Redacción Farmacosalud.com
Que el archiconocido y ‘mediático’ rey de Inglaterra Enrique VIII -conocido, entre otras razones, por sus ataques de gota- tuviera afición por automedicarse (según apuntan los estudiosos de la época) tiene cierta lógica: eran otros tiempos, la medicina oficial llegaba donde podía y, además, a Enrique VIII poca gente le rechistaba, por no decir nadie. Si él creía que podía ejercer de médico, ejercía. Y punto. Cuesta imaginar a algún galeno de la Corte de aquel lejano siglo XVI conminando a desistir de la automedicación a alguien tan expeditivo, por decirlo de una forma suave, como Enrique VIII.
Hoy en día, y a pesar de que los tiempos han cambiado, hay un aspecto que no ha variado del todo: la tentación de administrarse un medicamento sin haber consultado antes con un médico. Por ejemplo, el artista Bertín Osborne, que tiene gota, destacaba hace unos días en una rueda de prensa dedicada a esta enfermedad la afición existente en España por la automedicación, una práctica que él desaconseja totalmente, según han explicado fuentes próximas a dicho encuentro informativo. “Ante un ataque agudo, que el paciente no se automedique, porque un antiinflamatorio puede ir muy bien, pero si el riñón no funciona como es debido no te lo puedes tomar. A veces, a los pacientes de gota el riñón no les funciona correctamente”, afirma la doctora Montserrat Romera, que es coordinadora de comunicación y relaciones con los pacientes de la Sociedad Española de Reumatología (SER) y médico del Servicio de Reumatología del Hospital de Bellvitge (l’Hospitalet de Llobregat, en Barcelona).
La gota es una enfermedad ocasionada por un exceso de ácido úrico en sangre que provoca la formación de unos cristales de urato que se depositan en las articulaciones y otros tejidos.
Aunque es una de las pocas enfermedades reumatológicas que se curan, la gota debe tratarse debido a que puede dar lugar a lesiones articulares y afectar directamente a la calidad de vida del paciente. Por lo tanto, “lo primero que hay que hacer es ir al reumatólogo. Hay que saber a qué niveles está el ácido úrico, qué cantidad de ácido úrico se excreta por la orina y qué fármacos está tomando el paciente, porque si está tomando un diurético que sube el ácido úrico -por ejemplo uno para la hipertensión-, a lo mejor sacando este diurético el ácido úrico baja”, explica a www.farmacosalud.com la reumatóloga.
Para tratar la gota existen varios tratamientos:
1- Actuar según la medicación que toma el enfermo para otras patologías, dado que hay fármacos que aumentan el ácido úrico y otros que lo disminuyen (debe tenerse en cuenta que, en el caso de los hipertensos, existen medicamentos hipotensores que pueden disminuir el ácido úrico).
2- Fármacos para bajar el ácido úrico
3- Fármacos para favorecer la eliminación del ácido úrico
4- Para ataques agudos de gota: antiinflamatorios y el clásico fármaco antigotoso/antimitótico derivado de la planta Colchicum autumnale.
Romera vuelve a recordar que el uso de toda esta medicación “depende de cómo tenga el riñón el paciente, porque a veces algunos de estos fármacos no se pueden dar”.
5- Tratamientos de uso hospitalario: están destinados a enfermos con hiperuricemia que presentan también enfermedades muy graves.
La gota se puede prevenir evitando niveles de ácido úrico muy altos. A partir de unas cifras muy altas, el riñón no puede excretar el ácido úrico y éste puede llegar a depositarse en varias zonas del organismo. Son las siguientes:
a) en las articulaciones (que es cuando se produce un ataque de gota)
b) en el riñón (cólicos nefríticos o piedras en el riñón)
c) en los tejidos, los llamados tofos (a veces se pueden ver muy claramente y ahora, con las nuevas técnicas, se pueden detectar en tendones, etc).
Varios factores influyen en el aumento de los casos de gota detectados
En España, los casos de gota han aumentado un 50% en las dos últimas décadas y hoy su prevalencia aumenta hasta el 5% en hombres mayores de 70 años. Aunque no se sabe con absoluta certeza el porqué de estos incrementos, sí se sabe que existen una serie de circunstancias que contribuyen a todo ello:
a) aumento de comorbilidades: “hay más hipertensos, más diabéticos… la diabetes se ha asociado a la gota; los pacientes de síndrome metabólico tienen más hiperuricemia”, precisa la facultativa.
b) cambios en la dieta y estilos de vida: hay un aumento de la obesidad, y en los pacientes obesos se registra un aumento del ácido úrico.
c) Se utilizan diuréticos que en muchos casos aumentan el ácido úrico. Las dosis bajas de aspirina también incrementan los niveles de la sustancia úrica.
d) “Además, hay más pacientes con enfermedad renal terminal y estas personas también tienen más ácido úrico”, detalla la coordinadora de comunicación y relaciones con los pacientes de SER-Reumatología.
