Redacción Farmacosalud.com
La eficacia del tratamiento de protección frente a las picaduras de himenópteros depende de un correcto diagnóstico. Ante una situación en la que hasta un 42% de los pacientes identifica el alérgeno responsable erróneamente y más de la mitad de las pruebas diagnósticas no son concluyentes (61,5%), conocer la historia clínica resulta fundamental. Por ello, el Comité de Alergia a Himenópteros de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) ha analizado en un reciente estudio la probabilidad de identificar un himenóptero dependiendo del entorno alimentario en el que se encontrase la persona picada.
“Reconocer el alérgeno, es decir, el insecto responsable de la picadura, es una de las principales complicaciones. Incluso las pruebas diagnósticas realizadas por el alergólogo pueden no ser concluyentes, ya que la composición común de los venenos de abejas y avispas puede provocar resultados positivos frente a ambos, aunque sólo uno haya sido el responsable de la reacción alérgica”, explica el Dr. David González de Olano, presidente de mencionado comité de la SEAIC.
El problema del cambio climático
El cambio climático y las altas temperaturas están provocando un aumento de los casos de picaduras de himenópteros, pues han derivado en un mayor tiempo de vida de estos insectos y en la llegada de nuevas especies a determinadas zonas. Todo ello, se traduce en un incremento de los pacientes alérgicos a picaduras, siendo el momento de superar el reto de la dificultad de identificación del insecto responsable de la reacción.
“Con la investigación realizada, hemos conseguido ofrecer un nuevo método de identificación. Se ha concluido que la Vespula es el principal himenóptero asociado a ambientes alimentarios, siendo la probabilidad de que se trate del insecto responsable de la picadura en un 89% de los casos”, señala la Dra. Arantza Vega, miembro del comité.
Por su parte, la alergología de precisión lleva el diagnóstico un paso más allá, al permitir identificar a qué alérgenos dentro del propio insecto se presenta la alergia. “Esto tiene su importancia, porque hay alérgenos que se sabe que son de mayor riesgo que otros y porque no todos los alérgenos están en igual presencia en las inmunoterapias”, indica el Dr. González. Además, esta práctica innovadora ha permitido desarrollar vacunas para minimizar o prevenir las reacciones alérgicas graves.
Una vez se produce la picadura, los expertos insisten en que lo primero debe ser comprobar si aún se tiene el aguijón clavado, ya que este puede seguir inoculando veneno. Se debe extraer el aguijón y aplicar el tratamiento sintomático pertinente. “Cuando los síntomas han sido de una anafilaxia y ha sido valorado por un alergólogo, es muy probable que al paciente se le recomiende el llevar un autoinyector de adrenalina. Y después de hecho el diagnóstico, el tratamiento específico es la inmunoterapia, que es el único que puede curar y evitar nuevas reacciones”, concluye el presidente del comité.