Redacción Farmacosalud.com
Pequeños, pero matones. Los probióticos son unos microrganismos vivos que ejercen efectos beneficiosos en nuestro organismo. Tanto es así, que sus ‘hazañas’ incluso forman parte de la prevención y del abordaje terapéutico para la mastitis (inflamación de la glándula mamaria).
Según el doctor Juan Miguel Rodríguez, adscrito al Departamento de Nutrición, Bromatología y Tecnología de los Alimentos de la Universidad Complutense de Madrid, “el tratamiento de la mastitis con probióticos puede ser una alternativa o un complemento al empleo de antibióticos. Por ejemplo, en el caso de las mastitis aguda (<10% de los casos de mastitis), caracterizadas por el enrojecimiento del pecho y fiebre elevada, se suele prescribir antibióticos (generalmente beta-lactámicos) que pueden destruir al agente etiológico de los cuadros agudos (S. aureus) pero que pueden provocar un aumento de otras especies de estafilococos (S. epidermidis) o de estreptococos (S. mitis, S. salivarius), agentes etiológicos de mastitis subagudas y que suelen ser resistentes a los citados antibióticos (por diversos mecanismos). En consecuencia, desaparece el enrojecimiento y la fiebre pero permanece un dolor local en el pecho (pinchazos, calambres, sensación de quemazón, ingurgitación...), los síntomas característicos de las mastitis subagudas. En este sentido, el tratamiento con el antibiótico debe ir seguido del tratamiento con el probiótico. Cuando se presenta de entrada una mastitis subaguda (>90% de los casos de mastitis), entonces los probióticos son la primera elección”.
Efecto preventivo de una cepa de Lactobacillus salivarius en el embarazo
“Existen ciertas cepas de lactobacilos, aisladas de leche de mujeres completamente sanas (incluyendo ausencia de mastitis), que parecen ser las idóneas para el tratamiento de las mastitis. En estos momentos existe una cepa de la especie Lactobacillus fermentum comercializada específicamente para las mastitis (Lactanza®), pero se espera que pronto se comercialicen otras cepas (de las especies Lactobacillus salivarius y Lactobacillus paraplantarum) con una eficacia mayor para esta indicación”, precisa Rodríguez.
Por lo que respecta a la toma de probióticos para prevenir la mastitis, el doctor lo tiene claro: “Se han finalizado ya ensayos clínicos (todavía inéditos) de prevención que demuestran el efecto preventivo de una cepa de Lactobacillus salivarius cuando se administra a partir del último tercio del embarazo”.
Probióticos y prebióticos, nuevas armas contra la obesidad
Por otra parte, en el marco del ‘VI Workshop Probióticos, Prebióticos y Salud: Evidencia científica’, organizado por la Sociedad Española de Probióticos y Prebióticos (SEPYyP), se ha puesto de manifiesto que la obesidad es una de las áreas de salud donde los probióticos y prebióticos* están sumando más evidencias, basadas en la mejora de microbiota intestinal. Cada vez son más los estudios centrados en la acción de estos microorganismos sobre la microbiota intestinal, permitiendo hablar ya de “un arma más contra la epidemia de la obesidad, un arma poco explotada hasta ahora”, señala el doctor Francisco Guarner, gastroenterólogo del Hospital Vall d’Hebron (Barcelona) y presidente de SEPyP.
Entre los datos que avalan esta acción beneficiosa, los expertos han destacado la mejora de los niveles de glicemia, evitando complicaciones de la obesidad como la diabetes tipo 2, la mejora de los niveles de HDL**, la disminución de los de LDL*** y el equilibrio del colesterol favorable y desfavorable. Otra acción demostrada tiene que ver con la mejora sobre la acumulación de grasa visceral, la que se acumula en el abdomen, alrededor de las vísceras abdominales, que es la que más preocupa por su relación con complicaciones cardiovasculares. Esta grasa de tipo inflamatorio depende en gran medida de la microbiota, por lo que una posible alternativa para ella es la utilización de probióticos antiinflamatorios, han indicado fuentes de SEPyP.
* Prebióticos: ingredientes de la comida que alimentan selectivamente a algunas bacterias beneficiosas que viven en nuestros intestinos
** HDL: colesterol ‘bueno’
*** LDL: colesterol ‘malo’