Redacción Farmacosalud.com
Abbott ha obtenido el marcado CE para la prueba i-STAT TBI Plasma, la primera prueba rápida portátil de plasma sanguíneo para el Traumatismo Craneoencefálico (TCE) Leve, que ayudará a los profesionales sanitarios a evaluar a las personas con sospecha de TCE leve, incluidas las conmociones cerebrales. La prueba se realizará en la plataforma portátil i-STAT™ Alinity™ de Abbott. Los resultados de la prueba están disponibles en aproximadamente 15 minutos tras dispensar el plasma obtenido de la muestra de sangre en el cartucho de la prueba.
Los TCE, incluidas las conmociones cerebrales, son una alteración de la función cerebral provocada por una fuerza externa. Esta prueba mide proteínas específicas presentes en la sangre tras un TCE leve. Un resultado negativo del test puede servir para ayudar a descartar la necesidad de un TAC craneal, una herramienta de imagen comúnmente utilizada para diagnosticar la conmoción cerebral. En el caso de los que den positivo, el resultado de esta prueba complementa al TAC para ayudar a los médicos en la evaluación más a fondo de aquellos pacientes que puedan haber sufrido daños que, en principio, no son graves.
Empeoramiento de las lesiones por un diagnóstico erróneo o por falta de diagnóstico
Las lesiones relacionadas con los TCE, que pueden incluir la discapacidad física y psicológica, empeoran por un diagnóstico erróneo o por la falta de diagnóstico. El nuevo test de plasma sanguíneo brindará a los profesionales sanitarios una herramienta objetiva para ayudar a evaluar a las personas sospechosas de padecer un daño cerebral. La prueba precisa de una pequeña muestra de sangre extraída del brazo, de la que se separa el plasma con una centrifugadora y se aplica en el cartucho de la prueba. A continuación, el cartucho se introduce en el instrumento portátil.
Abbott también está trabajando en un análisis de sangre completo, que eliminaría la necesidad de separar el plasma y podría utilizarse junto al paciente en un entorno sanitario. La visión de Abbott para el futuro es contar con una prueba portátil que pueda utilizarse fuera del entorno sanitario tradicional, por ejemplo en lugares en los que las personas sufren impactos en la cabeza y necesitan una evaluación rápida, como en los eventos deportivos.
Se estima que aproximadamente 69 millones de personas en todo el mundo sufren un TCE cada año. Las personas que lo hayan tenido pueden sufrir un deterioro de la memoria, el movimiento, la sensibilidad (por ejemplo, la visión y el oído) y el funcionamiento emocional (cambios de personalidad, síntomas psicológicos…). Los efectos del TCE pueden durar desde unos pocos días después de la lesión hasta años de síntomas que les cambian la vida. Las personas que sufren un TCE tienen mayor probabilidad de sufrir otro, de la misma manera que padecer un esguince de tobillo o un desgarro de ligamentos predispone a padecer otra lesión en el futuro. La disminución del tiempo entre la lesión y el diagnóstico es un factor crítico en el tratamiento de las TCE.
Valor predictivo negativo superior al 99%
La prueba i-STAT TBI Plasma mide simultáneamente la proteína ácida fibrilar glial (GFAP) y la ubiquitina carboxi-terminal hidrolasa L1 (UCH-L1) en el plasma sanguíneo, dos biomarcadores complementarios que se ha demostrado que presentan niveles elevados tras una lesión cerebral. Los resultados de la prueba tienen una sensibilidad del 95,8% y un valor predictivo negativo (NPV) superior al 99%.
La prueba i-STAT TBI Plasma fue desarrollada en colaboración con el Departamento de Defensa (DoD, por sus siglas en inglés) estadounidense, que se ha dedicado a desarrollar una solución para la detección y evaluación objetiva del TCE durante más de una década. El DoD, a través de la Actividad de Desarrollo de Material Médico del Ejército de los Estados Unidos (USAMMDA, por sus siglas en inglés) del Comando de Investigación y Desarrollo Médico del Ejército de los Estados Unidos (USAMRDC, por sus siglas en inglés), desempeñó un papel fundamental en el desarrollo de la prueba en la plataforma i-STAT Alinity de Abbott.
El equipo de investigación de la Transformación de la Investigación y el Conocimiento Clínico en el Traumatismo Craneoencefálico (TRACK-TBI, por sus siglas en inglés) fue el primero en demostrar cómo esta prueba de biomarcadores sanguíneos en el TCE puede utilizarse en beneficio de los pacientes con TCE en la práctica clínica.