Redacción Farmacosalud.com
“Ejemplo muy sencillo: una mujer joven, dinámica, empresaria, propietaria de un negocio junto con otra socia. Esa misma mujer joven, que es paciente de hiperhidrosis, atendía a los clientes y, al estar con ellos en reuniones o en cenas, tenía que llevar, disimuladas en un portafolios o maletita, tres camisas exactamente iguales; entonces, se ausentaba para ir al baño y allí se cambiaba continuamente para poder seguir atendiendo a las personas sin tener un círculo de sudor en la camisa, círculo que le podía llegar casi hasta la cintura. Otros casos: personas que atienden al público en departamentos comerciales y que nunca dan la mano porque la tienen absolutamente chorreando, o personas que trabajan en departamentos técnicos arreglando ordenadores y a las que les sudan tanto las manos que estropean las piezas y las hacen inservibles”.
Estos son algunos de los dramas personales vinculados a la hiperhidrosis (exceso de sudoración) que revela a www.farmacosalud.com el doctor Santiago Vidal, jefe del Servicio de Dermatología del Hospital Central de la Defensa y director de la Clínica Dermogalénica de Madrid. Pero eso no es todo. Según unas declaraciones difundidas por la compañía Allergan y la agencia Ketchum, el propio Vidal asegura que, “en general, ni las autoridades sanitarias ni el resto de la sociedad muestran suficiente comprensión por el sufrimiento tan profundo que provoca el estigma de una enfermedad cutánea” como la hiperhidrosis.
“Los recursos asignados a los dermatólogos de la sanidad pública son escasos”
A través de www.farmacosalud.com, Vidal añade que “esta queja es bastante frecuente en nuestra especialidad; nosotros nos quejamos de que los recursos asignados a los dermatólogos de la sanidad pública son escasos para la importancia de nuestras enfermedades… o bien se nos minimiza por otras especialidades. El tratamiento de una hiperhidrosis axilar en la sanidad privada se sitúa alrededor de los 400 euros. En la pública, en más de un hospital esa terapia está cubierta, pero si tenemos una hiperhidrosis al lado de un cáncer de piel o al lado de una psoriasis extensa se va dejando la hiperhidrosis para lo último, en la cola de la lista de espera. Cuando alguien tiene una enfermedad como el exceso de sudoración, la afectación de la calidad de vida es superior a si tuviera diabetes, porque el paciente está realmente afectado en su trato diario con los demás… eso lo percibe el dermatólogo cuando está frente a esa persona, es algo difícil de percibir por parte de los demás”.
Se estima que la prevalencia de hiperhidrosis llega hasta el 3% de la población[1]. A partir de estos datos, se calcula que en España más de 1.400.000 personas conviven con esta patología. El sudor es un mecanismo muy útil que permite al ser humano eliminar el calor. Sin embargo, la hiperhidrosis o sudoración excesiva es una enfermedad que puede clasificarse en primaria o emocional y se manifiesta solamente cuando el paciente está despierto; o secundaria, cuando está asociada a alguna otra enfermedad como infecciones, neoplasias o trastornos neurológicos y endocrinológicos. Hay casos especiales de hiperhidrosis generalizada, “que se observa en áreas extensas del cuerpo y no cesa por la noche, como se ve en embarazadas, en la menopausia o en personas obesas; evidentemente, es más propia de edades medias”, matiza el experto.
Tres métodos para medir el sudor
Ahora bien. ¿Dónde se encuentra la frontera entre tener tendencia a sudar mucho cuando se realiza un esfuerzo físico -e incluso por estar nervioso- a sufrir hiperhidrosis? “Esa diferencia no está tan clara. No es lo mismo que cuando uno tiene diabetes y se mide el azúcar en sangre. Con todo, la hiperhidrosis se puede medir de varias formas: una es pesar la cantidad de sudor, por ejemplo axilar, en un tiempo determinado cogiendo algún material para ser empapado por efecto de la sudoración; a eso se le llama gravimetría, procedimiento que se aplica pocas veces en la consulta, ya que normalmente se lleva a cabo en el marco de estudios para medir la eficacia de un producto”, comenta.
