Redacción Farmacosalud.com
Un tratamiento que da risa. Y no, no hay ningún ánimo peyorativo en tal afirmación. Más bien todo lo contrario. Porque el procedimiento terapéutico en cuestión devuelve la capacidad de poder sonreír a aquellas personas que han sufrido una parálisis facial incompleta. Y eso no tiene precio, al menos en términos de calidad de vida. Según el doctor Bernardo Hontanilla, director del Departamento de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética de la Clínica Universidad de Navarra (Pamplona), al principio el paciente que se ha sometido a la intervención tiene que “masticar para sonreír”, pero se ha comprobado que “al cabo de un año o un par de años”, con sesiones de fisioterapia de por medio, se llega a un punto en el que el paciente aprende a disociar esos gestos y ya no le hace falta recurrir a la masticación para poder mostrar una sonrisa.
La parálisis facial es una afectación nerviosa consistente en la pérdida total o parcial (incompleta) del movimiento muscular voluntario en un lado de la cara. Se produce por un fallo en el nervio facial, incapaz de transmitir las órdenes nerviosas a los principales músculos de la cara. Entre sus manifestaciones clínicas destacan la imposibilidad de levantar una ceja, cerrar un ojo, incapacidad para sonreír y alteraciones en el habla, apuntan fuentes de la Clínica Universidad de Navarra.
Ser mujer y haber viajado al Caribe supone un factor de riesgo
Las parálisis faciales incompletas (pérdida parcial del movimiento muscular voluntario en un lado de la cara) de origen idiopático (desconocido) se producen en, aproximadamente, un tercio de los pacientes con parálisis de Bell. Aunque no se sepa el origen de la alteración, se sospecha que detrás de una parálisis incompleta puede haber antecedentes de infecciones víricas y estrés. Asimismo, existe un dato tan llamativo como sorprendente: ser mujer y haber viajado al Caribe supone un factor de riesgo. “Está documentado: hay mujeres que viajan al Caribe y que, cuando vuelven, presentan parálisis faciales de Bell idiopáticas y al final presentan una parálisis incompleta. No se sabe muy bien por qué ocurre, pero probablemente tenga que ver con algún factor viral desconocido”, revela Hontanilla a www.farmacosalud.com.
El nuevo procedimiento reparador puesto en práctica por la Clínica Universidad de Navarra se inspira en una técnica ya existente usada para las parálisis faciales totales o completas. “Habíamos sido también pioneros en la aplicación del procedimiento en las completas. Partiendo de esta base, y viendo los resultados, lo que hemos hecho ha sido aplicar la técnica en las parálisis incompletas, que son las más complicadas, porque son pacientes que han recuperado algo de movilidad facial, pero la han recuperado mal”, explica el doctor. Por contradictorio que parezca, en este ámbito de la cirugía plástica y reparadora es más fácil solucionar una lesión total que una parcial. “En medicina, las cosas que son muy llamativas a veces son las más fáciles de solucionar. Lo más fácil es solucionar una parálisis facial bilateral completa, o sea, un paciente que no pueda mover la cara. Lo más difícil es, por ejemplo, aumentar un poco la cantidad de movimientos faciales (como en el caso de una parálisis incompleta) porque hay que respetar los que ya tiene el paciente”, detalla Hontanilla.
Regeneración ‘aberrante’ de las fibras nerviosas
En una parálisis de Bell se produce una parálisis completa que dura aproximadamente unos 3 meses. Posteriormente, de forma espontánea el paciente empieza a regenerar las fibras nerviosas, pero lo hace de manera “aberrante, o sea, el paciente puede tener un cara ‘aceptable’ en reposo pero cuando se le solicita que sonría no termina de tirar bien o tira muy poco de la comisura, etc. Eso es una parálisis facial incompleta”, refiere el cirujano plástico.
El nuevo procedimiento reparador consiste en efectuar una escisión del nervio facial y una transposición del nervio masetérico (nervio que activa el músculo masetero, propio de la masticación) para conectarlo al músculo cigomático mayor, productor de la sonrisa. En origen, el músculo cigomático mayor está inervado por el nervio facial, del que se desconecta durante la cirugía. En otras palabras, como el nervio facial se ha regenerado de manera ‘aberrante’, lo que en realidad se hace en el acto quirúrgico es cortar dicho nervio facial y provocar una nueva parálisis que durará un par de meses. En la operación, asimismo, se conecta el nervio facial con el nervio masetérico. Este nervio, el masetérico (el que proporciona la masticación), sí que es es capaz de “dar la orden de arrastre de la comisura y por tanto de provocar una sonrisa”, precisa el facultativo. En cierto modo, lo que la operación consigue es que el nervio que proporciona la masticación sirva también para proporcionar la sonrisa.
“¿Qué inconveniente tiene esto? -se pregunta Hontanilla-. Pues que, de entrada, hay que masticar para sonreír… Pero como el área cortical que depende del músculo masetero y el área cortical que depende de la musculatura facial están muy próximas, hemos visto que al cabo de un año o un par de años, sobre todo en mujeres, no hace falta masticar para poder sonreír debido a la plasticidad cerebral existente”.
“Se aprende a no tener que apretar los dientes o cerrar la boca para poder sonreír”
En resumen: la técnica consistiría en dar un pequeño paso atrás -cortar el nervio facial y causar una nueva parálisis- para dar un gran salto hacia adelante -recuperar la capacidad de sonreír-. Hacia el final del proceso se da un pequeño paso ‘en falso’ -tener que masticar para poder reír-, pero con el paso del tiempo el paciente da un salto de gigante al aprender a reír de manera autónoma con respecto al acto de masticar. Todo ello se logra a partir de unos ejercicios de fisioterapia, tal y como señala el galeno: “Tras la cirugía, el paciente tiene que masticar para sonreír y después tiene que aprender a disociar, algo que logran sobre todo las mujeres. Aprenden la disociación, es decir, aprenden a no tener que cerrar ni apretar los dientes o cerrar la boca para poder sonreír”.
El nuevo tratamiento y sus resultados se han publicado recientemente en la revista científica de impacto en su especialidad, ‘The British Journal of Oral & Maxillofacial Surgery’. El estudio se realizó sobre los resultados de las intervenciones realizadas a 9 pacientes (2 hombres y 7 mujeres) con parálisis facial unilateral incompleta con la transposición del nervio masetérico. La valoración cualitativa mostró una ligera mejoría o pronunciada en 7 de 9 pacientes.
Referencia artículo:
Br J Oral Maxillofac Surg. 2015 Jul 1. pii: S0266-4356(15)00220-X. doi: 10.1016/j.bjoms.2015.06.011.