Redacción Farmacosalud.com
Si bien uno de los puntos flacos de la lucha contra el cáncer de ovario es la dificultad a la hora de conseguir la detección precoz de la patología, al menos van apareciendo nuevos recursos que se caracterizan por su efectividad diagnóstica ante la sospecha de una recidiva del tumor ovárico o de carcinomatosis (progresión de la enfermedad hacia el peritoneo). Uno de estos recursos es “la resonancia magnética con difusión”, de gran utilidad “para la determinación de la carcinomatosis peritoneal”, asegura el doctor Antonio González Martín, presidente del Grupo Español de Investigación en Cáncer de Ovario (GEICO) y jefe del Servicio de Oncología Médica de MD Anderson Cancer Madrid.
Uno de los grandes problemas del tumor ovárico es la dificultad que entraña su diagnóstico, cosa que impide la detección temprana de la afección. Según el oncólogo, “el mayor problema es que no tenemos una técnicas de screening (cribado) que realmente nos permitan diagnosticar la enfermedad en una etapa precoz y que hayan demostrado de forma clara que hay un impacto en la supervivencia. Así pues, lo más que podemos hacer es recomendar a aquellas pacientes que sufran molestias abdominales persistentes y cuyo origen no tenga una clara explicación que acudan a una revisión para someterse a una ecografía ginecológica para descartar, si procede, la presencia de un cáncer de ovario”.
La biopsia líquida, por ahora sin repercusión en el cáncer de ovario
En el ámbito oncológico, en los últimos tiempos ha venido hablándose de la biopsia líquida, que consiste en intentar, mediante una extracción sanguínea, hacer determinaciones sobre células tumorales circulantes o bien del ADN circulante y ver si esas alteraciones son realmente predictivas para el tratamiento. Esta prueba sólo requiere una única extracción de sangre en lugar de una biopsia de tejido o un procedimiento quirúrgico. A pesar de que la biopsia líquida empieza a ser ya una realidad en el abordaje médico del cáncer, por ahora esta técnica “no tiene, honestamente, ninguna repercusión en el cáncer de ovario porque todavía está en una fase muy de investigación y no tiene ningún impacto en el manejo actual de la enfermedad”, admite el facultativo.
Por otro lado, recientemente se ha descubierto que las células que dan lugar a las metástasis latentes logran permanecer escondidas -a veces durante años- a ojos del sistema inmunitario comportándose como células madre[1]. “El cáncer de ovario -explica González Martín- es una enfermedad que cuando se diagnostica suele tener una diseminación por la cavidad peritoneal y, aunque mediante la cirugía se consiga la extirpación completa de toda la enfermedad visible, sí que es cierto que dentro de la cavidad peritoneal puede quedar alguna célula latente, por así decirlo. Esta es la base del tratamiento de quimioterapia, pero cuando la quimioterapia no es capaz de eliminar esta enfermedad microscópica residual ya hay un motivo para que el tumor se reactive, a veces de forma muy precoz pero a veces de forma muy tardía”.
“La verdad es que ser capaces, mediante una técnica de biopsia líquida, de detectar la presencia de esta enfermedad microscópica y por otro lado tener la posibilidad de intervenir sobre estas células ‘durmientes’ o senescentes podría tener un claro impacto a la hora de evitar recaídas en cáncer de ovario", argumenta el doctor a modo de anhelo. "El problema es que, probablemente, el estado de esas células haga difícil predecir en qué momento van a activarse, que sería el momento para hacer dicha intervención, pero bueno… la verdad es que todo ello podría tener su interés en cáncer de ovario”, añade.
PET-TAC: superior al TAC en detección de afectación supradiafragmática
Lo que en el terreno del cáncer ovárico ya no son hipótesis de futuro sino realidades más que contrastadas son los avances registrados en la detección de las recidivas. Por ejemplo, el PET-TAC ha confirmado su gran utilidad como herramienta diagnóstica ante la sospecha de una recaída de tumor ovárico o de carcinomatosis (progresión de la enfermedad hacia el peritoneo). “En MD Anderson Cancer Madrid tenemos mucha experiencia en el PET-TAC, que es superior al TAC fundamentalmente en la detección de la afectación ganglionar y sobre todo en la afectación ganglionar por encima del diafragma, la afectación supradiafragmática”, afirma el experto.
