Redacción Farmacosalud.com
Varias organizaciones científicas han presentado un consenso en el que se apuesta por la asociación del anticoagulante rivaroxaban a dosis vasculares -dosis menores que las utilizadas en anticoagulación- y aspirina para tratar a pacientes polivasculares, es decir, aquellas personas que han sufrido un evento vascular (ictus, infarto…) y que además padecen una afectación en otros lechos vasculares, como por ejemplo en las piernas. Los pacientes con patología polivascular “tienen más riesgo y es en ellos donde se ha demostrado que estrategias como el uso de rivaroxaban a dosis menores asociado a aspirina dan lugar a un beneficio terapéutico mayor”, afirma a través de www.farmacosalud.com el Dr. Juan José Gómez Doblas, director del Área del Corazón del Hospital Xanit Internacional, en Benalmádena (Málaga).

Fuente: Bayer España / Cariotipo
El ‘Documento de CONSENSO sobre salud vascular’, además, pretende reducir el riesgo trombótico residual (incremento de las posibilidades de sufrir nuevos eventos vasculares o la progresión de una enfermedad ya establecida). El documento se centra en el manejo de los factores de riesgo, la optimización de los tratamientos y la puesta en marcha de terapias novedosas que, asociadas al tratamiento actual, permitan reducir la mortalidad y los episodios cardiovasculares, algunos muy incapacitantes como el ictus o la amputación.
Principal causa de mortalidad en España
La estrategia habitual para este tipo de eventos consiste en la administración de antiagregantes (aspirina) y, con intención preventiva, la aplicación de estatinas. “La novedad está en la asociación de antiagregantes (fármacos tipo aspirina) junto con fármacos anticoagulantes pero a una dosis vascular, como sería rivaroxaban (cada 12 horas). Con ello conseguimos una reducción de episodios cardiovasculares, pero también una reducción de la mortalidad cardiovascular y de la mortalidad total. Esa es la gran ventaja de esta nueva estrategia de tratamiento”, sostiene el Dr. Gómez Doblas.
El nuevo consenso -avalado por las sociedades españolas de Cardiología (SEC), Neurología (SEN), Medicina Interna (SEMI), Angiología y Cirugía Vascular (SEACV) y la asociación estatal de pacientes Cardioalianza- busca concienciar sobre el hecho de que la enfermedad vascular, aunque se ha reducido ligeramente, se mantiene como principal causa de mortalidad en España, afectando “especialmente a la mujer”, explica.
Según Gómez Doblas, el manual trata de recordar que la patología vascular “es prevenible y que, si bien conseguimos tratarla con la medicación actual, todavía estamos muy lejos de conseguir controlarla de forma adecuada. Lo que intentamos con este documento es concienciar sobre la importancia de la enfermedad, sobre los factores de riesgo que la causan y sobre las posibilidades terapéuticas que tenemos a nuestro alcance para disminuir esa mortalidad”.

Dr. Juan José Gómez Doblas
Fuente: Cariotipo
Cabe destacar que la afección vascular es responsable del 29,17% de las muertes en España en 2017, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). La cardiopatía isquémica (CI) en los varones y el ictus en las mujeres son las principales causas de defunción en población adulta. Se espera, además, un aumento de estas cifras, determinado, entre otros factores, por el envejecimiento de la población. Por otro lado, el aumento de los factores de riesgo como el tabaquismo, el consumo de alcohol, la falta de actividad física y la adopción de dietas inapropiadas pueden comportar que se incremente el riesgo residual de padecer este tipo de patologías.
Enfermedad Arterial Coronaria (EAC) o Enfermedad Arterial Periférica (EAP)
El riesgo trombótico residual se define como el incremento de las posibilidades de sufrir nuevos eventos vasculares o la progresión de una enfermedad ya establecida. Los pacientes con Enfermedad Arterial Coronaria (EAC) o Enfermedad Arterial Periférica (EAP) son los que presentan mayor riesgo de muerte vascular, ictus u hospitalización derivada de un nuevo evento vascular. Este tipo de dolencias se caracterizan, asimismo, por una disfunción neurológica que puede causar invalidez permanente, amputaciones o muerte.
El ictus es la primera causa de invalidez o discapacidad grave a largo plazo en adultos y la segunda de demencia entre los pacientes que lo padecen. Además, a los seis meses de haber sufrido un ictus, uno de cada cuatro pacientes no logra sobrevivir y, entre los supervivientes, más del 40% padecen alguna dependencia funcional.
Estas enfermedades, junto con los tumores, representan una de las cargas sociales y económicas con más impacto en la calidad de vida de las personas que las padecen, en sus familiares y en el sistema público de salud. La hospitalización representa aproximadamente el 50% del gasto sanitario relacionado con las enfermedades vasculares. Para Maite San Saturnino, presidenta de Cardioalianza, “es necesario crear una línea de trabajo sociosanitario entre todos los profesionales que mejore el manejo de las enfermedades vasculares con el fin de mejorar el pronóstico a través de la prevención de futuros eventos vasculares, y reducir su mortalidad”. Para ello, es importante tratar y manejar la enfermedad desde las necesidades del paciente y teniendo en cuenta las opciones terapéuticas para cada caso.
Un aspecto importante es la incidencia anual de amputaciones derivada de la Enfermedad Arterial Periférica (EAP), que oscila entre los 120 y 500 millones de casos en todo el mundo, distribuidos equitativamente en amputaciones por encima y por debajo de la rodilla. El número total de personas con EAP va en aumento, con un incremento del 23% en la última década como resultado del envejecimiento global, mayor incidencia de diabetes en todo el mundo o las elevadas tasas de nivel de tabaquismo en países de ingresos bajos y medianos.

Fuente: Bayer España / Cariotipo
En España, los gastos directos e indirectos asociados a la enfermedad vascular representan el 0,7% del PIB y suponen un 9% del gasto sanitario global. En términos cuantitativos, este dato equivale a un total de 8.415 millones de euros de gasto anual. El impacto económico directo se centra en la atención en hospitales, centros de Atención Primaria o uso frecuente de medicamentos y material quirúrgico. Entre los costes indirectos se incluirían factores como muertes prematuras, absentismo laboral o incapacidad. Según datos recientes del Estudio REACH, el 50% de los pacientes que experimentan un evento vascular ya no trabajan al transcurrir un año. Una cifra que duplica los datos de la población general.
Afectación en tres esferas de la vida
En cuanto al coste social, José Aguirre, presidente de la Federación Andaluza de Asociaciones de Enfermos de Corazón (FAECO), apunta que los eventos vasculares “suelen afectar a tres esferas de la vida":
• la personal o emocional de la propia víctima, que puede fallecer o quedar gravemente incapacitada, o la vertiente laboral si el paciente está en activo
• la familiar, dado que la familia, además del sufrimiento por un ser querido, debe adaptar su vida diaria al cuidado del paciente
• El resto de la sociedad, con repercusión en aquellos que sufren el impacto del coste que conllevan los cuidados y complicaciones en los pacientes en situación de dependencia
A pesar de las estrategias terapéuticas disponibles, los enfermos que han sufrido un primer evento vascular tienen altas posibilidades de sufrir un segundo evento, puesto que aumenta el riesgo residual. En este sentido, la Dra. Carmen Suárez, jefa del servicio de medicina Interna del Hospital de La Princesa de Madrid, resalta que “la mejora en la prevención, la detección más precoz de los factores de riesgo y la definición de procesos asistenciales locales que sirvan para asegurar el óptimo seguimiento y atención del paciente vascular” serían los retos a los que se deben enfrentar todos los actores involucrados en el tratamiento y seguimiento del paciente vascular.