Otra forma de medir es verificar cómo afecta la hiperhidrosis en las actividades diarias del paciente. “Es un índice de calidad de vida muy fácil de hacer mediante una pequeña encuesta, que es lo que suele realizar normalmente en la consulta. Lo que pasa es que habrá personas que suden mucho y a las que eso no les afecte y otras que no suden tanto y sí les afecte; en estos últimos casos se trata de saber cómo el exceso de sudoración interfiere en sus actividades diarias. También existe un método que no mide la cantidad, sino que detecta la zona donde se suda: se pinta el área afectada con betadine o algo que lleve yodo y después se espolvorea almidón. Cuando el almidón se empapa del yodo más el sudor aparece un color violeta, lo que nos acota la zona donde se suda y también nos puede indicar si el tratamiento ha reducido esa zona de hiperhidrosis”, precisa Vidal.
El número de mujeres que consultan y reciben tratamiento por hiperhidrosis severas es más del doble que el de los hombres. “La hiperhidrosis -señala el dermatólogo- afecta a partes iguales a mujeres y a hombres, pero en nuestro servicio yo percibo que hay más del doble de mujeres que de hombres sometidos a tratamiento. En general, en las consultas de la especialidad de dermatología hay más mujeres, seguramente porque se preocupan más por su aspecto externo y por el cuidado de su piel”.
Sufrir hiperhidrosis no implica ir todo el día con un botellín de agua a cuestas
Contrariamente a lo que se pueda pensar, no por sufrir exceso de sudoración es necesario ir todo el día con un botellín de agua a cuestas para reponer el líquido perdido. En general, cuando se habla de hiperhidrosis esencial, genuina o emocional, se habla de un exceso de sudoración en una zona concreta, como pueden ser axilas, palmas de las manos o plantas de los pies. “Por ahí se pierde una cantidad de agua apreciable que mancha la ropa o que nos humedece las manos excesivamente, pero no es una cantidad que nos obligue a estar bebiendo agua a todas horas. Es algo molesto porque posiblemente del total de día suponga que tengamos que beber algo más, pero no supone una pérdida de agua tal que tengamos que estar al lado de un grifo continuamente, ni mucho menos. Otro tema es la hiperhidrosis por ejercicio físico o por calor o fiebre: en esos casos sí que necesitamos beber porque el cuerpo nos lo pide al estar perdiendo agua en una superficie muy extensa”, define el doctor.
Cuando los tratamientos iniciales para hiperhidrosis axilar como las sales de aluminio, la iontoforesis, o los anticolinérgicos, entre otros, no consiguen controlar esta patología, “BOTOX® bloquea temporalmente la excesiva estimulación nerviosa que provoca la hiperhidrosis”, sostiene Vidal. Con un 89% de pacientes satisfechos en la primera semana y hasta un 93% en la semana 16[2], el tratamiento consiste en realizar unas pequeñas infiltraciones en la zona axilar, lo que provoca una interrupción selectiva del sudor de una media de 7 meses[3]. “Por lo que si se aplica en primavera o en verano dura hasta final del año”, establece el director de la Clínica Dermogalénica de Madrid. Aunque en algunos pacientes el efecto perdura durante 5 meses y en otros casos los pacientes acuden a la consulta una sola vez al año, la media de efectividad del tratamiento es, como se ha apuntado anteriormente, de unos 7 meses.
Si se realiza una adecuada prescripción para el tratamiento de la hiperhidrosis primaria, BOTOX® tiene un buen perfil de efectividad frente al exceso de sudor[4], trastorno que en ocasiones puede producir mal olor. Entre las ventajas de esta terapia, el doctor destaca “la rapidez del procedimiento; molestias leves; nulos o escasos efectos secundarios (derivados de las inyecciones, como un pequeño hematoma), y su notable repercusión en la mejora de calidad de vida de los pacientes[5]”. La efectividad de BOTOX no distingue entre hombres y mujeres, es decir, tiene la misma eficiencia en ambos sexos. En cuanto a la edad, normalmente los afectados por hiperhidrosis son sujetos jóvenes o de mediana edad.
