Redacción Farmacosalud.com
El Grupo Español de Investigación en Displasia Broncopulmonar (GEIDIS) y la Fundación IMAS han elaborado el documento Displasia broncopulmonar. Guía para padres, con el objetivo de ayudar a los progenitores de los niños afectados por esta enfermedad a facilitar su labor como cuidadores. Según el manual, ‘el niño con displasia broncopulmonar (DBP) es especialmente susceptible a las infecciones respiratorias, presentando además una mayor gravedad, lo que les hace requerir con más frecuencia de hospitalización’. Es por ello que la guía recomienda, como método de prevención frente a las patologías infecciosas, proceder a la vacunación de los menores con displasia broncopulmonar, incluyendo la protección antigripal por encima de los 6 meses de edad, y también la vacunación frente a la gripe de las personas que conviven con estos pacientes pediátricos.
“Es muy importante la prevención de las infecciones respiratorias, fundamentalmente la víricas en los primeros 2 años. Desafortunadamente, no tenemos vacunas para los agentes causales más frecuentes de éstas como es el VRS (virus respiratorio sincitial), que provoca entre el 50 y el 70% de las bronquiolitis. La gripe es también una enfermedad de riesgo para estos pacientes y, para ella, sí tenemos la posibilidad de vacunar, fundamentalmente a los padres, para reducir el riesgo de contagio durante el pico de la estación invernal”, explica a www.farmacosalud.com el Dr. Manuel Sánchez-Luna, presidente de GEIDIS y de la Sociedad Española de Neonatología, y jefe de servicio de esta especialidad en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid.
“En cualquier caso -señala el presidente de GEIDIS-, pensamos que es muy importante acompañar todo ello con medidas de higiene como es evitar el contacto con adultos u otros niños mayores con procesos respiratorios agudos”. Además, hay que fomentar la lactancia materna, huir del humo del tabaco y los ambientes de hacinamiento, y evitar las guarderías en estos primeros 2 años.
Una enfermedad crónica
La DBP es una enfermedad crónica que puede condicionar alteraciones en la función pulmonar a largo plazo. Se puede originar por muchos factores, pero su desencadenante principal es el parto muy prematuro. La incidencia de displasia broncopulmonar ha ido aumentando en los últimos años de forma paralela al incremento en la supervivencia de los niños que nacen de forma prematura, si bien cada vez los casos son menos graves. El nuevo manual ha sido elaborado por especialistas en Neonatología y Neumología Pediátrica de toda España y cuenta con información práctica sobre la patología, así como consejos prácticos y útiles para los cuidados tras el alta hospitalaria. Su contenido también aborda la oxigenoterapia y otros avances terapéuticos.
El documento, elaborado por los mejores expertos en displasia broncopulmonar, busca ofrecer a las familias de niños prematuros con esta patología una completa guía que les ayude “a tener un mejor conocimiento y las herramientas adecuadas para hacer frente al diagnóstico de sus hijos una vez que reciben el alta del hospital”, comenta a través de un comunicado el Dr. Sánchez-Luna, quien ha escrito la introducción del nuevo manual. En la mayoría de los casos, la función pulmonar de estos prematuros va mejorando progresivamente con el tiempo, hasta el punto de que al cabo de unos meses se les puede ir retirando algunos de los tratamientos que requieren, como el oxígeno. Para muchas de estas familias, la llegada a casa con su bebé supone una situación de mucho estrés y grandes dudas sobre sus cuidados después de muchas semanas y meses en las unidades de neonatos.
Varias señales de alarma
En el capítulo relativo a las señales de alarma, la guía establece que ‘hay algunos signos que no suelen implicar gravedad, como serían: estornudos, hipo, regurgitaciones ocasionales y congestión nasal’. Ahora bien, el aumento del trabajo para respirar (como es que se marquen los espacios entre las costillas), que se hunda el pecho al respirar, que el abdomen se distienda con la respiración o que la frecuencia respiratoria aumente “son signos de alarma que siempre deben de ser consultados con el pediatra. En otros casos, el cambio en el color de los labios también puede sugerir una disminución en la oxigenación”, establece Sánchez-Luna.
Según datos de GEIDIS extraídos del primer Registro Nacional de Displasia Broncopulmonar, se calcula que en España unos 1.000 niños nacen al año antes de la semana 28 de gestación. Según el Registro, el 96% de los casos de displasia broncopulmonar se producen precisamente en este grupo de prematuros (con una edad gestacional media de 27 semanas). La estancia media hospitalaria es de casi tres meses (88 días), mientras que la mortalidad en el ingreso es del 2,5%; además, la incidencia de DBP es más severa cuánto más precoz es el recién nacido. Por eso, la nueva guía pone especial énfasis en los cuidados básicos que deben recibir estos niños, con especial atención a sus pulmones.
Un bebé padece displasia broncopulmonar cuando requiere algún tipo de ayuda para respirar durante más de 28 días después de su nacimiento, lo que indica que su desarrollo no ha sido el adecuado para realizar su función respiratoria sin este soporte. Según el grado de ayuda respiratoria necesaria, se puede clasificar la displasia broncopulmonar en grado 1, 2 o 3, de menor a mayor gravedad. Una clasificación que suele ir evolucionando con el tiempo debido a la mejoría que experimentan estos bebés a medida que van alcanzando mayor grado de madurez pulmonar. Aunque, tal y como destacan los facultativos, es clave mantener hábitos saludables y evitar cualquier exposición nociva que pueda empeorar la función pulmonar o bien perjudicar su desarrollo.