Enric Arandes
El uso de probióticos multiespecie tiene un mayor beneficio que cuando se utiliza un probiótico monoespecie o un monoespecie en el que se hayan usado diferentes cepas. Los probióticos, en suma, trabajan mejor cuando lo hacen en equipo, de forma conjunta y combinando diferentes funcionalidades.
En resumen, los probióticos multiespecie “tienen un mayor beneficio que los probióticos monoespecie” y la combinación de diferentes propiedades otorga a este probiótico una mayor eficacia. Es el caso de Seidibiotics, que es un probiótico vaginal multiespecie, cuya combinación de probióticos hace del producto un verdadero 'dream team' con magníficos resultados.
Esta es la principal conclusión de la Sesión PROBIÓTICOS MULTIESPECIE celebrada en el marco de la Undécima Edición del Curso Diatros de Ginecología, que ha tenido lugar entre los días 26 y 28 de Abril en Barcelona.
La sesión fue impartida de forma amena y brillante por la Profesora Concha Navarro Moll, catedrática de Farmacología de la Universidad de Granada, quien destacó la mayor eficacia de este tipo de probióticos en diferentes enfermedades, como la diarrea o la enfermedad inflamatoria intestinal. O más recientemente, en enterocolitis necrotizante, donde se ha demostrado que el uso del probiótico multiespecie es mucho mejor que el probiótico monoespecie o un monoespecie en el que se hayan utilizado distintas cepas[1].
Las infecciones vaginales, principal motivo de consulta
El principal motivo de consulta al ginecólogo son las infecciones vaginales, de las que destacan como más importantes las vulvocandidiasis y la vaginosis bacteriana (VB), esta última caracterizada por sus altas recurrencias cifradas en un 80%. La vaginosis bacteriana es la más común y se caracteriza por una gran alteración de la microbiota vaginal y una severa disminución de lactobacilos y alta diversidad de otras especies bacterianas, debido a un incremento de los valores de pH superior a 4.5.
En ocasiones, es asintomática y en otras se manifiesta con leucorrea y con un característico olor a pescado. Generalmente, es provocada por infección con Gardnerella vaginalis.
La segunda infección vaginal más común es la vulvocandidiasis y se caracteriza por el sobrecrecimiento de distintas especies de cándida. Su tasa de recurrencia es del 30-40% y se manifiesta por un prurito vaginal intenso y severo, quemazón y una leucorrea muy característica.
Los factores de riesgo de ambas infecciones son coincidentes, como el tabaco, la dieta, la fase menstrual, la edad o la promiscuidad sexual, entre otros. La Profesora Navarro incidió en “la alta recurrencia de este tipo de infecciones, en el impacto que tiene en la salud sexual y reproductiva de la mujer, en su incidencia en todas las edades de la mujer y en las pocas opciones de tratamiento que existen”. Los antibióticos y antifúngicos son, en una primera instancia, eficaces en la infección, pero, como sostiene esta experta, “tienen un gran ‘PERO’ y es que no previenen las recurrencias”.
¿Qué podemos hacer?
Lo interesante es restaurar la microbiota vaginal y ¿cómo restaurarla?, se pregunta la Profª Navarro: “Con los probióticos, definidos por la OMS como microorganismos vivos que administrados en cantidades adecuadas, confieren beneficios al hospedador”.
Entre los componentes de la microbiota vaginal beneficiosos para el huésped, destacan fundamentalmente las Bifidobacterias (ej.: Bifidobacterium bifidum) y los Lactobacilos (ej.: Lactobacillus acidophilus).
En términos generales, los probióticos se caracterizan por “la producción de sustancias antimicrobianas, como el ácido láctico “en tanto en cuanto es capaz de mantener los valores de pH adecuados entre 3.5 y 4.5”. Por otro lado, muchas de estas especies probióticas son capaces de producir peróxido de hidrógeno, que determina que “todos aquellos gérmenes patógenos que no son capaces de producir catalasas sean sensibles a la producción de H2O2. Esas especies se caracterizan además por presentar una mayor estabilidad en el ecosistema vaginal”.
Los probióticos, sostiene la Profª Navarro, tienen “la capacidad de entrar en competencia por los sitios de adhesión frente a los agentes patógenos (bacterias o levaduras)”. Y añade: “Son capaces de coagregarse con patógenos, lo que sin duda es muy importante porque redunda en una mayor eficacia”.
En resumen, podemos decir que cuantos más mecanismos de acción, complementarios y sinérgicos en los diferentes procesos, mayor eficacia presentará el probiótico y por tanto, estará dotado de un mayor interés desde el punto de vista clínico.
No son iguales entre sí
Se ha demostrado que los probióticos no son iguales entre sí. Y la experta puso como ejemplo la inhibición de la Candida albicans. De hecho, se contemplan diferentes cepas como el Estreptococo o el Lactobacilus acidofilus y en ésta en concreto existen las cepas Lactobacilus acidofilus W22, W55 y W74 que tienen capacidades inhibitorias diferentes frente a la Cándida albicans. Mientras Lactobacilus acidofilus W55 no tiene ninguna capacidad de inhibición, la L. acidofilus W22 tiene una capacidad del 95% en tanto que la L. acidofilus W74 la tiene del 100%.
La farmacóloga puso también como ejemplo los probióticos productores de peróxido de hidrógeno: Las cepas probióticas más eficaces por su alta producción o producción media de H2O2 serán L. acidophilus W74 (el más potente en producción de agua oxigenada), L. gaseri W44, L. salivarius W24 y L. salivarius W57.
