Redacción Farmacosalud.com
“Una vez finalizado el tratamiento farmacológico que nos han prescrito, los envases y los restos de medicamentos que puedan quedar no se deben tirar nunca a la basura o por el desagüe porque contaminan nuestro medioambiente. Su recogida controlada no solo permite evitar esta contaminación, sino que también facilita un tratamiento que ofrece otros beneficios ambientales como la reducción de emisiones contaminantes, el aprovechamiento de los materiales reciclables o la utilización de los restos de fármacos para la generación de energía eléctrica. Además, el control de estos residuos contribuye a evitar accidentes, falsificaciones o su uso para actividades ilegales”, asegura Juan Carlos Mampaso, presidente de la Red Iberoamericana de Programas de Posconsumo de Medicamentos.
El próximo 29 de noviembre se celebra vía online el III Foro de la Plataforma Posconsumo de Medicamentos (PPM), en el que se presentarán datos sobre los beneficios ambientales obtenidos con la gestión correcta de los restos de medicamentos a través de los Programas posconsumo.
Los residuos son los materiales o sustancias que sobran y que deben ser desechados. En el caso de los medicamentos, esto incluye los restos del producto que ha caducado o que ya no se van a utilizar y sus envases. “Los medicamentos son productos esenciales para nuestra salud, pero si sus residuos no se tratan adecuadamente pueden llegar a contaminar nuestro medioambiente. Por eso, es importante que tanto los restos del producto como su envase, que aún puede contener trazas del fármaco que ha contenido, se gestionen correctamente”, subraya Mampaso.
Avanzar hacia una economía más circular
Un programa posconsumo de fármacos es un conjunto de sistemas creados para recoger y tratar los medicamentos caducados o que ya no son necesarios. De esta forma, tras el consumo de los mismos, se consigue cerrar su ciclo de vida mediante la correcta gestión medioambiental de los residuos. “Estos programas son esenciales para avanzar hacia una economía más circular, en la que se aprovechen al máximo los residuos mediante el reciclaje y se minimice su impacto sobre el medioambiente”, señala.
En España, la normativa ambiental establece que los medicamentos caducados o no utilizados que hay en los hogares deben recogerse a través del canal farmacéutico para garantizar el control de estos restos y su correcto tratamiento ecológico. Para dar respuesta a esta normativa, en 2001 se creó el sistema SIGRE, una iniciativa de la industria farmacéutica en la que colaboran los distribuidores y las farmacias y que permite a los ciudadanos desprenderse de los medicamentos y sus envases de una forma cómoda y segura. “Asimismo, en materia sanitaria existe una regulación que exige que a través de los envases y prospectos se informe a los ciudadanos de que no deben tirar estos residuos a la basura o por el desagüe, sino que deben depositarlos en el Punto SIGRE de la farmacia”, insiste Mampaso.
“Es normal que las distintas crisis humanitarias desaten olas de solidaridad”
Si bien es cierto que en tiempos pretéritos los medicamentos no usados en Occidente o países avanzados se destinaban al Tercer Mundo o regiones menos desarrolladas para no ser desaprovechados, actualmente esta práctica -sin duda bienintencionada- no está recomendada, tal y como certifica el presidente de la Red Iberoamericana de Programa de Posconsumo de Medicamentos: “antiguamente existía la costumbre de utilizar los fármacos no utilizados en países desarrollados para acciones humanitarias. Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) desaconsejó esta práctica por los riesgos que conlleva, ya que, al no saberse cómo se han mantenido estos medicamentos, no se puede garantizar que conserven su calidad y eficacia”.
“Es normal que las distintas crisis humanitarias desaten olas de solidaridad en la sociedad, pero cuando nos referimos a productos tan importantes para la salud es imprescindible que las donaciones se realicen con medicamentos nuevos y nunca con los que nos han sobrado”, agrega el experto.
En 2015 se creó la Red Iberoamericana de Programas Posconsumo de Medicamentos (RIPPM), una iniciativa que pretende compartir experiencias y fomentar la implantación de este tipo de planes en los países iberoamericanos. Actualmente, esta organización cuenta con la participación de SIGRE (España), Corporación PUNTO AZUL (Colombia), SINGREM (México) y VALORMED (Portugal).
“Una de las primeras acciones que pusimos en marcha desde la Red fue la creación de la Plataforma Posconsumo de Medicamentos (PPM) para organizar encuentros que permitieran fomentar el conocimiento de las mejores prácticas en el manejo de los medicamentos vencidos o no utilizados, con el fin de ofrecer a estos residuos el adecuado tratamiento medioambiental y luchar contra las falsificaciones o uso ilícito de los fármacos”, explica Mampaso.