Redacción farmacosalud.com
En CPCNP, lo posibilita la identificación de alteraciones moleculares, mientras que en tumores renales y de próstata existen nuevos fármacos.
Entre un 85-90% de los casos de cáncer de pulmón corresponden a la variante conocida como cáncer de pulmón no de célula pequeña (CPCNP) y lamentablemente sólo un tercio de los pacientes son candidatos a cirugía con intención curativa. “Si tenemos en cuenta que un 30% de los pacientes son sometidos a cirugía y más de la mitad de los que tienen afectación loco-regional sufrirán progresión tumoral, al final alrededor de un 80% de los pacientes tendrá que recibir tratamiento para la enfermedad avanzada”, explica el doctor Javier Puente, del Servicio de Oncología Médica del Hospital Clínico San Carlos y ponente del ‘XVI Simposio de Revisiones en Cáncer’.
En los últimos años se ha asistido a avances en los resultados terapéuticos de esta enfermedad. Hasta ahora, la quimioterapia es el tratamiento habitual para este tipo de enfermos en estadio avanzado “pero tan sólo se conseguía una tasa de respuesta del 30% al 50% medianas de supervivencia libre de progresión de 4-5 meses y medianas de supervivencia global que no superaban el año”, aseguró.
Selección del tratamiento en función de la histología
El primero de esos avances ha tenido lugar “con la selección del tratamiento en función de la histología”, detalla el doctor Puente. Así, para los pacientes con carcinomas no epidermoides, adenocarcinoma, principalmente, y carcinomas de células grandes “la opción de Pemetrexed como acompañante del platino ha conseguido incrementar las medianas de supervivencia hasta los 12 meses”, añade.
Además, la terapia antiangiogénica basada en un anticuerpo contra VEGF, Bevacizumab, “ha demostrado un aumento en la supervivencia libre de progresión y supervivencia global cuando se añade a la quimioterapia convencional en pacientes con tumores no epidermoides”, explica el facultativo. Sin embargo, uno de los avances terapéuticos más significativos se ha conseguido gracias a la identificación de subgrupos de tumores con presencia de alteraciones genéticas relevantes. Estas divergencias “son las que determinan que un tumor es biológicamente diferente y por lo tanto susceptible de ser tratado mediante inhibidores específicos de esa alteración”.
Cambios esperanzadores en casos de tumores renales
La primera alteración genética descrita con este planteamiento fue la mutación del receptor del factor de crecimiento epidérmico (EGFR). Posteriormente se demostró la eficacia de los inhibidores de la actividad tirosina quinasa (TKI) del EGFR en ese tipo tumoral. El segundo hito terapéutico se ha conseguido “con la identificación de tumores con fusión de ALK en los que la aplicación de un inhibidor específico de ALK, crizotinib, en estos casos se ha conseguido una eficacia significativa en términos de respuesta y supervivencia” comenta el experto.
Con respecto a los tumores urológicos, en estos últimos años se han caracterizado por la mejora exponencial en los resultados oncológicos de algunas de las patologías que antiguamente eran consideradas como desahuciadas. Es el caso del carcinoma renal, “donde se han ido incorporado diferentes tratamientos, como el Sunitinib y el Pazopanib, entre otros, que han permitido transformar la historia natural de esta enfermedad y prolongar la supervivencia de los pacientes”, asegura el ponente del Simposio.
Avances en cáncer de próstata
En relación a otras patologías urológicas, y concretamente una con mayor incidencia y prevalencia como es el cáncer de próstata, destacan “los avances terapéuticos con la incorporación de nuevos fármacos activos en diferentes etapas de la enfermedad como son la Abiraterona, el Cabazitaxel, y esperamos en breve la llegada de otros fármacos como Enzalutamida o los nuevos radioisótopos como el radium-223”, concluye.