En cambio, hay otras cepas como L. plantarum W62, L. casei W79 o L.acidophilus W55 que tienen una muy baja producción de agua oxigenada, “lo que los hace menos eficaces frente a determinados parámetros”
La capacidad de adhesión de los probióticos
La capacidad de adhesión tiene su gran importancia a efectos de prevenir las recidivas en las infecciones vaginales. Es la capacidad que tiene cada probiótico de unirse a la mucosa epitelial. “Si se une a los receptores de unión, no va a dejarse que se una el agente patógeno correspondiente, y si no puede penetrar, no puede provocar la correspondiente infección”, sostiene la especialista.
En este sentido, “la adhesión de estos probióticos está determinada por el grado de hidrofobicidad que presente cada uno de estos microorganismos, bien sean patógenos o bien sean probióticos”[2]. Según el estudio y la técnica de Van der Mei, se ha demostrado que los lactobacilos en las proteínas de superficie tienen la capacidad de establecer enlaces más o menos importantes con los receptores celulares de la mucosa vaginal[3,4].
La medida del ángulo que forma el probiótico o el agente patógeno al unirse con la célula epitelial va a determinar el que tenga una mayor o menor capacidad de adhesión. “Aquellos que tienen un mayor ángulo de contacto -apunta la Profª Navarro- dan lugar a que haya una más fuerte adhesión a la célula”.
En la práctica, se ha procedido a medir este ángulo en determinados probióticos y se ha visto, por ejemplo, que el L. acidofhilus que era tan potente en inhibición de cándida y a la producción de H2O2 tiene un ángulo de contacto inferior a 30 y por consiguiente, tiene una baja hidrofobicidad. En cambio, otros probióticos como L. plantarum W21 y L. Rhamnossus W65 tienen un ángulo de contacto de valor 30-35 o B. bifidum W28 un ángulo de 40-45, que supera a todos los restantes. En conclusión, una hidrofobicidad superior a 30 determina una mayor adhesión a la célula epitelial.
Mensajes para llevarse a casa
Concha Navarro hizo una curiosa comparativa con jugadores de un equipo de fútbol, en el sentido de que, "se sea del equipo que se sea, hay que reconocer que Messi es uno de los mejores jugadores de la historia del fútbol y que es maravilloso en su puesto. Pero… no podríamos formar un dream team con once Messis, por lo que el equipo ideal debería estar integrado por Messi, junto con los mejores en los restantes puestos, con lo que conseguiríamos unos excelentes resultados". Algo parecido ocurre con los probióticos, según manifestó la Profª: “El mejor probiótico puede ser perfecto en su puesto, pero no puede cumplir todas las funciones”. Y concluye: “cada uno de los probióticos cuenta con el apoyo y la sinergia de los que le acompañan, lo cual redunda en un mayor beneficio para el paciente. Es mejor sumar y combinar potencialidades, es decir, capacidad de inhibición de cándida, de producción de peróxido de hidrógeno, gran capacidad de adhesión y de coagregarse con otros, así como de elaborar otros elementos que se comporten como bactericidas en relación con los agentes patógenos como son distintas bacteriocinas”.
En resumen, los probióticos multiespecie “tienen un mayor beneficio que los probióticos monoespecie” y la combinación de diferentes propiedades otorga a este probiótico una mayor eficacia.
Por consiguiente, “una propuesta adecuada sería unir L.acidophilus W74, con una alta inhibición de cándida y alta producción de agua oxigenada, L.helveticus W74, que tiene una gran inhibición de cándida y producción de H2O2 y L. brevis W63, con una elevada inhibición de cándida, a los que habría que unir L.salivarius W24 con el fin reforzar este efecto. La actuación de este equipo ideal se vería reforzada si se le suman L. plantarum W21 y B. bifidum W28, que tienen una alta capacidad de adherencia determinada por su capacidad hidrofóbica”. “Todo ello -sostiene la doctora- debe ir unido a una buena resistencia a los antibióticos”.
“Si administramos un probiótico que no es resistente a los antibióticos, ese probiótico no puede hacer nada”.
“Hay que tener en cuenta que esos probióticos que muestran una resistencia a los antibióticos”, concluye la Profª Concha Navarro, “deben ser de la gama de aquellos que no son capaces de transmitir esa resistencia al antibiótico al organismo en el cual nosotros queremos obtener el beneficio”.
Para más información, acceder a este link: Entrevista con la Profª Concha Navarro
Referencias
1. Chang H-Y, Chen J-H, Chang J-H, Lin H-C, Lin C-Y, Peng C-C. Multiple strains probiotics appear to be the most effective probiotics in the prevention of necrotizing enterocolitis and mortality: An updated meta-analysis. 2017.PLoS ONE 12(2): e0171579. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0171579
2. Roosjen A1, Kaper HJ, van der Mei HC, Norde W, Busscher HJ. Inhibition of adhesion of yeasts and bacteria by poly(ethylene oxide)-brushes on glass in a parallel plate flow chamber. Microbiology. 2003 Nov;149(Pt 11):3239-46.
3. Velraeds MM1, van de Belt-Gritter B, van der Mei HC, Reid G, Busscher HJ. Interference in initial adhesion of uropathogenic bacteria and yeasts to silicone rubber by a Lactobacillus acidophilus biosurfactant. J Med Microbiol. 1998 Dec;47(12):1081-5.
4. Vadillo-Rodríguez V1, Busscher HJ, van der Mei HC, de Vries J, Norde W. Role of lactobacillus cell surface hydrophobicity as probed by AFM in adhesion to surfaces at low and high ionic strength. Colloids Surf B Biointerfaces. 2005 Mar 10;41(1):33-41.