Redacción Farmacosalud.com
El ser humano y el perro pueden compartir, además de ratos de juegos, paseos por el parque y abundantes dosis de compañía, la picadura del flebotomo, un insecto que transmite una enfermedad grave, la leishmaniosis. Esta patología “nunca se transmite directamente del perro al hombre, o viceversa”, indica Xavier Roura, veterinario, doctor y diplomado ECVIM-CA del Hospital Clínico Veterinario (Universidad Autónoma de Barcelona). De todos modos, un perro enfermo de leishmaniosis canina “puede volver a ser infectante para los flebotomos y, por tanto, estos insectos pueden alimentarse sobre él y posteriormente, de forma accidental, infectar a las personas o gatos”, matiza Roura. “Algunas razas de perros, como Boxer, Cocker Spaniel, Rottweiler y Pastor Alemán parecen ser más susceptibles al desarrollo de la enfermedad”, comenta el veterinario, quien añade que el cambio climático favorece el incremento de casos de leishmaniosis porque los flebotomos encuentran en esas modificaciones del clima mejores condiciones para mantener su actividad. “Los cambios de hábitos dentro de la sociedad, como el aumento de los viajes de los animales solos para adopción o junto con sus propietarios,” también es un factor que contribuye a “la aparición o re-emergencia de la leishmaniosis en Europa”, revela Roura.
-¿Qué es la leishmaniosis canina y cómo se manifiesta?
La leishmaniosis es una enfermedad grave, producida por protozoos del género ‘Leishmania’, que son transmitidos por la picadura de un insecto, el flebotomo. Es un proceso que afecta también a la especie humana, pero que nunca se transmite directamente del perro al hombre, o viceversa. Un perro infectado o enfermo puede volver a ser infectante para los flebotomos y, por tanto, estos insectos pueden alimentarse sobre él y posteriormente, de forma accidental, infectar a las personas o gatos. Diversos estudios demuestran que la mayoría de los perros infectados no desarrollan la enfermedad y permanecen aparentemente sanos por periodos de tiempo variables o incluso durante toda su vida. Las manifestaciones clínicas de esta infección son muy amplias y variables debido principalmente a los diversos tipos de respuestas inmunitarias que existen en el perro y a la multiplicidad de los mecanismos patogénicos.
-¿Cuál es la vía de transmisión habitual de la leishmaniosis en un perro?
A día de hoy, lo que sabemos es que el único vector establecido de la leishmaniosis es el flebotomo y que en ausencia de éste no existe un foco estable de leishmaniosis. Esto implica que en la infección del perro juegan un papel muy importante tanto la presencia como la cantidad de flebotomos en una zona concreta y la respuesta inmunológica individual de cada perro. Cuanto mayor sea la cantidad de flebotomos infectados que piquen al animal, mayor será la probabilidad de que se infecte.
-En los países mediterráneos el flebotomo tiene su periodo de actividad entre los meses de mayo y noviembre. ¿El cambio climático puede favorecer que este insecto tenga muchas más oportunidades de desarrollo y aumenten los casos de la enfermedad?
Está claramente reconocida la importancia del cambio climático como uno de los factores, junto con los cambios de hábitos dentro de la sociedad como el aumento de los viajes de los animales solos para adopción o junto con sus propietarios, en la aparición o re-emergencia de la leishmaniosis en Europa. Actualmente hay varios indicadores que indican que el incremento potencial de la leishmaniosis y de su prolongada actividad estacional son debidos a los cambios climáticos en zonas endémicas y no endémicas.
-¿Qué índice de mortalidad se asocia a la leishmaniosis canina?
Actualmente, gracias a los avances en el diagnóstico y tratamiento tanto de la leishmaniosis como de la enfermedad renal en los perros, el pronóstico de los perros enfermos de leishmaniosis, con o sin enfermedad renal, es en general favorable. El pronóstico depende en general de: la gravedad de las alteraciones clínico-patológicas observadas cuando se inicia el tratamiento de la leishmaniosis; de la respuesta individual de cada perro al tratamiento y, en particular, en la gravedad del daño renal. En cambio, el pronóstico es malo en la mayoría de perros con signos clínicos graves de leishmaniosis sin tratamiento.
-¿Hay razas de perro que presenten más resistencias a la enfermedad y otras que se muestren más vulnerables?
Algunas razas de perros, como Boxer, Cocker Spaniel, Rottweiler y Pastor Alemán parecen ser más susceptibles al desarrollo de la enfermedad. En cambio se acepta que algunas razas autóctonas, como el Podenco Ibicenco y los perros mestizos de áreas endémicas, tienen más probabilidades de desarrollar inmunidad celular protectora y raramente presentan signos clínicos de leishmaniosis.
-¿Qué medidas eficaces existen para prevenirla?
La única medida de prevención que ha demostrado una eficacia adecuada en la reducción de la infección es el uso tópico de insecticidas-repelentes (piretroides) de forma regular en el perro. En zonas donde la leishmaniosis es endémica es recomendable el uso de insecticidas tópicos con efecto probado sobre los flebotomos.
-¿La vacuna contra la leishmaniosis canina es segura?
Aunque no existen suficientes publicaciones, los datos disponibles en la actualidad indican que la vacuna de la leishmaniosis o la domperidona no eliminan la infección, pero inducen una respuesta inmunitaria celular que puede ayudar a evitar el desarrollo de la enfermedad.
-Aunque esta patología no tenga cura, ¿qué tratamientos existen para controlar los síntomas y detener su progresión?
A día de hoy, no hay disponible ningún tratamiento con una eficacia de cura total, aunque la eficacia clínica de los mismos es variable según los principios activos y protocolos utilizados, así como el estadio clínico en que se encuentre cada perro. La combinación de los antimoniales pentavalentes con alopurinol son hoy por hoy el tratamiento de elección para los perros enfermos de leishmaniosis, seguidos de la combinación de la miltefosina con alopurinol como segunda opción. Otros tratamientos considerados alternativos y con mucha menos eficacia que los anteriores son el uso del alopurinol o de la domperidona (con un solo estudio de eficacia publicado) como monoterapias.
-¿Hasta qué punto son fiables o definitivas las medidas profilácticas administradas a través del collar del animal contra la leishmaniosis canina?
La protección del perro individual, si bien es elevada, no está garantizada al 100%. Con los piretroides, los diferentes estudios demuestran una eficacia preventiva individual del 84-96%. En cambio, la prevención en masa (que es la que se ofrece a la población humana o canina que vive cerca de los perros protegidos), sólo con el uso de insecticidas (piretroides) aplicados en estos perros es cercana al 100%, según demuestran los diferentes estudios.