Redacción Farmacosalud.com
El doctor Kita Sallabanda, neurocirujano del Hospital Universitario San Carlos (Madrid) y profesor asociado de la Universidad Complutense de Madrid, ha sido reelegido presidente de la Sociedad Española de Radiocirugía. Según Sallabanda, la radiocirugía “es la radioterapia contemporánea y del futuro: ha empezado en el cerebro y se está aplicando en el resto del cuerpo, sobre todo en pacientes con cáncer; es la radioterapia ablativa, es la radioterapia no agresiva o mínimamente invasiva por su alta precisión, por el corto tiempo de tratamiento, la alta eficacia y la alta protección de las estructuras normales tanto en el cerebro como fuera de él”. Como botón de ejemplo, el neurocirujano recuerda que, en una cirugía por lesión intramedular, hay riesgo de quedar tetrapléjico o parapléjico, pero con la radiocirugía la perspectiva cambia, y además de una manera radical: “Le voy a contar la historia de una paciente a la que tratamos de una metástasis intramedular en el nivel cervical: la paciente vino en su moto, se fue en su moto y en todos los controles venía con su moto ¡Impresionante!”.
Uno de los objetivos del doctor Sallabanda como presidente reelegido de la Sociedad Española de Radiocirugía es fomentar el trabajo en equipo dentro de la especialidad, a imagen y semejanza de países como Estados Unidos, Francia o Inglaterra, “donde está establecido el trabajo en equipo y donde los oncólogos radioterápicos colaboran con los neurocirujanos para ofrecer una mejor calidad de tratamiento a los pacientes. Esos oncólogos no están obligados a tratar un Parkinson solos o una malformación vascular solos, son patologías que están fuera del alcance de su formación en oncología, por lo que el trabajo multidisciplinario es necesario. Queremos salvaguardar a nuestros conciudadanos y pacientes de los deseos de algunas empresas privadas y hospitales públicos que aplican la radiocirugía pero que, en beneficio propio, intentan eliminar los equipos multidisciplinares y realizar radiocirugía de baja calidad”.
-Usted ha sido reelegido como presidente de la Sociedad Española de Radiocirugía. ¿Cómo le sienta repetir en el cargo?
Para mí, seguir desarrollando un proyecto que me ilusiona, complementar lo que no se realizó en el mandado anterior, asumir responsabilidades y empujar hacia delante una sociedad multidisciplinaria en colaboración con mis compañeros es un auténtico placer, y además estoy muy agradecido a todos por volver a confiar en mí.
-Uno de sus objetivos es impulsar la radiocirugía en Iberoamérica y aumentar el número de socios en España debido al “importante desarrollo que se está llevando a cabo en esta especialidad en nuestro país”. ¿A qué nivel técnico se encuentra la especialidad en España?
Empiezo por lo último; podría ser mejor si nos comparamos con los países de nuestro alrededor. Actualmente, tenemos deficiencias tanto en el número de pacientes que tratamos y en la tecnología que utilizamos como en la formación. Pero estamos trabajando para mejorar… hemos creado el primer Master Internacional en Radiocirugía del Sistema Nervioso Central en la Universidad Complutense de Madrid, título propio. No existe en el mundo una formación universitaria similar. Estamos trabajando para introducir la tecnología adecuada creando grupos de presión en la administración pública, e intentamos controlar la calidad del servicio en la sanidad privada, que deja mucho que desear. Somos un espejo para América Latina: ellos vienen aquí a aprender de nosotros y nosotros hemos apoyado la creación de sociedades similares en Chile, Argentina y México, y la Ibero-Latinomericana, la gran Sociedad de la Radiocirugía en América Latina, de la cual soy vicepresidente y presidente electo.
-¿Y a nivel de implantación en los centros hospitalarios, cuál es la distribución de esta técnica en España?
En realidad, la mayor concentración de centros de alta tecnología de radiocirugía está en Madrid, pero también se realiza en Barcelona, San Sebastián, Bilbao, Vigo, Málaga, Granada, Pamplona, etc. Me gustaría destacar que en el Hospital Doctor Negrín, en Las Palmas de Gran Canaria, han introducido un equipo especial como es la Cyberknife, y están formando médicos para realizar una radiocirugía de alto nivel. El Hospital Virgen de las Nieves de Granada es el mayor centro público de radiocirugía en España, mientras que en Madrid están localizados los mayores centros de la radiocirugía privada, que por otro lado están mejor equipados desde el punto de vista tecnológico.
-¿Radiocirugía es lo mismo que radioterapia, o es una versión no agresiva de la radioterapia, porque la radiocirugía acota más la zona de irradiación?
La radiocirugía es la radioterapia contemporánea y del futuro, ha empezado en el cerebro y se está aplicando en el resto del cuerpo, sobre todo en pacientes con cáncer; es la radioterapia ablativa, es la radioterapia no agresiva o mínimamente invasiva por su alta precisión, por el corto tiempo de tratamiento, la alta eficacia y la alta protección de las estructuras normales tanto en el cerebro como fuera de él. Pero es también un tratamiento de primera línea de patología neuroquirúrgica benigna y funcional, en pacientes con neuralgia del trigémino, Parkinson, epilepsia, o malformaciones vasculares, donde la cirugía no llega, o bien cuando la situación clínica del paciente lo requiere.
