Redacción Farmacosalud.com
Desmontando tópicos. “Tuve el síndrome de la clase turista viajando en primera clase”: el caso de José Luis Entrala confirma la tesis del doctor Fidel Fernández Quesada, según la cual “el síndrome de la clase turista puede ocurrir en Business y en un autobús”. Por síndrome de la clase turista se entiende el peligro de sufrir una trombosis venosa o una embolia pulmonar* por permanecer ‘encajonado’ -sin mover las piernas, sin levantarse- en el asiento de esa zona del avión en viajes largos, en especial a partir de la 4-5ª hora de vuelo. Pero es que, además, lo paradójico del caso de Entrala es que, precisamente para evitar sufrir el susodicho síndrome, en el largo viaje en avión que desencadenó su embolia pulmonar se preocupó de moverse con regularidad, dando paseos cada hora o bien cada dos horas.
Entrala, de 80 años de edad, vive en Granada capital y es periodista-escritor. A finales del mes de enero de 2012 viajó con su mujer a México, en concreto a Puerto Vallarta, en la costa del Pacífico, donde vive su hijo. El viaje de vuelta tuvo lugar el 3 de abril. Fue una hora y media de vuelo entre Puerto Vallarta y Distrito Federal de Méjico, 10 horas desde la capital mexicana hasta Madrid, y una hora desde la capital española hasta Granada. En total, 17 horas (contando escalas), 12 y media de vuelo efectivo.
“Descubrieron que tenía un tromboembolismo pulmonar”
El paciente no podía ni imaginar lo que le esperaba tras el viaje de regreso: “Volvimos el día 3 de abril. El viaje fue muy bien, sin ningún problema. Luego, el 19 de abril, empecé a notar que tenía esputos de sangre muy roja, que soltaba con cierta frecuencia. Me vieron médicos, en concreto el doctor Fidel Fernández, y descubrieron que tenía un tromboembolismo pulmonar agudo con infarto pulmonar y asfixia. Estuve en el hospital, me hicieron pruebas desde el 25 de abril hasta el día 1 de mayo. Ocurrió algo luego que no sé si tiene que ver algo con esto: un mes después del viaje, el 6 de mayo, tuve un amago de angina de pecho. Yo ya tuve un infarto en el año 2000, siempre me estoy tratando con carácter preventivo tomando medicaciones para evitar otros infartos”.
“Con el amago, me llevaron de nuevo a urgencias y allí me hicieron un cateterismo donde descubrieron que el ‘stent’ que me habían puesto cuando tuve el infarto estaba mal, me lo limpiaron y me pusieron otro ‘stent’ nuevo. Me dieron al alta al cabo de unos días y a partir de entonces todo bien”, relata Entrala.
Cabe decir que, desde entonces, no le han quedado secuelas de la embolia pulmonar ni tampoco se medica para esta patología en concreto.
“Tengo mucha experiencia en vuelos”
En 2012 este periodista-escritor no era ningún ‘novato’ en viajes transoceánicos: “Tengo mucha experiencia en vuelos, viajo muchísimo en trayectos largos, voy a México cada año. Teniendo en cuenta que soy muy alto, viajo siempre en primera clase, con lo cual los pies los tengo extendidos y además me puedo mover cuando me da la gana… y a mí me da la gana más o menos cada hora o cada dos horas, cuando me doy un paseo, voy al baño a orinar, estoy un rato de pie hablando con las azafatas... Eso lo hago justamente para evitar que me ocurra el síndrome de la clase turista. Y en el viaje de hace dos años hice exactamente igual y ocurrió esto (síndrome de la clase turista, avalado por el criterio del Dr. Fernández Quesada). Yo tuve los síntomas de ese síndrome, pero creo que está mal puesto el nombre”. A mayor abundamiento, detalla que “en mi vida normal salgo poco a la calle, estoy casi siempre sentado delante del ordenador y me muevo poco… creo que eso es peor que hacer un viaje largo en primera clase en avión”.
José Luis Entrala dice que durante años ha sufrido el síndrome de las piernas inquietas, pero por si esto tuviera algo que ver -ni que fuera remotamente- con la embolia pulmonar, puntualiza que “desde hace tres años lo tengo (el síndrome de las piernas inquietas) mucho mejor”. Así pues, la embolia pulmonar la sufrió hace dos años, precisamente cuando ya hacía un año que había mejorado de la otra patología.
*Cita de un escrito del Dr. Fidel Fernández Quesada relativo a la ‘Patología Venosa relacionada con los Viajes’: ‘En los años 60 y 70, fruto de la capacidad de observación y de la inquietud de algunos médicos británicos, se refieren casos aislados y se les relaciona con el viajar. Beighton y Richards describen un caso de embolia pulmonar originada en los miembros inferiores de un paciente tras un viaje aéreo en 1968’.