Redacción Farmacosalud.com
Un consenso sobre dolor oncológico neuropático aboga por priorizar el tratamiento tópico, sobre todo con parches de capsaicina, en muchos de los pacientes con dolor localizado, especialmente aquellos que están en tratamiento activo o que tienen mala tolerancia o respuesta a fármacos orales. Este es uno de los puntos destacados de la actualización de la Guía de Abordaje del Dolor Oncológico (GADO), cuyo objetivo es el de clasificar correctamente este problema de salud y profundizar en su adecuado manejo. Y es que, en el ámbito del cáncer, el dolor neuropático es frecuente y devastador, pudiendo producirse como secuela o consecuencia del propio tumor o de su tratamiento. Se considera una entidad propia dentro de los síndromes dolorosos oncológicos, ya que las personas que sufren este tipo de percepción sintomática presentan un funcionamiento cognitivo, físico y social más pobre que los enfermos sin este trastorno.
“La actualización de la Guía GADO era necesaria, especialmente en el caso del dolor neuropático oncológico. El principal motivo es que es necesario seguir insistiendo en las diferencias entre el dolor neuropático producido por la enfermedad, por ejemplo la carcinomatosis leptomeníngea, una metástasis con una compresión nerviosa, etc., frente al que es producido por el propio abordaje del tumor. Dentro de este último supuesto, los más frecuentes son el dolor neuropático postquirúrgico, especialmente frecuente tras cirugías por ejemplo de mama o de pulmón, y la neuropatía postquimioterapia, principalmente, aunque no solamente, causada por platinos y taxanos. Ambos casos (los trastornos postquirúrgicos y postquimioterapia) son dolor neuropático y además dolor neuropático localizado”, señala la Dra. Concepción Pérez, co-autora del consenso ‘Abordaje multidisciplinar del Dolor Neuropático en el paciente Oncológico’.
“En el dolor neuropático postquimioterapia ha habido un gran avance en los últimos años, con numerosas investigaciones en las que se ha intentado ampliar el conocimiento de la fisiopatología y el tratamiento; ambas cuestiones son importantes, ya que la fisiopatología es muy compleja y el tratamiento es frecuentemente poco eficaz”, explica a www.farmacosalud.com la Dra. Pérez, a su vez jefa de la Unidad del Dolor del Hospital Universitario de La Princesa de Madrid.
Parches de capsaicina: sin ninguna interacción farmacológica o eventos adversos sistémicos
“Dentro del abordaje terapéutico de ambos tipos de dolor neuropático localizado, debemos recordar que el tratamiento debe ser principalmente con antidepresivos, anticonvulsivantes y fármacos tópicos. En muchos de nuestros pacientes, sobre todo aquellos que están en tratamiento activo o que tienen mala tolerancia o respuesta a fármacos orales, debemos de priorizar el tratamiento tópico, especialmente con parches de capsaicina por sus ventajas de 1 aplicación cada mínimo de 3 meses, y por la ventaja de no tener ninguna interacción farmacológica o efectos secundarios sistémicos. Por ello, nos parecía pertinente hacer una actualización de la Guía que remarcase todos estos avances en el abordaje del dolor oncológico”, precisa la experta.
La Dra. Pérez también hace hincapié en la ampliación de las opciones terapéuticas con tratamientos tópicos, “que permiten la asociación con otros tratamientos, ya sean fármacos analgésicos o quimioterápicos”. Con todo, “creo que aún nos faltan avances en el desarrollo de dianas terapéuticas en el dolor oncológico en todas sus vertientes”, admite.
“La Enfermería es un elemento clave en el abordaje del dolor oncológico”
El principal propósito del nuevo documento -cuya elaboración ha contado con el patrocinio logístico de la compañía Grünenthal- es mostrar el abordaje integral de este tipo de trastorno desde el punto de vista de las distintas especialidades involucradas y a las que va dirigido el documento: desde oncólogos médicos, oncólogos radioterápicos, unidades de dolor, especialistas en cuidados paliativos, y también Enfermería, que este año ha sido incorporada por primera vez. “La Enfermería es un elemento clave en el abordaje del dolor oncológico y en la continuidad asistencial del paciente con cáncer. Además, tanto en el seguimiento como en la información, y en el caso de los tratamientos tópicos de la analgesia, las enfermeras son claramente esenciales para un tratamiento de calidad”, aduce la co-autora del consenso.
De hecho, la ampliación y actualización del manual busca dar respuesta a todas las dudas que se puedan producir en este tipo de enfermos oncológicos, tanto desde el punto de vista médico como desde Enfermería, para lo cual se ha incorporado un capítulo específico que no estaba incluido en anteriores ediciones. “Faltaba (este capítulo) y es un aspecto que permite ampliar la multidisciplinariedad, tan necesaria en el tratamiento de estos pacientes, y es novedoso, ya que habitualmente no se recoge en otras guías”, destaca la jefa de la Unidad del Dolor del Hospital Universitario de La Princesa.
“Cada paciente y cada momento determinado va a necesitar un abordaje individualizado”
Asimismo, en la guía se abordan las comorbilidades y el diseño de tratamientos analgésicos individualizados acordes a la clasificación del dolor, el tipo de paciente y teniendo en cuenta siempre el equilibrio ideal entre eficacia y seguridad. “Cada paciente oncológico es diferente; no es lo mismo un paciente con un cáncer de pulmón que con uno de páncreas, o de próstata o de mama... pero no es sólo el tipo de tumor, es la persona individual: existen claras diferencias según la edad, las patologías asociadas, y, por supuesto, es importante ver el momento de la enfermedad (al inicio del diagnóstico, en tratamiento activo, en situación terminal, largo superviviente…) Todos estos criterios, junto con las características biopsicosociales de la persona, deben guiar nuestro enfoque y tratamiento del dolor oncológico. Por ello cada paciente y cada momento determinado va a necesitar un abordaje individualizado que permitirá obtener la máxima eficacia con los menores efectos secundarios para nuestros pacientes”, argumenta Pérez.
La primera edición de la Guía GADO data de 2017 y, desde entonces, se han distribuido más de 10.000 ejemplares impresos y se han descargado más de 7.000 ejemplares digitales. Según la Dra. Pérez, todas las guías médicas precisan actualizaciones: “aunque exista una parte que sigue en vigencia, está claro que hay aspectos del dolor oncológico que han cambiado considerablemente en los últimos años y era necesario incorporar estos avances para mantener la guía como referencia de abordaje del dolor oncológico”.
Otro de los aspectos que se pone de relieve en el nuevo documento es la necesidad de realizar un diagnóstico y abordaje precoz, ya que la demora se asocia con una peor respuesta al tratamiento analgésico convencional. “Se trata de pensar en el dolor oncológico y tipificarlo y educar en su diagnóstico y abordaje”, señala la especialista mediante un comunicado.