enfermedad inflamatoria intestinal...) que si no se operan pueden tener graves consecuencias. A juicio de esta especialista, “los gerentes hospitalarios hacen lo que pueden; siguen los modelos de predicción para no colapsar el hospital, dejando camas, respiradores, quirófanos y salas de reanimación libres por el aumento de casos positivos, aunque parece que la gravedad y mortalidad es algo inferior que en marzo”. Sin embargo, la realidad es que muchos pacientes en lista de espera quirúrgica siguen sin poder operarse, “y esto es muy grave: aumentan las complicaciones, empeora el pronóstico y disminuye la supervivencia de los pacientes que precisan un tratamiento quirúrgico”.
Por su elevada frecuencia, importancia e implicaciones clínicas, resulta especialmente paradigmático el retraso o la práctica paralización de las intervenciones quirúrgicas en pacientes obesos debido al COVID-19, más aún sabiendo que la obesidad es un factor de riesgo independiente para enfermedades graves y muerte por COVID-19. Esto, además, supone un obstáculo más en la implementación de la cirugía bariátrica en España; y es que, a pesar de que la obesidad se ha convertido en una pandemia mundial de consecuencias más terribles que el propio SARS-Cov-2 a medio plazo, y con costes más elevados, “generalmente las autoridades sanitarias se han mostrado poco proclives a promover el tratamiento quirúrgico para la obesidad”, advierte la especialista en Cirugía Bariátrica y Laparoscópica del Hospital Clínico Universitario Virgen de la Arrixaca.
Para el Dr. Andrés Sánchez-Pernaute, jefe de Sección de Cirugía Esófago Gástrica y de Obesidad Mórbida del Hospital Clínico San Carlos (Madrid), “la decisión en la mayor parte de los centros de comenzar la ralentización de la actividad quirúrgica prohibiendo la cirugía bariátrica resulta especialmente dramática”. Sin embargo, admite que no se trata de una medida inusual: “Estamos acostumbrados a que la primera cirugía que se suspende cuando hay restricción de camas en un hospital es la bariátrica y ocurre todos los años con la llegada de las infecciones respiratorias invernales”. Según continúa relatando este experto, “generalmente de forma indiscriminada se ordena no operar a pacientes con obesidad, sin hacer distinciones entre ellos y sin permitir a sus médicos (cirujanos y endocrinólogos) asignar prioridades en función de las enfermedades asociadas que presentan”.
Demoras que cuestan vidas
El retraso en la realización de una cirugía bariátrica puede tener importantes implicaciones en la calidad de vida y en la supervivencia del paciente con obesidad mórbida). “La pandemia de SARS-Cov-2 y la cancelación o demora de las cirugías electivas ha contribuido a empeorar sensiblemente la situación de los pacientes pendientes de una cirugía bariátrica”, afirma el Dr. Sánchez-Pernaute, quien reconoce que “un retraso en el inicio de los programas de cirugía bariátrica supondrá un incremento de los porcentajes de mortalidad en lista de espera y un aumento de las comorbilidades”.
Además de las altas cifras de mortalidad del paciente en lista de espera para cirugía bariátrica, actualmente se sabe la elevada agresividad de la infección que causa la COVID sobre estas personas, sea por su exceso de peso o por las patologías cardíacas, respiratorias o metabólicas asociadas. En este sentido, como recomienda el cirujano del Hospital Clínico San Carlos, “la gestión hospitalaria no se debe reducir a la suspensión de la actividad, sino al desarrollo de alternativas ambulatorias o semi-ambulatorias para mantener esta actividad quirúrgica en márgenes de seguridad”. En caso contrario, según Sánchez-Pernaute, “muchos de los pacientes subsidiarios de someterse a una cirugía por obesidad o enfermedades metabólicas no serán intervenidos jamás”.
“A nivel psicológico, la larga espera y la incertidumbre que causa la prolongación de la demora en la intervención hace que los pacientes candidatos a cirugía bariátrica aumenten su grado de estrés, ansiedad y frustración frente al proceso”, informa la Dra. Frutos. Pero la demora en la atención quirúrgica de estos pacientes también puede tener un negativo impacto psicosocial. Es habitual que las tasas de desempleo en obesos sean superiores a las de aquellos con normopeso. Por lo tanto, reflexiona Frutos, “el retraso en el acceso a los tratamientos quirúrgicos bariátricos tendrá también un impacto a la hora de iniciar o reanudar la actividad laboral, pudiendo crear importantes brechas psicosociales en las que de nuevo éste será uno de los colectivos más perjudicados”.
Movistar Salud, un nuevo servicio de telemedicina
A todo esto, Movistar y Teladoc Health lanzan Movistar Salud, una iniciativa de telemedicina destinada a promover la atención médica remota, un tipo de servicio que cobra especial importancia en la actualidad porque la pandemia de COVID-19 ha impuesto una ‘nueva normalidad’ marcada por el distanciamiento social y la limitación a la libre circulación de personas.
Movistar Salud se centra en hacer disponibles consultas médicas desde cualquier dispositivo conectado y desde cualquier lugar en el que el ciudadano se encuentre. Los profesionales médicos estarán accesibles los siete días de la semana a cualquier hora, con las máximas garantías de privacidad y seguridad. La cobertura sanitaria está pensada para grandes empresas, pymes y clientes particulares.