Redacción Farmacosalud.com
“Es importante tener en cuenta que hasta un 20% de sujetos sanos, sin síntomas digestivos, pueden tener una prueba positiva para SIBO”, por lo que la rentabilidad diagnóstica del test de aliento para esta afección “se obtiene con una adecuada selección de los pacientes con la indicación correcta”, sostiene el Dr. Cecilio Santander, uno de los autores de un documento de posicionamiento sobre el Sobrecrecimiento Bacteriano Intestinal (SIBO). “Que aproximadamente un 20% de individuos sanos puedan tener una prueba de aliento positiva significa que, por ser una prueba indirecta (que no mide la cantidad de bacterias, sino los gases que se producen en el intestino) que puede alterarse si no se cumple la preparación previa y que tiene una baja sensibilidad (40-60%), puede dar un resultado falso positivo, es decir, que sea positiva en personas que no padecen SIBO y que, por ende, no requieran un tratamiento específico”, explica la Dra. Verónica Martín, coautora del nuevo artículo de posicionamiento.
“Recomendamos que se haga un correcto diagnóstico llevando a cabo pruebas de aliento cuando sean indicadas por personal médico especializado. Y se realicen además en pacientes con factores de riesgo para padecer SIBO con el fin de evitar, en primer lugar, resultados que puedan confundir a la población, y en segundo una toma de antibióticos innecesaria”, argumenta desde www.farmacosalud.com Martín, a su vez experta de la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD) y especialista del Servicio del Aparato Digestivo del Hospital Universitario de La Princesa (Madrid).
Ante el reciente aumento de interés por parte de los profesionales médicos y la población general por el SIBO, la SEPD, junto a la Asociación Española de Neurogastroenterología y Motilidad (ASENEM), han elaborado un artículo de posicionamiento sobre dicha alteración y su correcta detección que ha sido publicado en la ‘Revista Española de Enfermedades Digestivas (REED)’. La SEPD y ASENEM destacan que el diagnóstico del SIBO requiere una indicación adecuada del test, así como una correcta recogida de muestras con el sustrato adecuado y una interpretación de los resultados realizada por parte de profesionales con la formación y experiencia adecuadas.
Distensión, dolor abdominal, meteorismo, borborigmos…
El Sobrecrecimiento Bacteriano Intestinal se define como la presencia de un excesivo número de bacterias en el intestino delgado (ID), lo que genera un conjunto de síntomas gastrointestinales inespecíficos, como distensión, dolor abdominal, meteorismo, borborigmos, flatulencia, diarrea o estreñimiento, que suelen ser producto de la fermentación bacteriana de los nutrientes.
Lógicamente, en personas sanas sin predisposición ni factores de riesgo para el desarrollo de SIBO no se recomienda adoptar ningún tipo de seguimiento. En cambio, a aquellos pacientes con otras enfermedades o patologías que predispongan a sufrir esta alteración intestinal se les recomienda someterse a un control y seguimiento por parte de sus especialistas habituales, “y la indicación de la prueba únicamente cuando aparezcan síntomas”, destaca la Dra. Martín.
Varios factores incrementan la probabilidad de padecer SIBO
Los sujetos con factores de riesgo para desarrollar SIBO son aquellos que han sido intervenidos quirúrgicamente por tener problemas que inciden en su complejo intestinal o bien padecen enfermedades que alteran la motilidad del intestino, con afectación de su calidad de vida por presentar déficits nutricionales o síntomas graves. “El factor de riesgo más importante para padecer SIBO es el antecedente de haber sido sometido a cirugías intestinales (por obesidad, Enfermedad Inflamatoria Intestinal (EII) o cáncer colorrectal, entre otras) con resección de parte del estómago, intestino delgado o colon derecho. También las patologías neurológicas o neuromusculares que enlentecen el tránsito intestinal normal pueden favorecer la aparición de SIBO, como diabetes mellitus, esclerodermia, enfermedad de Parkinson y pancreatitis crónica, o bien la toma de forma prolongada de tratamientos como opiáceos, entre muchos otros”, describe la experta.
La prueba diagnóstica de referencia para el diagnóstico de SIBO es el cultivo del aspirado yeyunal; sin embargo, es invasiva y costosa, por lo que como método alternativo se emplea el test de aire espirado (TAE). En este sentido, “recomendamos el TAE con una recogida de muestras con el sustrato adecuado, preferiblemente glucosa”, explica la Dra. Carolina Malagelada -coautora también del nuevo documento-, pero siempre y cuando “los TAE para el diagnóstico de SIBO sean interpretados por personal médico especializado”, insiste en relación a lo apuntado en el artículo de posicionamiento y descrito anteriormente en esta misma noticia.
Los probióticos y prebióticos, no recomendados en primera línea para tratar el SIBO
El abordaje terapéutico del SIBO debe ir encaminado a “mejorar el síndrome clínico y no limitarse a negativizar el test de espirado”, añade la Dra. Martín mediante un comunicado. El tratamiento a seguir debe basarse en la corrección de las causas subyacentes (en caso de que sean reversibles) de la alteración, la corrección de los déficits nutricionales en caso de que los hubiera, “y el tratamiento con antibióticos con el objeto de mejorar el síndrome clínico, sin precisar repetir la prueba en caso de que se alcance la mejoría del paciente. Además, se aconseja llevar una dieta y estilo de vida saludables como coadyuvante a la terapia antibiótica. Actualmente los probióticos y prebióticos no se recomiendan en primera línea para el tratamiento del SIBO”, expone Martín.
Con respecto a seguir una pauta FODMAP (dieta baja en carbohidratos fermentables), esta facultativa señala que, si bien es una pauta que “puede mejorar de forma temporal la sintomatología del meteorismo y la distensión”, no deja de ser un régimen alimenticio muy restrictivo, de ahí que se desaconseje “su uso en el tratamiento del SIBO”.
Cuatro grandes recomendaciones
En definitiva, las principales recomendaciones de la SEPD y ASENEM en relación al SIBO son:
1. Actualmente, la evidencia clínica disponible sugiere que la mayoría de los pacientes con síntomas inespecíficos como distensión abdominal, meteorismo, flatulencia, diarrea intermitente y otros síntomas abdominales no padecen SIBO. No se recomienda, por tanto, descartar SIBO mediante TAE en pacientes con síntomas digestivos inespecíficos que no presenten factores predisponentes para SIBO.
2. Se aconseja descartar la presencia de SIBO en individuos con factores de riesgo para esta alteración, como haberse sometido a cirugías intestinales o padecer enfermedades que alteren la motilidad intestinal, con afectación de la calidad de vida y con presencia de déficits nutricionales o síntomas graves. Hay que seleccionar cuidadosamente el método diagnóstico y el sustrato a utilizar.
3. Se recomienda utilizar como sustrato del TAE la glucosa por encima de la lactulosa dada su mayor sensibilidad y especificidad. Asimismo, las pruebas para el diagnóstico del SIBO deberían ser interpretadas por personal formado y experto.
4. Debe evitarse el uso de antibióticos de forma sistemática en pacientes con patologías funcionales muy prevalentes como el síndrome de intestino irritable.