Dr. Santiago García-Tornel / Redacción Farmacosalud.com
“En las primeras semanas de vida, la influencia del biberón y la tetina en la nutrición pueden llegar a ser esenciales. Eso es especialmente importante en la alimentación del prematuro o en niños con malformaciones orofaciales, que pueden requerir tetinas especiales”, afirma el doctor Santiago García-Tornel, médico del Servicio de Pediatría del Hospital Sant Joan de Déu (Esplugues de Llobregat, en Barcelona). Por otro lado, García-Tornel recomienda “a los padres retirar el biberón al año” para evitar que el uso demasiado prolongado en el tiempo de este utensilio perjudique al niño. Según el especialista, “la mayoría de los casos del uso prolongado del biberón suelen producirse por un planteamiento erróneo en la alimentación y el sueño”, por lo que a medida que el bebé va creciendo éste “debería ir aprendiendo a separar las comidas de irse a dormir”, ya que “los adultos comen en un lugar, pero duermen en otro”.
-Hay varios tipos de tetinas. ¿Qué criterios deben guiar a la hora de recomendar una u otra a los progenitores?
En el capítulo de la puericultura, la oferta de biberones y tetinas es muy variada y escoger la opción correcta suele resolverse en las farmacias y con el paso del tiempo por error-acierto (es decir, ir probando hasta encontrar la mejor).
El material de las tetinas suele ser de dos tipos: 1) las de silicona son transparentes, más duras al tacto, más resistentes al calor, pero tienen más facilidad al desgarro, y 2) las de látex, de color marrón, que son más suaves y flexibles pero que se deterioran más por la acción del calor y de la luz. Además, pueden desarrollar alergias. Los fabricantes las proporcionan en diferentes tamaños, etapas o tallas; en diferentes formas, anatómicas, de base ancha o estrecha y con diferentes flujos que no suelen estar reflejados en la etiqueta[1]. Un bebé sano con buena succión podría usar cualquier tipo de tetina, pero en niños pequeños y con poca succión suelen comer mejor con tetinas blandas y de bajo flujo.
-¿Cuándo hay que cambiar una tetina?
Se cambian por dos motivos. El más frecuente, por mal funcionamiento o desproporción entre el flujo de salida y la manera de succionar el niño. Si el orificio es muy pequeño, el bebé deberá succionar con fuerza y tragará aire; si es grande, puede tener dificultad para deglutir y provocar el atragantamiento. En general, un biberón funciona bien cuando al ponerlo boca abajo la leche cae a un ritmo de una gota por segundo y deja de gotear al cabo de unos segundos. Una tetina de agujero pequeño puede ser adecuada para beber agua, pero es necesario una con un orificio mayor para la leche. Como cada niño es diferente, se tendrá que probar la que mejor se le adapte.
El segundo, es el deterioro o desgaste de la tetina. Las de látex suelen durar menos que las de silicona y se deforman más fácilmente y el deterioro dependerá de la frecuencia de uso. En general, suelen durar unos 2-3 meses, pero se deben cambiar siempre que muestren signos de desgaste como adelgazamiento, abombamiento, estrías, cambio de coloración, pérdida de elasticidad, y en las de látex cuando se tornan pringosas.
-¿Si el bebé tiene dolor de barriga o flatulencia puede ser de la tetina, que trague aire al chupar el biberón? ¿Cómo saberlo?
Todos los individuos degluten aire al comer. La inmadurez del aparato digestivo y el hecho de que la alimentación sea por succión facilita la entrada de aire en el estómago. Por otro lado, la pared intestinal del bebé es más delgada y su tránsito intestinal más rápido e irregular. Ello hace que se perciban con mayor intensidad los ruidos intestinales. Además, la expulsión de gases es frecuente por comer más a menudo. Todo ello se percibe erróneamente como molestias digestivas cuando, en realidad, lo normal en un bebé es que tenga hipo, regurgitaciones, haga esfuerzos para defecar o tenga gases. Si a eso se añade un temperamento más difícil con llanto frecuente y agudo, se desencadena la compra de medicamentos y biberones anticólico, o se procede a consultas médicas repetidas.
-Los utensilios, biberones, tetinas, etc., deben lavarse concienzudamente y esterilizarse para el lactante de menos de 4 meses[2]. ¿Cómo se esterilizan correctamente todos estos materiales?