-De hecho, usted asegura que en los últimos años los avances tecnológicos han convertido a la radiocirugía en un tratamiento “de primera línea no agresivo en tratamientos de columna vertebral, de médula espinal y de pulmón”. O sea, ante la expresión ‘no agresivo’, entendemos que la radiocirugía es más selectiva…
Sí, así es, la radiocirugía llega donde la cirugía no puede hacer nada o llega con mucha morbilidad. En España somos pioneros en el tratamiento de malformaciones vasculares intramedulares, en metástasis intramedulares y vertebrales, y también en el tratamiento ambulatorio del cáncer de pulmón, metástasis pulmonares, próstata… es un tratamiento no agresivo y muy eficaz. El término ‘no agresivo’ comprende realizar un tratamiento de forma ambulatoria y cómoda, sin riesgo y con alta eficacia en una o tres-cinco sesiones.
Imaginemos una cirugía de una lesión intramedular: riesgo de quedar tetrapléjico o parapléjico, 7-10 días de hospitalización, UCI, cuidados de la herida quirúrgica, riesgos de sangrado e infección… y lo comparamos con un tratamiento ambulatorio de 30 minutos… ¿qué opinan ustedes? Le voy a contar la historia de una paciente a la que tratamos de una metástasis intramedular en el nivel cervical: la paciente vino en su moto, se fue en su moto y en todos los controles venía con su moto ¡Impresionante! Le tratamos una metástasis intramedular y ella nunca tuvo problemas con la metástasis tratada, pero sí con su enfermedad primaria. La radiocirugía es un tratamiento no agresivo.
-Por otro lado, usted considera que la especialidad ha mejorado mucho en la última década, si bien es vital “mejorar la disposición de ley de tratamientos radioterápicos (radioquirúrgicos) para fomentar el trabajo en equipo “. ¿Por qué hay que llevar a cabo esa mejora, qué es lo que falla?
Muy interesante la pregunta. Queremos mejorar la disposición de ley porque queremos ser iguales que los países de nuestro entorno, países desarrollados como Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Canadá, etc., donde está establecido el trabajo en equipo y donde los oncólogos radioterápicos colaboran con los neurocirujanos para ofrecer una mejor calidad de tratamiento a los pacientes. Esos oncólogos no están obligados a tratar un Parkinson solos o una malformación vascular solos, son patologías que están fuera del alcance de su formación en oncología, por lo que el trabajo multidisciplinario es necesario. Queremos salvaguardar a nuestros conciudadanos y pacientes de los deseos de algunas empresas privadas y hospitales públicos que aplican la radiocirugía pero que, en beneficio propio, intentan eliminar los equipos multidisciplinares y realizar radiocirugía de baja calidad.
Queremos presionar a los centros públicos y privados para que formen a sus especialistas y obtengan una certificación que acredite que son capaces de aplicar una técnica que no se estudia en la universidad, como es la radiocirugía. Queremos calidad para nuestros pacientes y un control de calidad. No queremos que en España ocurra lo que ocurrió en Nueva York, donde por estas faltas graves murió un paciente, lo que obligó a la Sociedad Americana de Oncología Radioterápica a cambiar sus recomendaciones de tratamiento con radiocirugía, especialidad en la que, allí y ahora, la formación y la multidisciplinariedad es una ley.
La disposición de nuestra ley actual corresponde al año 1993… han pasado 25 años, las cosas han cambiado, la tecnología, afortunadamente, ha avanzado. La radiocirugía entonces ni se conocía en España; por eso queremos mejorar la disposición de ley.
-Sigue asustando la expresión ‘radioterapia’ en cáncer debido a los efectos secundarios que lleva asociados -igual que impone mucho respeto la expresión ‘quimioterapia’-? ¿La palabra ‘radiocirugía’ asusta tanto como el término ‘radioterapia’?
La radiocirugía consiste en aplicar irradiaciones ionizantes, como la radioterapia, pero la primera es mucho más precisa, es una radioterapia con bisturí, de alta dosis y en donde no te puedes equivocar. Un maestro me enseñó que hacer radiocirugía es como pilotar un avión: el piloto no tiene derecho a equivocarse, porque si se equivoca el avión cae y no hay remedio. Sí, impone respeto, pero también esperanza. Hemos revolucionado el tratamiento de las metástasis cerebrales y extracerebrales, curamos a nuestros pacientes, llegamos ahí donde la cirugía no puede hacer nada ni en las mejores manos, ofrecemos un tratamiento seguro, eficaz y en muy poco tiempo, no se interrumpe la vida normal de los pacientes, minimizamos los riesgos… eso sí que impone.
-¿Hacia dónde se dirige la investigación sobre radiocirugía, hay avances importantes que estén cerca de materializarse?
Las investigaciones se dirigen actualmente a conocer mejor los tipos de hipofraccionamiento, los efectos radiobiológicos y la dosis que tenemos que utilizar. Superando el tema del cáncer, los estudios se dirigen al campo de la neurocirugía funcional, epilepsia, Parkinson, trastornos obsesivos compulsivos, anorexia, dolor intratable, dolor neurogénico y en la patología vascular. Otro campo es la utilización en pacientes pediátricos… muy importante: estamos estudiando cómo, qué dosis y cuándo. La radiocirugía en pacientes pediátricos con cáncer es un reto.