“Probablemente, con respecto a la carcinomatosis peritoneal el PET-TAC también es un poco superior al TAC, además de ser una técnica útil en el momento del diagnóstico de una recaída cuando hay una elevación del CA-125*”, indica el presidente de GEICO. “Aparte del PET-TAC, hoy en día disponemos de otra tecnología que estamos implementando en MD Anderson Cancer Madrid: es la resonancia magnética con difusión, que tiene incluso más sensibilidad que el PET-TAC para la determinación de la carcinomatosis peritoneal. En definitiva, son pruebas que, sobre todo, nos pueden ayudar no sólo a planificar la cirugía primaria, sino también a identificar a aquellas pacientes con recaída de cáncer de ovario y que además puedan ser subsidiarias de un tratamiento quirúrgico de rescate”, detalla González Martín.
En el ámbito de los tratamientos, el oncólogo destaca “el gran avance” que ha supuesto la aparición de Olaparib, la primera terapia personalizada en cáncer de ovario. A juicio del facultativo, “es un gran avance porque uno de los grandes cambios que se han producido en el abordaje del cáncer de ovario en los últimos años es que hoy en día somos capaces de identificar diferentes subgrupos de pacientes y que, en base a una serie de características moleculares, podemos intentar elegir un tratamiento más adaptado o dirigido a esta situación”. Este es el caso de las pacientes con tumores que presentan una mutación del gen BRCA1 y BRCA2, dado que “por primera vez disponemos de un tratamiento dirigido a las pacientes con esta mutación molecular concreta… Olaparib es un gran paso en el manejo del cáncer de ovario”, asevera el doctor.
BRCA1 y BRCA2 son genes supresores de tumores que codifican las proteínas que funcionan en el proceso de reparación del ADN[2]. En otras palabras, BRCA1 y el BRCA2 ayudan a reparar el ADN dañado y, por lo tanto, si BRCA1 y el BRCA2 presentan una mutación, dicha reparación no se realiza adecuadamente, con lo que las alteraciones pueden dar lugar a un cáncer.
“El siguiente hito en investigación en cáncer de ovario, la inmunoterapia”
González Martín considera que “el siguiente hito en investigación en cáncer de ovario lo representa la inmunoterapia. Estamos participando en varios ensayos clínicos con diferentes estilos de inmunoterapia, desde la administración de virus oncolíticos a nivel intraperitoneal, pasando por inhibidores de checkpoints con anticuerpos anti-PD-L1 o PD-1, o incluso con anticuerpos conjugados con fármacos que tendremos en breve. Creo que la inmunoterapia va a ser útil para un subgrupo de pacientes… nuestro reto va a ser identificar a qué grupo de pacientes realmente les será útil”.
Así pues, una de las estrategias inmunoterápicas en estudio es el uso de virus oncolíticos. Estos virus se definen como agentes virales que pueden replicarse selectivamente en las células tumorales, lisándolas y liberando nuevos agentes con capacidad, asimismo, de infectar células adicionales en la masa tumoral (Fulci, G., Chiocca, E.A.: Oncolytic viruses for the therapy of brain tumors and other solid malignancies: a review. Front Biosci. 2003; 8: e346-e360.)[3]. Dicho de otro modo: los virus oncolíticos infectan y descomponen células cancerosas, pero no células normales, de manera que son útiles para luchar contra el cáncer.
* CA-125: es un marcador tumoral
Referencias
1. www.farmacosalud.com. 'Descubierto el sistema de ocultación de las células que crean metástasis', citando al Memorial Sloan Kettering Cancer Center y a la revista Cell
2. Narod Steven A, Rodríguez Adriana A. Predisposición genética para el cáncer de mama: genes BRCA1 y BRCA2. Salud pública Méx [Internet]. 2011 Oct [cited 2016 Apr 06] ; 53( 5 ): 420-429. Available from: http://www.scielosp.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0036-36342011000500010&lng=en. http://dx.doi.org/10.1590/S0036-36342011000500010.
3. Arrese I., González P., Miranda P., Pérez-Núñez A., Pascual B., Lobato R.D.. Tratamiento de los gliomas mediante virus oncolíticos: revisión de la literatura. Neurocirugía [revista en la Internet]. 2005 Abr [citado 2016 Abr 06] ; 16(2): 158-168. Disponible en: http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1130-14732005000200007&lng=es