“Es muy raro que los niños sufran gota”
En la actualidad, la gota afecta entre el 1 y 2% de la población española, convirtiéndose en la principal causa de artritis en varones, informan desde SER-Reumatología. En España, el 97% de las personas que sufren gota suelen ser varones con una edad media de 54 años. De acuerdo con la doctora Romera, la población pediátrica también puede padecer esta afección, si bien “es muy raro que los niños la sufran. Si un niño tiene gota siempre estará relacionada con la presencia de enfermedades graves que producen aumento del ácido úrico, como los síndromes hemolíticos, enfermedades mieloproliferativas y enfermedades genéticas por déficit de una serie de enzimas. La gota no tiene nada que ver con la artritis idiopática juvenil, que es una enfermedad de causa desconocida y autoinmune, o sea, el propio cuerpo sintetiza anticuerpos contra sus propias articulaciones”.
Recientemente, la SER, la Coordinadora Nacional de Artritis (ConArtritis) y el Grupo Menarini España han presentado la II edición de la campaña ‘Un paso + en la gota’. Romera descubre así la intencionalidad pedagógica de esta campaña, que está apadrinada por Bertín Osborne: “En todo el mundo occidental está aumentando la prevalencia de la gota y la hiperuricemia -aumento de ácido úrico-. Si nosotros mantenemos el ácido úrico elevado en sangre y éste va hacia las articulaciones, llega un momento en que puede destruirlas. Normalmente suele afectar al dedo gordo del pie, pero muchas veces afecta al empeine, los tobillos, rodillas, muñecas, codos… También puede aparecer dolor en varias articulaciones a la vez, una artritis. Si no se controla el ácido úrico se van padeciendo más ataques de gota y los cristales se van poniendo en la articulación y en los tejidos, de manera que se pueden crear deformidades. Es una pena que no se sepa que la gota es una enfermedad que puede controlarse y curarse… por ello se ha puesto en marcha esta campaña”.
El dolor y la inflamación de dicha patología evolucionan muy rápidamente, llegando a su máximo durante el primer día, para después desaparecer lentamente en unos días. Si no se pone remedio, los ataques se van repitiendo, haciéndose cada vez más frecuentes y afectando a más de una articulación. Por ello, es importante acudir al médico ante los primeros síntomas.
“La gente que hace ejercicio físico sufre menos ataques de gota”
Aprovechando la difusión de la campaña ‘Un paso + en la gota’, se ha presentado un estudio sobre esta enfermedad, el primero centrado en las personas que la sufren. Según los resultados de la encuesta, un tercio de los españoles con gota ve afectada su actividad diaria a causa de dicha dolencia. Aunque el 70% de los pacientes aseguran que han cambiado sus hábitos en su vida diaria, sólo un 37% se cuidan únicamente cuando están sufriendo un ataque. El 80% de las personas con gota se preocupan de llevar una alimentación más equilibrada, pero sólo el 45% se preocupan de la misma forma por el ejercicio físico. Según la doctora, “se ha visto que la gente que hace ejercicio físico tiene menos hiperuricemia y sufre menos ataques de gota”… todo un mensaje para los pacientes que no se preocupan de su forma física.
“En cuanto a la dieta -continúa-, cuando nosotros no teníamos los fármacos que tenemos ahora, la verdad es que… castigábamos un poco a los pacientes sometiéndoles a unas dietas muy estrictas en ingesta de purinas. Las purinas son unos componentes de los alimentos que, por efecto de unas enzimas, se convierten en ácido úrico. Lo que hemos visto es que aunque el paciente haga una dieta muy estricta en purinas, lo máximo que se puede conseguir es disminuir un 1% el nivel de ácido úrico que tenemos en sangre. Hoy en día, lo único que recomendamos es hacer una dieta mediterránea (rica en frutas, verduras y legumbres) y evitar aquellos alimentos que más purinas contienen, como son el marisco, carne de caza (venado, por ejemplo), vísceras y alcohol. El alcohol precipita el ácido úrico, pero a ver… hablamos de grandes bebedores de alcohol, porque si nos tomamos una copa de vino o dos copitas de vino en una comida, no pasa nada. Los peores alcoholes para la gota son el coñac, el brandy, el vodka y la cerveza”.
¿La gota, una enfermedad de reyes?
De todos modos, las ‘comilonas’ que propician los ataques de gota son banquetes que actualmente “no se toman con mucha frecuencia… por comer un poco de marisco de paella no pasa nada. En otros tiempos la gota se había asociado a grandes comilonas con alimentos que contienen muchas purinas”, señala. De hecho, se decía que esta dolencia era una enfermedad de reyes (Enrique VIII), sobre todo porque en épocas pretéritas estas personas eran las que tenían un acceso regular a grandes platos de carne de caza regados con grandes cantidades de alcohol.
El 70% de los pacientes encuestados opinan que las comidas copiosas y el exceso de alcohol pueden desencadenar crisis gotosas. Pero los expertos remarcan que el problema real se debe en muchos casos a una ineficaz eliminación del ácido úrico por parte del riñón. “Las comidas copiosas con muchos platos y el consumo de grandes cantidades de alcohol pueden desencadenar un ataque de gota. Se ha visto también que hay una asociación con la diabetes y por eso a los diabéticos les recomendamos hacer dieta. Lo que pasa es que a menudo el paciente ‘gotoso’ es obeso o tiene síndrome metabólico, tiene colesterol, la tensión alta, etc, por lo que tiene que hacer una vida sana y llevar un dieta equilibrada con el fin de perder peso, reducir el colesterol, etc”, concluye la reumatóloga.