Durante años se estuvo aconsejando la esterilización de los envases y de las tetinas por medio de calor (hervido) o por métodos químicos. Ello suponía una sobrecarga de tiempo y gasto energético[3]. Con la mejoría de las condiciones sanitarias tanto en la red del agua como en los domicilios, estas recomendaciones han variado simplificando su preparación. En realidad, lo que hay que asegurar es que tanto el biberón como el agua estén libres de gérmenes. En síntesis, se recomienda:
a) Lavado de manos antes de preparar los biberones o alimentar al bebé.
b) Limpiar la parte superior de las latas de leche de fórmula antes de abrirlas.
c) Esterilizar el biberón tras comprarlo nuevo.
d) No hace falta esterilizar los biberones. Se pueden poner en el lavavajillas con otros utensilios si dispone de un secado caliente. También se pueden lavar con agua y detergente haciendo un buen aclarado. También puede hacerse con las tetinas.
e) Los capuchones del biberón también se han de lavar repetidamente, así como todo lo que se utilice para prepararlo.
f) Si el agua es potable, pero hay dudas de que esté contaminada, hay que hervirla.
-¿Qué enfermedades puede desarrollar un bebé con un biberón mal esterilizado?
Los productos lácteos facilitan el crecimiento de los gérmenes y la leches en polvo, aún preparadas por empresas solventes, pueden contener coliformes y otras bacterias. El E. sakazakii puede causar una enfermedad invasiva grave en los primeros dos meses de vida, especialmente en prematuros, con una mortalidad de hasta el 80%.
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La multiplicación de los gérmenes está claramente relacionada con la temperatura moderada (temperatura ambiente). Por ello, la ESPGHAN[4] hace las siguientes recomendaciones:
a) Preparar los biberones en cada toma.
b) Desechar el sobrante y no utilizarse para la siguiente toma.
c) No poner la leche preparada en envases calientes ni termos.
La mala manipulación por parte de los padres y una deficiente higiene suelen ser, sin embargo, la causa más frecuente de contaminación.
-¿El biberón y la tetina empleada influyen en la nutrición del bebé? ¿Una buena elección de esos complementos mejora la alimentación pediátrica?
En las primeras semanas de vida, la influencia del biberón y la tetina en la nutrición pueden llegar a ser esenciales. Eso es especialmente importante en la alimentación del prematuro o en niños con malformaciones orofaciales, que pueden requerir tetinas especiales. Niños sanos pero poco vigorosos pueden cansarse de chupar por un orificio pequeño dando la sensación de que ya están satisfechos. Si el niño, además, padece algún trastorno cardiovascular o una infección respiratoria aguda como la bronquiolitis, el flujo de leche debe ser muy ajustado para no generar complicaciones como la broncoaspiración.
-¿Las normas de lactancia artificial (con biberón) son las mismas que la lactancia materna? (es decir, a libre demanda, etc.)
El bebé sano se regula perfectamente en sus necesidades y la lactancia con fórmula puede ser a demanda como en la lactancia materna. La diferencia es que en la lactancia materna los padres no saben la cantidad de leche ingerida en cada toma. Como el bebé suele ser irregular hasta que se va regulando con el paso del tiempo en frecuencia y cantidad, los padres pueden preocuparse porque, en ocasiones, hay mucha diferencia entre una toma y otra.
-La lactancia mixta se utiliza en aquellos casos en los que la lactancia materna es insuficiente y se hace necesario un suplemento en forma de leche artificial.[5] ¿Cómo deben combinarse estos dos tipos de alimentación? ¿El bebé podría acostumbrarse al biberón y rechazar el pecho?
Hay varias formas de combinar la LM con el biberón y por diversos motivos. En el caso de insuficiencia se pueden dar suplementos fijos y regulares, pero siempre después de la lactancia materna, que siempre será a demanda. En los casos en que la madre se incorpore al trabajo y no pueda guardar su propia leche, se deberá ‘entrenar’ al niño para que vaya aceptando succionar de una forma distinta y con un sabor de leche completamente diferente. A eso se añade que la persona que cuidará al bebé también debe familiarizarse con su alimentación para cuando la madre no esté presente.
