Redacción Farmacosalud.com
Un estudio publicado en ‘Nature Medicine’ asegura que tres personas con parálisis sensoriomotora completa han podido ponerse de pie, caminar, ir en bicicleta, nadar y controlar los movimientos del tronco gracias a un revolucionario tratamiento con electrodos. El Dr. Josep M. Tormos, experto en neurorrehabilitación y estimulación cerebral no invasiva y director de Investigación del Institut Guttmann [Instituto] (Badalona, en Barcelona), calcula que este revolucionario tratamiento podría llegar a la práctica clínica española en un plazo de entre “5-10 años”, que es lo que “han tardado en llegar otras estrategias de intervención” que en su momento también eran tan innovadoras como transformadoras. O incluso podría desembarcar antes, ya que “cuando hay necesidad y voluntad (como ha ocurrido con la vacuna antiCOVID en el mundo), siempre se aceleran los tiempos”, matiza Tormos.
En cualquier caso, la ruta más rápida para que la nueva terapia irrumpa en España es la participación de pacientes en ensayos clínicos destinados a la replicación de estudios previos, ampliación de indicaciones y observación del impacto terapéutico. “Lo esperable es que la primera llegada a España se plasme a través de ensayos experimentales, como pasa con todos los tratamientos -explica el experto-. Siempre hay un decalaje que no es inferior a 5 años… se requiere que se completen los estudios, tener financiación para poder realizarlos, recibir de las agencias reguladoras la aprobación de los dispositivos usados en el procedimiento y después habilitar los programas clínicos con los que poder implantar tales dispositivos”.
¿Es un milagro o es ciencia?
Cabe especificar que una lesión medular completa es aquella en la que no hay funcionalidad por debajo del nivel de la lesión, mientras que una lesión incompleta es aquella en que se puede tener algo de sensibilidad por debajo del nivel de la lesión y diferentes niveles de funcionalidad. Una persona padece paraplejía cuando, tras un daño medular, pierde la capacidad sensorial y la capacidad de mover las partes inferiores de su cuerpo. Se sufre tetraplejía cuando se pierde movimiento y sensación en las partes superior e inferior del cuerpo.
El Dr. Tormos lo tiene claro: el nuevo tratamiento -que ha beneficiado a tres pacientes con lesión medular completa- no es un milagro… es ciencia: “es ciencia 100%. Los resultados objetivos de los experimentos siempre son ciencia. Lo que a veces es difícil es explicar los resultados que obtenemos, fundamentalmente porque, cuando formulamos una hipótesis, lo que hacemos intuitivamente es intentar confirmarla, pero realmente el experimento no busca confirmar la hipótesis, sino al contrario, busca rebatirla y hacernos pensar de manera diferente”.
“El cerebro no actúa como un titiritero, actúa como un director de orquestra”
A juicio del director de Investigación del Instituto Guttmann, hay que librarse del prejuicio de creer que el cerebro es un titiritero que controla una marioneta que maneja los hilos que mueven cada una de las extremidades. “Los hilos existen, pero el cerebro no actúa como un titiritero, sino que actúa como un director de orquestra. La médula juega un papel fundamental tanto en el acto de andar como el de nadar, ir en bicicleta… existe toda una serie de patrones que, coordinados y ejecutados desde la médula espinal de manera refleja y automática, se adaptan a cambios en el medio, de la misma manera que los integrantes de una orquestra adaptan la intensidad y volumen de sus instrumentos acompasándolos con el resto de los músicos. Y el cerebro actúa de director, es decir, decide cuándo empezamos, cuándo paramos, si lo hacemos más alto, más bajo, más lento o más rápido… y qué partitura tenemos que interpretar”.
En el vídeo difundido por el equipo suizo de científicos que ha desarrollado la revolucionaria terapia, los sujetos con paraplejía que andan necesitan el apoyo de un caminador. El Dr. Tormos se muestra muy prudente sobre la posibilidad de que esos tres pacientes puedan ir progresando hasta llegar a caminar con normalidad, o al menos cierta normalidad, sin el apoyo de un caminador: “son tres casos, los tres primeros de un ensayo clínico diseñado para ser mucho más amplio y que trata de ver cuál es el impacto funcional de la intervención, cuál es el beneficio real, o sea, qué personas pueden beneficiarse más, quiénes menos, y quiénes podrían no beneficiarse. En estos momentos, lo que estamos viendo son datos preliminares que aportan información muy relevante desde un punto de vista clínico”.
