Redacción Farmacosalud.com
No se trata de ser alarmista, pero no por ello se tiene que renunciar a ser realista. Un equipo de investigadores de la Universidad Rovira i Virgili (URV) [Demarcación de Tarragona] ha descubierto que existe ropa de poliéster -el tejido que se utiliza en las camisetas deportivas, por ejemplo-, en la que, en algunos casos, hay presencia de antimonio (Sb) por encima de los límites permitidos. Esas prendas pueden ser nocivas para la salud, pero sólo si las exposiciones al antimonio son continuadas, como sería el caso de vestirse con ropa de poliéster conflictiva “las 24 horas del día (también durmiendo)” y a lo largo de un dilatado período de tiempo, como serían unos meses, puntualiza el doctor Joaquim Rovira, del grupo de investigación TecnATox (Centro de Tecnología Ambiental Alimentaria y Toxicológica), de la URV, y coautor del estudio ‘Home textile as a potential pathway for dermal exposure to trace elements: assessment of health risks’. Además, el posible efecto nocivo también dependería de cada persona, ya que no todo el mundo reacciona igual al contacto con Sb.
En fin, que la alerta iría dirigida a aquellos individuos a los que les gusta usar ropa deportiva a diario y que, además, suelen dormir con pijamas de poliéster (en caso de que, por supuesto, en esos pijamas también se hallaran concentraciones de antimonio por encima del límite permitido).
Analizadas 150 prendas adquiridas en supermercados y tiendas de ropa de marca
Y, claro, en la mayoría de deportes, se suda, por lo que si se habla de prendas de uso deportivo potencialmente perjudiciales y de contacto con la piel, es lógico que se piense en el papel que puede ejercer el sudor en todo este asunto. De acuerdo con el doctor Rovira, con la irrupción del sudor “se aumenta” la exposición al antimonio, “es decir, más Sb migraría de la ropa a la piel, lo que podría provocar efectos adversos”. En otras palabras, que la fricción (entre la prenda y la zona dérmica) y el sudor son vehículos de transmisión del antimonio hacia la capa cutánea.
Para realizar el estudio de las piezas textiles, los investigadores analizaron la composición de casi 150 prendas adquiridas en diferentes establecimientos, desde supermercados hasta tiendas de ropa de marca. La espectometría de masas de acoplamiento inductivo les permitió aislar los componentes de las piezas e identificar qué metales contenían. Posteriormente, generaron sudor artificial para poder comprobar si los metales que había en los tejidos se desprendían de la ropa en contacto con el sudor y si se impregnaban en la piel del individuo en un proceso de migración. También detectaron nanopartículas de plata y titanio en los tejidos a través del microscopio electrónico, y a partir de ahí evaluaron los riesgos que tenían para la salud humana la presencia de los elementos analizados.
Así, se estudiaron los casi 30 metales diferentes que contenían los tejidos y sus efectos cuando interactuaban con la piel. Aunque los riesgos derivados de la exposición dérmica a algunos metales tóxicos tradicionalmente siempre han sido considerados residuales, esta búsqueda puso de manifiesto que existen niveles elevados de cromo en prendas de poliamida negra, así como la presencia de altos niveles de cobre en algunas prendas de color verde, azul o marrón. Con respecto a las mencionadas nanopartículas de plata y de titanio encontradas en algunas piezas, a día de hoy se desconocen sus repercusiones tóxicas.
El antimonio, utilizado como catalizador para fabricar fibras de poliéster
Pero, de todos los resultados, lo que puso en alerta a los investigadores fue la detección del antimonio, un metal que se utiliza como catalizador para fabricar fibras de poliéster y que es habitual que deje residuos en el proceso de fabricación de la ropa. Los efectos del antimonio en contacto con la piel se traducen en afectaciones dérmicas, así como problemas en el tracto gastrointestinal y al aparato reproductor. Según Rovira, “el óxido de antimonio (Sb2O3) está relacionado con diferentes tipos de toxicidad en muchos sistemas; sobre la piel está relacionado con dermatitis. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3037053/. El trióxido de antimonio está clasificado como posiblemente carcinógeno para los humanos (Grupo 2B) por la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC)”.
Los resultados de la investigación ponen de manifiesto que actualmente las personas están expuestas, a través de la piel, a un cóctel de aditivos procedente de la industria textil. De algunos de estos compuestos se desconocen a día de hoy sus efectos. Pero otros, como se ha comprobado con el antimonio, supondrían un riesgo de salud humana en caso de vestir determinadas prendas de ropa ininterrumpidamente. A partir de estos resultados, las próximas líneas de estudio se centrarán en investigar otras sustancias presentes en la ropa que están en contacto con la piel, como los retardantes de llama y los compuestos perfluorados. Los científicos quieren estudiar, asimismo, qué efectos tienen estas sustancias en la microflora cutánea, ya que un empobrecimiento de dicha microflora puede acabar provocando alergias e infecciones de otros microorganismos foráneos o parasitarios.
Referencia bibliográfica
Rovira, J., Nadal, M., Schuhmacher, M., Domingo, J.L. Home textile as a potential pathway for dermal exposure to trace elements: assessment of health risks (2017) Journal of the Textile Institute, 108 (11), pp. 1966-1974. DOI: 10.1080/00405000.2017.1302635