La toxina botulínica presenta escasas contraindicaciones
BOTOX es también muy conocido por ser utilizado en medicina estética como tratamiento antiarrugas. A juicio del doctor Vidal, “BOTOX (toxina botulínica) es una medicina muy eficaz. La toxina botulínica -hay varios tipos, si bien la más usada es la que se aplica para la hiperhidrosis- también puede usarse para las migrañas muy intensas, para el tratamiento de ciertas disfonías, fisuras anales, dolor, en rehabilitación… A los pacientes les da mucha tranquilidad saber que es un medicamento que tiene tal cantidad de aplicaciones. Además, les tranquiliza saber que las dosis que les vamos a dar, por ejemplo en las axilas, normalmente no comportan ningún efecto secundario; de hecho, en mi caso nunca he tenido ningún efecto a distancia, aunque localmente a veces sí que puede producir alguna molestia porque se dan unos pinchacitos que pueden causar alguna pequeña ‘moradurita’”.
“En manos y en pies ya es más molesto, sobre todo en las manos de los hombres, ya que los pinchazos en manos nos obligan siempre a hacer una anestesia de los nervios de esa zona. En mujeres, si tienen las manos muy pequeñas y la piel es muy fina, algo que no es raro de ver si la paciente no suele realizar trabajos manuales, podemos hacer como con las axilas, o sea, se tolera el tratamiento sin necesidad de anestesiar completamente las manos. Muchas veces, empleando frío muy intenso, las mujeres lo toleran bien. Además, muchas de ellas tienen una mentalidad muy práctica y te dicen ‘déjeme, que después tengo dos horas muy molestas con las manos adormecidas… píncheme, aguanto y me voy’. Las mujeres tienen una forma de reaccionar diferente y a menudo nos facilitan muchísimo el tratamiento”, asegura el experto.
Por lo que respecta a las posibles contraindicaciones a la hora de recibir BOTOX, “en el Consentimiento Informado especificamos que hay contraindicaciones en casos de determinadas enfermedades neurológicas complejas y raras, patologías que yo en 20 años no he visto nunca en la consulta, o bien si se reciben algunos tratamientos con antibióticos o si el paciente presenta determinadas alergias. Por ejemplo, se pregunta: ¿’Tiene usted tiene alergia a la albúmina del huevo, padece miastenia gravis o está en tratamiento con antibióticos aminoglucósidos ahora mismo’?”. Si la respuesta es afirmativa, no hay que administrar BOTOX, afirma.
Referencias
1. M.A. Callejas, R. Grimalt, E. Cladellas. Actualización en hiperhidrosis. Actas Dermosifiliogr.2010;101:110-8
2. Effect of botulinum toxin type A on quality of life measures in patients with excessive axillary sweating: a randomiced controlled trial. M.K. Naumann y col. on behalf of the botox hyperhidrosis clinical study groupBr J Dermatol 2002 Dec;147(6): 1218-1226
3. Lowe NJ, Yamauchi PS, Lask GP et al. Efficacy and safety of botulinum toxin type A in the treatment of palmar hyperhidrosis: a double-blind, randomized, placebo-controlled study. Dermatol Surg 2002; 28: 8227
4. Nelson L, Bachoo P, Holmes J. Botulinum toxin type B: a new therapy for axillary hyperhidrosis. Br J Plast Surg. 2005;58: 228–32.
5. Naumann MK, Hamm H, Lowe NJ. E ect of botulinum toxin type A on quality of life measures in patients with excessive axillary sweating: a randomized controlled trial. Br J Dermatol. 2002;147:1218–26