Redacción Farmacosalud.com
La Organización Mundial de la Salud (OMS) informa que el aspartamo, un edulcorante que no contiene azúcar, es posiblemente carcinógeno para los seres humanos tras haberse establecido que hay una ‘evidencia limitada’ de que puede producir cáncer de hígado. A este respecto, el Dr. Manuel Romero-Gómez, presidente de la Asociación Española para el Estudio del Hígado (AEEH), puntualiza que habría que ingerir cantidades casi industriales de este edulcorante a diario para poder entrar en riesgo de desarrollar cáncer hepático. En cualquier caso, estima el experto, lo que hay que hacer es seguir y adherirse tanto como se pueda a la dieta mediterránea, dado que es una pauta alimentaria que cuida de la salud hepática y que “no tiene para nada edulcorantes ni azúcares. Desde el punto de vista de la prevención, lo recomendable es tomar el menor aspartamo posible y, por supuesto, el menor azúcar posible”.
El aspartamo es un edulcorante artificial (de origen químico) ampliamente utilizado en diferentes alimentos y bebidas desde la década de 1980, por ejemplo en bebidas dietéticas, goma de mascar, gelatina, helados, productos lácteos como el yogur, cereales de desayuno, dentífrico y medicamentos como pastillas para la tos y vitaminas masticables, detalla la OMS. Así las cosas, el aspartamo se ha venido utilizando como sustituto del azúcar.
La ingesta diaria admisible de aspartamo es de 40 mg/kg de peso corporal
El Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC) y el Comité Mixto FAO/OMS de Expertos en Aditivos Alimentarios (JECFA) son los organismos de la OMS que han publicado sus evaluaciones sobre los efectos del aspartamo. El CIIC lo ha clasificado como posiblemente carcinógeno para los seres humanos (Grupo 2B del CIIC), tras determinar que hay ‘evidencia limitada’ sobre su carcinogenicidad en los seres humanos, mientras que el JECFA ha reafirmado que la ingesta diaria admisible de este producto es de 40 mg/kg de peso corporal.
El CIIC clasifica al aspartamo como posiblemente carcinógeno para los seres humanos (Grupo 2B) a partir de evidencia limitada sobre su papel como agente tumoral (en concreto, para el carcinoma hepatocelular, un tipo de cáncer de hígado). También se ha observado evidencia limitada para el cáncer en animales de experimentación y evidencia limitada relacionada con los posibles mecanismos que provocan cáncer. La clasificación del Grupo 2B en función de la firmeza de la certidumbre corresponde al tercer nivel más alto de los 4 niveles existentes, y generalmente se usa cuando existe evidencia limitada, y no convincente, de cáncer en los seres humanos o evidencia convincente de cáncer en animales de experimentación, pero no ambas.
El problema del estrés oxidativo
“Hay datos que apuntan a que el aspartamo, que se metaboliza en el hígado, podría promover inflamación y, sobre todo, estrés oxidativo. Este estrés podría ser el punto de partida para el desarrollo del cáncer hepático”, señala el Dr. Romero-Gómez. De todos modos, el principal estudio que ha desembocado en los análisis de la OMS es un estudio epidemiológico en el que se ha observado que el consumo del mencionado edulcorante había sido “mayor en las personas que han desarrollado cáncer, de manera que el mayor consumo de aspartamo ha sido asociado al riesgo de cáncer. Pero son trabajos epidemiológicos con decenas de miles de pacientes, y es muy difícil extraer las interacciones entre los diferentes factores”, expone el presidente de la AEEH.
“¿Por qué una persona toma aspartamo?, se pregunta a continuación el Dr. Romero-Gómez. “O son individuos tremendamente preocupados por su peso, o por su imagen corporal, o bien pueden ser personas con un trastorno metabólico, con obesidad o con diabetes, a quienes se les recomienda que no tomen azúcares… y entonces sustituyen el azúcar por un edulcorante. Si bien el aspartamo puede estar asociado al desarrollo de un tumor, de lo que sí tenemos evidencia es que tanto la obesidad como la diabetes son situaciones que facilitan o aumentan de manera significativa el riesgo de sufrir cáncer”, advierte.
Cambio de visión en relación a las bebidas sin azúcar
El JECFA, por su parte, concluye que los datos evaluados indican que no hay ninguna razón suficiente para cambiar la ingesta diaria admisible (IDA) previamente establecida de 0 a 40 mg/kg de peso corporal para el aspartamo. Por tanto, el Comité reafirma que el consumo de una cantidad diaria que esté dentro de este límite es inocuo. Por ejemplo, con una lata de refresco dietético que contenga 200 o 300 mg de aspartamo, un adulto que pesa 70 kg necesitaría consumir más de 9-14 latas al día para exceder la ingesta diaria admisible, si no se consumen otros alimentos.
“Es verdad que no hay ningún dato que demuestre o que apoye que el consumo diario de menos de 40mg/kg de peso de aspartamo incrementa el riesgo de sufrir cáncer de hígado -afirma Romero-Gómez-. Eso es así. Pero cuando nos movemos en ese trecho que hay entre la alerta sanitaria y el riesgo de patología tumoral, entonces entramos en los estilos de vida. Y aquí, lo que debemos tener en cuenta es que tomar azúcar tiene una serie de riesgos para la salud que ya conocemos. Hasta hace muy poco cualquier bebida edulcorada se vendía como muy saludable (con 0 azúcar, sin calorías), como lo mejor que se podía hacer para tener el hígado lo más sano posible. En cambio, ahora nos han dicho que si sustituimos el azúcar por un edulcorante, en ciertas condiciones ese edulcorante podría no ser tan seguro ni tan sano como nos pensábamos”.
“Lo que comemos es causa del problema, pero también puede ser la solución”
“La enfermedad hepática afecta a un tercio de la población, y, de ese tercio, un pequeño porcentaje padecerá cáncer de hígado. Primero se desarrollará la esteatosis, después la fibrosis y posteriormente el tumor. Está claro que la dieta, es decir, lo que comemos, es causa, pero también puede ser la solución a los problemas hepáticos. Lo importante es ir caminando hacia una dieta equilibrada y una vida saludable”, manifiesta el especialista.
“Nosotros promovemos mucho el consumo de dieta mediterránea, en tanto que seguir esta dieta y practicar ejercicio físico es la mejor manera de prevenir la afección hepática y el cáncer de hígado. Sustituir la bebida azucarada por una bebida edulcorada, una bebida con aspartamo, no es la mejor solución. La mejor solución es intentar que nuestra dieta sea menos dulce. Por lo tanto, hay que trabajar en una cultura dietética que contemple menos azúcares y menos edulcorantes”, subraya el Dr. Romero-Gómez.