Redacción Farmacosalud.com
Uno de cada tres niños tiene algún tipo de alergia, una cifra que se prevé que aumente de forma gradual en los próximos diez años[1-3], han informado desde la Academia Europea de Alergia e Inmunología clínica (EAACI). En Europa Occidental, el 7,4% de los niños de entre 6 y 7 años y casi el 50% de los niños de entre 13 y 14 años muestran síntomas de rinitis alérgica (RA), mientras que el 1-3% de los niños tienen alergia al cacahuete y 1 de cada 7 adolescentes tienen asma alérgica. Un estudio[4] realizado en más de 13.000 niños de Alemania, Suecia, Holanda, Australia y Canadá concluye que vivir en zonas verdes podría proteger contra la rinitis alérgica en determinadas áreas, pero en cambio puede ser perjudicial en otras.
"Nuestro estudio es el más extenso de su clase", destaca la Dra. Elaine Fuertes, del Instituto de Epidemiología I, Centro Helmholtz de Múnich y del Centro Alemán de Investigación de Salud Ambiental, Neuherberg, Alemania. "Tenemos que comprender mejor cómo interactúan las personas con sus entornos verdes, qué tipos de vegetación hay que tener más en cuenta, tanto en términos de cantidad y diversidad, y si el efecto del medio ambiente sobre la rinitis alérgica depende del tiempo de exposición a las zonas verdes", añade. La Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP) recomienda que los niños que hayan sufrido rinitis y conjuntivitis alérgica en primavera inicien la vacunación en otoño para evitar los síntomas el próximo año. Los pediatras alergólogos advierten que muchos niños sólo se tratan los síntomas, sin llegar a vacunarse, lo que afecta a su calidad de vida e incrementa el riesgo de asma, han apuntado desde COM SALUD.
Los adolescentes, a menudo con dificultades para llevar un buen control del asma
El estudio LEAP[5] proporciona evidencia de que, en la población infantil de alto riesgo, la introducción temprana del cacahuete (alrededor de 6 g. de proteína de cacahuete por semana) disminuye el riesgo de desarrollar una alergia al este alimento en un 70-80%. "Hemos comprobado que esta estrategia es efectiva incluso en niños que están produciendo anticuerpos alérgicos al cacahuete, pero que aún no tienen alergia al mismo", explica Gideon Lack, profesor de Alergia Pediátrica del King’s College de Londres. "El estudio LEAP-On está analizando si el beneficio se mantiene una vez suspendido el consumo de cacahuete". Otra cuestión a estudiar es si esta estrategia también funciona en población infantil de bajo riesgo[6].
A todo esto, los adolescentes a menudo tienen dificultades para llevar un buen control de su asma. Olvidarse de tomar la medicación, el tabaquismo y otras conductas de riesgo y el estigma social son retos que deben afrontar los adolescentes en la gestión de su enfermedad. La motivación puede ayudar a este segmento de la población a llevar un mejor control de la afección asmática [7].
Entre un 30 y un 50% de la población padece intolerancia a la lactosa
Por otra parte, la intolerancia a la lactosa tiene una prevalencia entre un 30 y un 50% de la población española y existe una creciente demanda por parte de la sociedad de información sobre esta alteración y en especial de las consecuencias para la salud, por ejemplo, su relación con la osteoporosis. “Para tener una idea de la importancia que puede tener la intolerancia a la lactosa entre nuestros pacientes, basta pensar en el papel fundamental que la leche y los derivados lácteos tienen en nuestra dieta”, recuerda el Dr. Francesc Casellas, especialista en Aparato Digestivo y experto de la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD). La lactosa es un azúcar que está presente en todas las leches de los mamíferos, han indicado desde la SEPD. Por su parte, la lactasa es un enzima producido en el intestino delgado que permite la correcta absorción de la lactosa. El déficit de este enzima puede conllevar una mala absorción de este azúcar y la aparición de síntomas digestivos como diarreas, hinchazón, dolor abdominal, náuseas o vómitos, entre otros síntomas, que es lo que se conoce como intolerancia a la lactosa.
El umbral de intolerancia puede variar mucho de una persona a otra. Además, la variedad e inespecificidad de los síntomas pueden confundirse fácilmente con otras enfermedades digestivas como por ejemplo el síndrome de intestino irritable. Sin embargo, uno de los principales problemas de la intolerancia a la lactosa es el autodiagnóstico. Muchos pacientes detectan el malestar que les provocan los lácteos y dejan de tomarlos, desapareciendo los síntomas. “Pero dejar de consumir lácteos podría entrañar un riesgo para la salud por déficit de calcio, vitaminas A y D, ácidos grasos y proteínas, que pueden derivar en falta de masa ósea”, señala el Dr. Casellas, recordando la importancia de contar con asesoramiento y control especializado.
Referencias
1. Food Allergy and Anaphylaxis Guidelines. European Academy of Allergy and Clinical Immunology (EAACI), 2014.
2. Advocacy Manifesto. Tackling the Allergy Crisis in Europe-Concerted Policy Action Needed. European Academy of Allergy and Clinical Immunology (EAACI), December 2014.
3. Global Atlas of Allergy. European Academy of Allergy and Clinical Immunology (EAACI), 2014
4. Markevych I. Associations between residential greenness and childhood allergic rhinitis and aeroallergen sensitization in seven birth cohorts. Oral Abstract Session #4, PAAM 2015
5. Du Toit G et al. Randomized trial of peanut consumption in infants at risk for peanut allergy. N Engl J Med. 2015;372(9):803-13
6. Fleischer DM et al. Consensus communication on early peanut introduction and the prevention of peanut allergy in high-risk infants. Allergy. 2015t;70(10):1193-5
7. Holley S. A qualitative study to understand how we can empower teenagers to better self-manage their asthma. Poster Discussion Session #2, PAAM 2015