Redacción Farmacosalud.com
El Dr. José Manuel Soria, director de la Unidad de Genómica de Enfermedades Complejas del Instituto de Investigación Biomédica del Hospital de Sant Pau (IIB Sant Pau) de Barcelona, lidera el proyecto PRECIS-COVID19, cuyo principal objetivo es desarrollar modelos de predicción que aporten información sobre el perfil de pacientes que tienen más riesgo de desarrollar las complicaciones más severas derivadas de la infección por el coronavirus SARS-Cov-2, causante del COVID-19. “Disponer de esta información permitirá tomar decisiones terapéuticas para reducir la mortalidad asociada a esta infección. Pondremos especial atención en identificar las causas de las alteraciones de la coagulación de estos pacientes que progresan a cuadros clínicos muy graves, como es con la aparición de eventos tromboembólicos, fallo multiorgánico y fallecimiento del paciente. Para ello obtendremos datos biológicos, clínicos, genómicos y epigenómicos de cada enfermo (Medicina Personalizada) para entrenar modelos de predicción basados en Inteligencia Artificial”, explica Soria.
“Los modelos que mejor predigan la severidad del cuadro clínico de los pacientes serán validados en otros estudios nacionales e internacionales con los que estamos colaborando”, añade el Dr. Soria, quien a renglón seguido insiste en la idea de que PRECIS-COVID19 podría ser el comienzo de una individualización de los tratamientos para afectados de COVID-19: “Nuestro proyecto se enmarca dentro de la Medicina Personalizada: predecir en base a nuestros genes y a cómo los regulamos, cómo vamos a responder a la infección por SARS-CoV-2 y cómo pueden progresar las complicaciones clínicas asociadas a la COVID-19. Este conocimiento llevará a vías terapéuticas personalizadas para cada paciente en base a su riesgo”.
La Coagulopatía Inducida por Sepsis, una de las claves de la mortalidad asociada al coronavirus
Según datos recogidos en China, hasta tres cuartas partes de los fallecidos por COVID-19 presentaban alteraciones de la coagulación inducida por sepsis. En otras palabras, en esos individuos el sistema inmunitario había reaccionado desmesuradamente ante la infección por coronavirus y ello había acabado desencadenando cuadros de trombosis letales. “Efectivamente -afirma el especialista-, el 71,4% de los fallecidos por COVID-19 en un estudio de la población de Wuhan (donde apareció el virus) presentaron alteraciones de la coagulación. Esta alteración global de la coagulación, que genera una situación clínica grave conocida como Coagulopatía Inducida por Sepsis, se caracteriza por la generación de gran cantidad de fibrina y agregación de las plaquetas, lo que favorece la formación de coágulos sanguíneos en la microcirculación que causan la muerte del tejido afectado y contribuyen al fallo multiorgánico del paciente”. De hecho, la aparición de la Coagulopatía Inducida por Sepsis se ha asociado con una mayor gravedad de la enfermedad y un mal pronóstico, incluida la muerte del sujeto infectado.
Si bien la fisiopatología del COVID-19 es compleja, se sabe que hay dos mecanismos relacionados que parecen jugar un papel clave en el desarrollo de la patología: una tormenta de citoquinas y una coagulopatía. La estrecha relación entre la respuesta inflamatoria y la cascada de la coagulación parece deberse a la activación aberrante de las células endoteliales, fenómeno que propicia al unísono la activación de ambos sistemas. En los últimos años se ha acuñado el concepto de inmunotrombosis para describir la interacción entre el sistema inmune y el sistema de coagulación como respuesta a la infección por microorganismos, con el fin de evitar la propagación de dichos patógenos. La activación indiscriminada de ambas vías tras una infección sistémica conlleva la aparición de Coagulopatía Inducida por Sepsis, con las consecuencias ya descritas: presencia de depósitos masivos de fibrina en la circulación y el consecuente daño orgánico causante de la mortalidad de los pacientes.
