Redacción Farmacosalud.com
La compañía Lundbeck ha informado que lanza en España nalmefeno, bajo el nombre comercial de Selincro, indicado para la reducción del consumo de alcohol en pacientes adultos con dependencia del alcohol que tienen un nivel de consumo de alto riesgo, sin síntomas de abstinencia y que no requieren desintoxicación inmediata. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el consumo de riesgo equivale a beber más de 60 gramos diarios de alcohol en hombres y más de 40 gramos al día en mujeres. Se trata del primer y único fármaco que proporciona una nueva opción terapéutica para la adicción o dependencia del alcohol, basándose en la reducción del consumo de esta sustancia y facilitando una mejor adherencia al tratamiento.
Para el doctor Antoni Gual, jefe de la Unidad de Alcohología del Hospital Clínic de Barcelona, “nalmefeno permite ampliar el abanico de ofertas terapéuticas que ofrecemos a nuestros pacientes. La reducción del consumo de alcohol como nuevo enfoque terapéutico implica la posibilidad de ofrecer un tratamiento eficaz a un colectivo importante de pacientes que hasta la fecha rehuían el tratamiento por considerar que un abordaje orientado a la abstinencia no era realista para ellos”. Las intervenciones orientadas a reducir el consumo de alcohol ofrecen un abordaje complementario a la abstinencia, eje sobre el que se habían centrado las terapias existentes hasta el momento. Y es que más del 40% de las personas dependientes del alcohol que precisa tratamiento no lo solicita por no sentirse preparado para dejar de beber. El reto que ahora se plantea es involucrar a los pacientes en el proceso terapéutico. “Además, este enfoque terapéutico centrado en la reducción del consumo facilita que el médico tenga un instrumento eficaz y pueda, por tanto, ser más proactivo en la detección precoz de la dependencia alcohólica”, señala Gual.
Un modulador del sistema opioide
Nalmefeno es un modulador del sistema opioide que actúa sobre el sistema de recompensa del cerebro, que está mal regulado en los pacientes con dependencia del alcohol. El fármaco está concebido para reducir los efectos de recompensa y refuerzo del alcohol y, por tanto, reduce el deseo de beber alcohol. El medicamento ha demostrado ser efectivo, a corto, medio y largo plazo en la reducción del consumo de alcohol en pacientes con dependencia alcohólica que presentan un nivel de consumo de alto riesgo. En los ensayos clínicos en los que se probó la eficacia del nuevo fármaco -en los que participaron 2.000 pacientes- se observó una reducción del consumo de alcohol del 60% al cabo de seis meses de tratamiento, y del 40% al término del primer mes. Esta nueva opción terapéutica cuenta con un amplio respaldo como lo demuestra el hecho de que 26 de 30 países europeos acepten la reducción del consumo de riesgo como objetivo intermedio o final en sus guías y/o en la práctica clínica, siendo aceptado por la Agencia Europea del Medicamento (EMA) y el National Institute on Alcohol Abuse and Alcoholism (Estados Unidos), entre otros.
Estar enganchado al alcohol, una enfermedad infradiagnosticada
La dependencia del alcohol es una enfermedad del sistema nervioso central, crónica, progresiva, recurrente y con una alta comorbilidad, caracterizada por el consumo compulsivo de esta sustancia a pesar de sus consecuencias perjudiciales. Se define por un fuerte deseo de consumir (‘craving’) y una dificultad para controlar el uso de la sustancia, que pasa a ser la máxima prioridad para el individuo. Como explica el doctor Gabriel Rubio, profesor de Psiquiatría del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid, “la dependencia del alcohol implica que el sujeto persiste en un patrón de consumo a pesar de las complicaciones médicas, psicológicas, familiares y sociales que le está provocando. Este patrón de consumo genera en el dependiente una pérdida en el control de la ingesta, bebiendo más de lo que tenía previsto”. Es la dependencia del alcohol, además, una enfermedad infradiagnosticada y, por tanto, poco tratada, aún desconocida y estigmatizada.
En palabras del Dr. Rubio, “la dependencia del alcohol es una enfermedad con una tasa de diagnóstico baja por varios factores. En primer lugar, muchos pacientes sienten vergüenza de reconocer que tienen problemas porque siguen pensando que es un vicio en lugar de una enfermedad, lo que conlleva cierta ocultación de sus síntomas; esto no favorece que puedan pedir ayuda y que se les pueda proporcionar. En segundo lugar, los médicos de Atención Primaria suelen tener dificultades para reconocer los síntomas de estos pacientes, en algunos casos por falta de tiempo para poder llevar a cabo entrevistas diagnósticas más largas y, en otros, porque los pacientes niegan los síntomas”. Según el último informe de la OMS hecho público este año, en España hay un 0,7% de personas con dependencia del alcohol, frente al 4% de Europa. El alcohol se relaciona con el riesgo de desarrollar más de 200 enfermedades y provoca 3,3 millones de muertes en todo el mundo cada año, el 7,6% de los fallecimientos de hombres y el 4% de los de mujeres, lo que arroja una cifra media del 5,9% de la mortalidad mundial. En España el alcohol está detrás del 3,6% de los fallecimientos.