Redacción Farmacosalud.com
La Sociedad Española de Medicina de Laboratorio (SEQCML) ha editado la monografía ‘Muestras de orina de 24 horas y orina reciente para la medición de las magnitudes biológicas más comunes’. Uno de los objetivos de la nueva guía es mejorar la recogida y conservación del fluido urinario, proceso que, para que sea correctamente ejecutado, debe tener -de entrada- un buen manejo doméstico, tal y como indica a www.farmacosalud.com el doctor Luis Javier Morales, presidente de la Comisión de Función Renal y Urianálisis de la SEQCML: “Hay que tener en cuenta que la orina es uno de los pocos especímenes que se reciben en el laboratorio que es recogido por el propio paciente; por lo tanto, es fundamental su implicación”.
“Al paciente debemos de transmitirle que es corresponsable de la calidad de los resultados que se obtengan de la orina -refiere Morales-. Por lo tanto, debe prestar especial atención en apuntar la hora de comienzo y final de la recogida para asegurarse que son 24 horas, no debe perder ninguna micción ni que haya alguna de más, debe mantener una correcta higiene a la hora de recoger la muestra para evitar contaminaciones, las mujeres deben evitar el período menstrual cuando la recojan, y debe realizarse una vida lo más normal posible que sea representativa de lo que los pacientes hacen la mayoría de los días. En definitiva, los usuarios deben ser escrupulosos en el seguimiento de las instrucciones que se les facilitan”.
La nevera como instrumento básico
En cuanto a la conservación, “es muy importante que las muestras de orina sean guardadas en la nevera del paciente durante su recolección y hasta el momento de llevarla al punto de recogida, que será lo más rápido posible. Si la orina es entregada en puntos de extracción periféricos, el transporte hasta el laboratorio también debe de ser refrigerado”, especifica el doctor Morales, uno de los directores y coordinadores de la monografía.
En una encuesta realizada hace un par de años desde la SEQCML entre profesionales de los laboratorios, se detectó una gran variabilidad respecto a la información que se le proporciona al paciente -y la forma de hacerlo- acerca de las condiciones de la entrega de la muestra y de su procesamiento. El nuevo documento pretende, desde la evidencia científica disponible, estandarizar todos estos procesos para que todos lo hagan de la misma manera y también de forma correcta, adaptándose a las particularidades de cada laboratorio. “Bien es verdad que faltan estudios que nos ayuden a despejar dudas sobre si debemos utilizar algún tipo de conservante o si es necesario acidificar la orina durante o después de la recogida. Esta es la situación que más controversia produce y, a falta de datos concluyentes, nuestro grupo de trabajo se decanta por simplificar al máximo las cosas. Con una correcta recogida de la orina por parte del paciente, la refrigeración de la muestra y su procesamiento inmediato tenemos una parte muy importante ganada, de modo que los conservantes o acidificantes es probable que tengan poca influencia”, señala.
Así pues, la monografía incide en la medición de las magnitudes biológicas en orina recogiendo toda la información disponible de una prueba básica en el día a día del laboratorio. El trabajo va dirigido a los profesionales del laboratorio clínico y a quienes trabajan con ellos, como nefrólogos, urólogos, endocrinólogos, internistas, reumatólogos u otros ámbitos donde es habitual pedir análisis urinarios. “Es fundamental que todos conozcamos la problemática de la solicitud, manejo, análisis e interpretación de este tipo de pruebas”, apunta Morales a través de un comunicado de SEQCML.
A veces “recogemos orinas que presentan dudas respecto de una correcta recolección”
Asimismo, la guía pretende que todos los profesionales sepan qué se puede y qué no se puede hacer con una muestra propiciando que no se tenga miedo a rechazar una orina, si se sabe que se van a obtener unos resultados que pueden llevar a una interpretación errónea. “Desde los Laboratorios Clínicos trabajamos enfocados en el paciente para proporcionarle unos resultados con la máxima calidad que sean útiles a su médico para su proceso de salud, causándole al mismo tiempo las mínimas molestias. Sabemos que la recogida de una orina de 24 horas es complicada para algunos pacientes... y obligarles a recoger una nueva orina de este tipo supone una gran carga para ellos, les hace dependientes de un bote de orina durante 24 horas (bote que tienen que guardar en su nevera)”, expone Morales.
