Redacción Farmacosalud.com
Según el profesor Silvio Tatti (Universidad de Buenos Aires), la incidencia de las verrugas genitales es de un 1% “de toda la población a lo largo de su vida”. El arsenal terapéutico para estas lesiones, que afectan sobre todo a la población joven, entre los 20 y los 30 años, más específicamente a partir de los 25 años, comprende: escisión quirúrgica, tratamientos ablativos, laserterapia, crioterapia y las sinecatequinas, que son polifenoles. Las pacientes se autoaplican dichos polifenoles 3 veces al día durante 8 y 16 semanas como máximo: “El índice de éxito terapéutico es de aproximadamente un 70%, lo cual es muy bueno en comparación con otros tratamientos”, afirma Tatti. Este experto asegura que las “sinecatequinas disminuyen la recidiva de las verrugas genitales de un estándar normal de un 30% a sólo un 6%. Por lo tanto, nos estamos ahorrando una enorme cantidad de nuevas visitas de la paciente. Pensamos que las sinecatequinas, que están en las guías europeas de tratamiento junto a Imiquimod, son una estrategia de control de las verrugas genitales”.
En este sentido, la doctora María Jesús Cancelo (Hospital Universitario de Guadalajara), alude también a los beneficios de las sinecatequinas en el libro ‘Verrugas genitales: Un enfoque práctico’, tal y como se puede comprobar en el siguiente vídeo.
Las verrugas anogenitales, un fenómeno al alza
La doctora Cancelo advierte que la prevalencia de las verrugas anogenitales es un fenómeno al alza en España y los países de su entorno, afectando con mayor frecuencia a los varones. Estas lesiones comportan no sólo un “problema físico” sino también “psicológico y social" -en especial cuando hay recidiva-, ya que “pueden manifestarse sentimientos de culpa porque no deja de ser una infección de transmisión sexual” y es lógico que se piense que “la pareja ha hecho algo que no debía”. A todo ello se le añade la “preocupación” por el hecho de que el origen de las verrugas anogenitales radica en el virus del papiloma humano, por lo que existe “la posibilidad de progresión hacia lesiones displásicas del cuello e incluso hacia un carcinoma de cuello”, comenta la especialista.
El doctor Juan Ballesteros (Centro Sanitario Sandoval, en Madrid), explica que existen diferentes manifestaciones clínicas de la infección por el virus del papiloma. Las lesiones macroscópicas a veces comportan problemas de diagnóstico diferencial. “Habitualmente, en más del 90% de las lesiones simplemente la clínica y una buena anamnesis es suficiente para llegar al diagnóstico y en otras tenemos que utilizar pruebas complementarias como puede ser la genitoscopia, vulvoscopia, perianaloscopia y en su caso penescopia”, señala Ballesteros. Se puede recurrir a un dermatoscopio o a histopatología. Estas pruebas complementarias “tienen indicaciones muy concretas y fundamentalmente” se llevan a cabo para “descartar que haya una progresión de displasia y posibilidad” de desarrollo de “una neoplasia a partir de la evolución de este proceso”, refiere el galeno, quien añade que dichos procedimientos también se pueden aprovechar “para que nos solventen situaciones de fracaso terapéutico”.
Los tres médicos han atendido a www.farmacosalud.com con motivo de su participación en la sesión ‘Actualización en el manejo de las lesiones externas producidas por el VPH’, desarrollada en el marco del 33 Congreso Nacional de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO). La doctora Cancelo ejerció de moderadora y se encargó de la introducción, mientras que Ballesteros impartió la ponencia ‘Algoritmo diagnóstico de las verrugas anogenitales’ y Tatti hizo lo propio bajo el título ‘Algoritmo de tratamiento de las verrugas anogenitales’.