-¿Qué estrategia puede servir para el bebé que rechaza el biberón? ¿Cuál es la mejor manera de acostumbrar al niño, que siempre ha tomado pecho, a tomar el biberón?
Introducir el biberón en un bebé que sólo ha tomado pecho puede convertirse en una odisea si nunca ha llevado chupete. Muchos de esos niños han hecho servir el pecho de la madre exclusivamente y no aceptan el cambio de textura, forma y sabor. Si han empleado chupete, la introducción del biberón es mucho más sencilla. En los casos en que la obstinación del bebé sea muy importante, o se espera a que su apetito sea superior al rechazo, o se puede intentar acostumbrarlo al nuevo sabor de la leche por medio de la administración con cuchara.
-La caries del biberón es una enfermedad de evolución rápida y agresiva que afecta a la dentición temporal de niños de muy corta edad en los que la alimentación con biberón se ha prolongado más allá del tiempo recomendable[6]. ¿Cómo pueden evitar los progenitores que el niño ‘se enganche’ a este dispositivo?
Recomiendo a los padres retirar el biberón al año y el chupete a los dos. La mayoría de los casos del uso prolongado del biberón suelen producirse por un planteamiento erróneo en la alimentación y el sueño. A medida que crece, un bebé debería ir aprendiendo a separar las comidas de irse a dormir. Los adultos comen en un lugar, pero duermen en otro. Es bastante común que, cuando ya no corresponde, el niño se duerma en brazos de los padres tomando el biberón, hecho que se repite en los despertares nocturnos.
-¿Más allá de la caries del biberón, es contraproducente prolongar el uso de este utensilio?
El uso prolongado del biberón y del chupete favorece la mala posición de los dientes (mordida abierta) y puede interferir en el aprendizaje de los movimientos de la lengua, que se traducen en problemas de dicción. Además, se produce un efecto adicción, especialmente con el agua. Muchos niños beben agua frecuentemente y desarrollan una tendencia similar a la potomanía, con lo que se reduce su apetito.
-Por cierto… ¿Existen falsos mitos acerca de los biberones?
Sabiendo que la lactancia materna proporciona la mejor nutrición al bebé, todavía existe cierta creencia injustificada de que la alimentación de fórmula no es tan aceptable como la lactancia materna por provenir de la leche de vaca. El biberón es una buena alternativa nutritiva que también facilita el vínculo, la proximidad emocional y un buen desarrollo.
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Referencias
1. Milk flow rates from bottle nipples used after hospital discharge. Pados BF; Park J; Thoyre SM; Estrem H; Nix WB. MCN. The American Journal of Maternal Child Nursing 2016; 41(4): 237-243
2. Aurora Lázaro Almarza A., Martín Martínez B. ‘Alimentación del lactante sano’. Protocolos diagnóstico-terapéuticos de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica SEGHNP-AEP. 287-295. Difusión online https://www.aeped.es/sites/default/files/documentos/alimentacion_lactante.pdf
3. Alcover E, S. García-Tornel. La esterilización de biberones, tetinas y agua: ¿Por qué hacemos trabajar a las madres más de la cuenta? Disponible en https://www.aeped.es/sites/default/files/anales/44-5-32.pdf
4. Agostoni C1, Axelsson I, Goulet O, Koletzko B, Michaelsen KF, Puntis JW, Rigo J, Shamir R, Szajewska H, Turck D, Vandenplas Y, Weaver LT; ESPGHAN Committee on Nutrition. Preparation and handling of powdered infant formula: a commentary by the ESPGHAN Committee on Nutrition. J Pediatr Gastroenterol Nutr. 2004 Oct;39(4):320-2
5. Suárez Sanz S. ‘Alimentación infantil. Asesoramiento nutricional’. Farmacia Profesional 2001;15:62-70. Elsevier http://www.elsevier.es/pt-revista-farmacia-profesional-3-articulo-alimentacion-infantil-asesoramiento-nutricional-13015469
6. Molina Escribano A., López Garví A. J., López Ibáñez C., Sáez Cuesta Ú. ‘Caries del biberón’. Rev Clin Med Fam [Internet]. 2008 Jun [citado 2017 Oct 31] ; 2( 4 ): 184-185. Disponible en http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1699-695X2008000200010