“Por esta razón se intenta evitar al máximo esta situación y, quizá en más ocasiones de lo aconsejable, recogemos orinas que presentan serias dudas respecto de una correcta recolección. La organización de cada laboratorio también se postula como una posible causa de ello, ya que la gestión de estas muestras rechazadas es compleja y supone una carga adicional al laboratorio que no siempre es capaz de asumir. Siendo un punto clave la obtención de una muestra de calidad, no solamente se habla en este trabajo de la recogida de la orina…. para cada una de las magnitudes analizadas se parte de una visión fisiopatológica y a continuación se describen sus aplicaciones clínicas, se analiza cuál es el tipo de muestra más aconsejable y se dan directrices para ayudar a la interpretación de los datos para que los profesionales le saquen el máximo rendimiento”, argumenta el presidente de la Comisión de Función Renal y Urianálisis de la SEQCML.
Motivos para rechazar las muestras
Hay causas de rechazo de las muestras que son muy evidentes y otras que pueden ser interpretables y que dependerán de la dirección de cada laboratorio. Entre las primeras se pueden destacar:
• Incumplimiento del tiempo de recogida
• Pérdida de micciones
• Contenedor inadecuado
• No conservación de la orina en la nevera
• Orina sanguinolenta por menstruación
• Incidencias importantes en la recogida de la muestra
Hay otra serie de causas potenciales de rechazo de la muestra que el laboratorio tiene que valorar de manera individualizada, como pueden ser:
• Eliminación diaria de creatinina en función del peso
• Volumen de diuresis <400 o >3.000 mL/día
• Medición de pH fuera de los límites
Más del 70% de los errores en la interpretación de los resultados, con origen preanalítico
Según el doctor Morales, “la variabilidad que existe muchas veces en los valores de las pruebas bioquímicas no es debida a las técnicas de medición, sino en gran medida a una incorrecta recolección”. Algunos estudios estiman que más del 70% de los errores en la interpretación de los resultados de orina son originados en la parte preanalítica, lo que sirve de justificación para la elaboración de un capítulo específico y extenso de la monografía a la fase preanalítica de la muestra de orina, es decir, desde que el médico hace la petición hasta que la muestra está preparada para su medición.
Además de informar mejor al paciente sobre como recoger sus muestras, el experto pide una mayor implicación de los profesionales: “Actualmente, la calidad en la medición de las magnitudes está bien controlada, pero fallamos en la parte preanalítica”. Una de las razones de ello es que el médico peticionario generalmente desconoce el contexto del paciente, subraya Morales: “Normalmente nos solicitan un conjunto de pruebas en orina y en muchas ocasiones desconocen la problemática preanalítica. Pienso que más que pedirnos unas determinadas pruebas en orina, nos tendrían que plantear una consulta clínica y nosotros ofrecerles las mejores opciones disponibles, tanto para el diagnóstico como para el seguimiento de una patología y además con las menores molestias para el paciente”.
El nuevo documento incluye todas las novedades en el manejo de los análisis urinarios que se han producido durante los últimos años. Entre los aspectos citados, el especialista destaca la utilización de materiales y técnicas de referencia para la obtención de calibradores como los de la creatinina o la albúmina en orina que están a punto de salir, la utilización, cada vez más extendida de la creatinina enzimática para evitar interferencias, o la aceptación generalizada de cocientes con creatinina como es el caso de las proteínas o la albúmina en orina. “Lamentablemente, las novedades en la medición de las magnitudes son menos de las que nos gustarían. En la era de la biología molecular y las ciencias ómicas, la industria de diagnóstico in vitro no está dirigiendo sus esfuerzos a mejorar la medición de estas magnitudes. La proteómica de orina creó grandes expectativas para la búsqueda de nuevos marcadores de enfermedades, pero por ahora no ha dado sus frutos”, afirma.
Si bien hay magnitudes que no aparecen en la monografía por estar todavía en fase de estudio, alguna de ellas “podrá tener, con mucha probabilidad, utilidad en el futuro, sobre todo en el diagnóstico y pronóstico del daño renal agudo, como pueden ser el IGFBP7 (insulin-like growth factor-binding protein 7) o el TIMP-2 (tissue inhibitor of metalloproteinases-2). Otros posibles candidatos son GST (glutathione-S-transferase), IL-18 (interleukin 18), KIM-1 (kidney injury molecule 1), L-FABP (Liver-type fatty acid binding protein), NAG (N-acetyl glucosaminidase), NGAL (neutrophil gelatinase-associated lipocalin) o RBP4 (retinol binding protein 4)”, cita Morales.