A esos tres pacientes se les ha aplicado estimulación eléctrica epidural, o sea, la colocación de electrodos en la médula espinal. Hace más de 30 años que se intenta controlar o reproducir el patrón de marcha mediante la estimulación de las raíces nerviosas. No obstante, cuando se intentaba espolear las raíces motoras o los nervios que van directamente a los músculos, se veía es que ya hay una activación refleja de esos nervios, de manera que lo que se conseguía no era funcional porque el estímulo interfería con la actividad refleja existente. “Lo que se ha hecho ahora es cambiar la estrategia y, en lugar de estimular directamente la raíz motora, se ha procedido a la práctica de la estimulación con el fin de modificar el reflejo que ya existe”, explica Tormos.
Tras una lesión medular, la médula espinal continúa teniendo actividad y sigue creando una respuesta motora. Lo que ocurre es que es una respuesta motora de rigidez, no controlada, de activación no voluntaria. Lo que estos investigadores han logrado es diseñar unos electrodos que permiten una estimulación muy precisa de cada raíz o entrada sensorial a la médula, de tal modo que han encontrado la manera de motivar esos nervios sensoriales para que el reflejo que generan en la médula sea el necesario para poder andar, nadar, ir en bicicleta, etc.
Electrodos + IA
Según el experto en neurorrehabilitación y estimulación cerebral no invasiva, “el éxito de esta estrategia viene dado, en primer lugar, por la decisión de aprovechar la capacidad de la médula de integrar información y proporcionar respuestas motoras, y después por la incorporación de un sistema de Inteligencia Artificial (IA) que busca, de manera automática, el patrón de estimulación más adecuado para cada persona; es decir, de qué manera tengo que estimular la médula de esta persona para que ande, nade…”
¿Sea como fuere, se puede empezar a hablar del fin de la paraplejía como lesión incurable? “Yo creo que podemos empezar a hablar de una solución para recuperar la capacidad de movimiento después de una lesión medular -sostiene Tormos-. Lo que estamos viendo es una manera de adaptarnos a una lesión, es decir, lo que se hace es cambiar el pronóstico de la lesión y adaptarnos a ella”. En otras palabras, y como botón de ejemplo: cuando se padece un infarto y dicho evento genera una arritmia, que es un mal funcionamiento del corazón, el hecho de poner un marcapasos no es la cura del infarto, sino el tratamiento que se administra para mantener la funcionalidad del corazón tras el ataque cardíaco. Así pues, algo parecido es lo que ahora se estaría planteando con la nueva estrategia terapéutica para los traumatismos medulares (la solución para recuperar la capacidad de movimiento después de una lesión de este tipo vendría a ser, salvando las diferencias, el marcapasos cardíaco).
Posible utilidad de la estimulación medular no invasiva en pacientes con lesiones incompletas
Por ahora se desconoce si los candidatos a recibir el novedoso tratamiento a base de electrodos serían todos los sujetos con lesiones medulares, con independencia de la gravedad de dichos daños. El ensayo clínico puesto en marcha por el equipo suizo se ha centrado, por el momento, en personas con una características muy concretas y muy similares, puesto que son pacientes que tienen una lesión medular completa, a un nivel que les permite tener cierto tono y cierto control del tronco.
“Habría que ver qué pasa en lesiones más altas, y también habría que ver en otros estudios qué pasa con personas con lesiones incompletas. Muchos pacientes con lesiones incompletas recuperan la capacidad de marcha. Algunos la recuperan hasta llegar a una marcha funcional, pero otros la capacidad de control motor que recuperan no es funcional, y posiblemente estos pacientes puedan beneficiarse de la nueva técnica. Todo ello también nos lleva a plantearnos incluso la utilidad de estrategias de estimulación medular no invasivas, sobre todo en aquellos pacientes que presentan lesiones incompletas”, apunta el especialista del centro Guttmann.