Algunos enfermos no graves de COVID-19 presentan trombosis
En cuanto a la prevalencia de casos graves de COVID-19 asociados a trombosis, recientemente se han publicado “varios estudios científicos muy interesantes en este sentido”, señala el Dr. Soria. Así, una investigación holandesa reporta que, en pacientes ingresados en UCI (Unidad de Cuidados Intensivos) con un seguimiento a 14 días, el 49% de ellos presentaban eventos tromboembólicos. Otro estudio del Hospital Gregorio Marañón de Madrid indica que, en pacientes hospitalizados por COVID-19 -pero no en UCI-, el 14,7% presentaban trombosis asintomática. “Este estudio es relevante porque ilustra que en pacientes no graves (sin ingreso en UCI) la enfermedad tromboembólica también está presente, y eso hay que tenerlo en cuenta a la hora de darlos de alta”, refiere el director de la Unidad de Genómica de Enfermedades Complejas del IIB Sant Pau.
“Pero el estudio más relevante es el de un equipo alemán que reporta, basándose en autopsias, que en el 33% de los fallecidos por COVID-19 la causa directa del fallecimiento fue una trombosis pulmonar, si bien el porcentaje total de pacientes con eventos trombóticos entre los fallecidos por COVID-19 ascendía al 58%. Por lo tanto, podemos determinar que los eventos tromboembólicos tienen un alto impacto en la mortalidad por la COVID-19 y en las posibles secuelas de los pacientes que han sobrevivido y han sido dados de alta”, sostiene Soria.
Llegados a este punto… ¿una medida para evitar las trombosis sería la aplicación de anticoagulantes en las fases iniciales del COVID-19? “Desde marzo -contesta el facultativo-, la ISTH (siglas en inglés de la Sociedad Internacional de Trombosis y Hemostasia) recomienda tromboprofilaxis en todos aquellos pacientes ingresados que presenten niveles elevados de Dimero D, un marcador de la activación de la coagulación. Por lo tanto, la medida terapéutica para prevenir la trombosis de la que disponemos actualmente es la anticoagulación”.
“Sin embargo, necesitamos saber qué pacientes tendrán más riesgo de desarrollar eventos tromboembólicos para el manejo de las dosis. Para ilustrar esta afirmación basta comentar que, en los estudios anteriormente citados de científicos alemanes, holandeses y españoles, todos los pacientes estaban con tromboprofilaxis y, pese a ello, desarrollaron trombosis. Aportar información sobre el riesgo de trombosis de estos pacientes para tomar decisiones terapéuticas basadas en la anticoagulación es uno de los objetivos de nuestro proyecto. No obstante, no descartamos identificar otras vías terapéuticas diferentes a la anticoagulación que actúen a nivel de la respuesta inmune o mecanismos de la inflamación, para prevenir las complicaciones severas de la COVID-19 y reducir la tasa de mortalidad de estos pacientes”, comenta.
Campaña de captación de fondos
Actualmente ya se están llevando a cabo gestiones para poder sufragar los costes de PRECIS-COVID19. “Desde la Asociación ActivaTT por la Salud hemos puesto en marcha una campaña de obtención de fondos para financiar este proyecto. Las personas, entidades o empresas interesadas en colaborar pueden hacerlo a través de nuestra página web www.activatt.com o contactando conmigo directamente (https://www.linkedin.com/feed/)”, especifica el Dr. Soria.
Bibliografía
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• Klok FA, Kruip MJHA, van der Meer NJM, Arbous MS, Gommers D, Kant KM, et al. Confirmation of the High Cumulative Incidence of Thrombotic Complications in Critically Ill ICU Patients With COVID-19: An Updated Analysis. Thromb Res. 2020;S0049-3848(20)30157-2
• Wichmann D, Sperhake JP, Lütgehetmann M, Steurer S, Edler C, Heinemann A, et al. Autopsy Findings and Venous Thromboembolism in Patients With COVID-19. Ann Intern Med. 2020;M20-2003. doi: 10.7326/M20-2003.