Redacción Farmacosalud.com
El enemigo, en casa. Y tan en casa, que está dentro de las arterias. Y tan enemigo, que es capaz de provocar un infarto... tras haberse formado en el cuerpo silenciosamente, sin ruidos, sin previo aviso. Se trata de las placas de ateroma, unas formaciones de tipo arterioesclerótico que, eso sí, para causar daño deben contar con la colaboración de un aliado, en este caso la contaminación atmosférica. Y es que, y aquí reside la madre del cordero, un estudio demuestra que en los días de más polución se producen más ataques de corazón graves y letales, favorecidos por la presencia de placas de ateroma en las arterias de los pacientes.
La investigación, llevada a cabo por expertos de Vall d’Hebron Barcelona Campus Hospitalari y el CIBER en su área de Enfermedades Cardiovasculares (CIBERCV), demuestra que los días en que los niveles de contaminación atmosférica son más elevados se producen más ataques de corazón (el estudio se ha centrado en el área metropolitana de Barcelona). Por tanto, los picos contaminantes podrían ser el gatillo que aumentaría la probabilidad de sufrir un infarto en aquellos individuos que presentan factores de riesgo. El trabajo se ha publicado en la revista científica International ‘Journal of Cardiology’.
Ámbito cardiovascular: hay que diferenciar los factores de riesgo de los desencadenantes
“Para que la contaminación induzca o provoque infartos de miocardio, debe haber un substrato en las arterias coronarias. Tiene que quedar claro lo que son los factores de riesgo cardiovascular y diferenciarlos de los desencadenantes de enfermedades cardiovasculares”, puntualiza a través de www.farmacosalud.com el doctor Jordi Bañeras, cardiólogo del Hospital Universitario Vall d’Hebron, investigador del Vall d’Hebron Institut de Recerca (VHIR)[Barcelona] y autor principal del estudio.
Los factores de riesgo cardiovascular son, básicamente, la hipercolesterolemia (colesterol elevado), hipertensión arterial, obesidad, sedentarismo, tabaquismo y diabetes mellitus. La presencia de esos condicionantes comporta que las arterias coronarias vayan obstruyéndose poco a poco y que se creen las denominadas placas de ateroma. “Para que una placa de ateroma dé síntomas, la arteria tiene que estar muy obstruida, pero en la mayoría de la población que tiene placas de ateroma, esas placas puede que sólo sean del 2-3 o del 10% y no dan ningún síntoma. Por lo tanto, hay mucha gente que tiene lo que nosotros llamamos arterioesclerosis, que son placas en las coronarias, pero ellos no lo saben porque no hay síntomas”, explica Bañeras.
Así pues, la población que presenta tales factores de riesgo es la población susceptible de padecer un infarto de miocardio. “Y uno se pregunta por qué se produce un ataque al corazón en un día determinado y no en otro día -se plantea el doctor-. Un infarto se produce porque esas placas de ateroma, esa arterioesclerosis, sufre una inestabilidad, lo que nosotros llamamos erosión o rotura, y con ello se forma un coágulo, o sea, se forma un trombo que ocluye toda la arteria coronaria, toda la cañería coronaria. La conclusión a la que hemos llegado en nuestro estudio es que la contaminación atmosférica favorece la rotura de estas placas y provoca más infartos”.
Ante la contaminación, una placa de ateroma puede romperse en 1-2 o hasta 5 días
Si bien el 100% de la población está expuesta a la contaminación, quienes tienen mucho más riesgo de sufrir un infarto son aquellas personas que presentan factores de riesgo cardiovascular, es decir, aquellos sujetos que tienen depósitos aterómicos susceptibles de romperse debido a la polución y también a otros condicionantes, dado que la contaminación es sólo uno más de ellos. “Por lo tanto, la contaminación es un desencadenante de infarto, y esto es distinto de los factores de riesgo cardiovascular, puesto que éstos impulsan el desarrollo de las mencionadas placas a lo largo de los años. En cambio, la contaminación es un fenómeno agudo, es decir, alguien se expone a la polución y la placa de ateroma puede romperse en uno o dos, o hasta 5 días, más o menos, según hemos visto. Sin embargo, las placas se forman después de una exposición de muchos años a la obesidad, hipertensión, diabetes, etc. El problema de la arterioesclerosis es que es asintomática, por lo que uno no sabe si está en riesgo de tener o no un infarto. El peligro es más alto cuantos más factores de riesgo presente una persona”, refiere el especialista.
“Se ha observado que los contaminantes inducen a la trombogenicidad”
Los contaminantes atmosféricos siguen la misma ruta que el oxígeno. De hecho, cuando respiramos, el oxígeno va a los pulmones y de los pulmones pasa a la sangre. Pues bien, en el caso de dichas sustancias nocivas, el proceso es idéntico: se respiran, van a los pulmones y de los pulmones pasan a la sangre. “Se ha observado que los contaminantes inducen a la trombogenicidad, o sea, que una vez que entran en contacto con la sangre, y en determinadas circunstancias, son capaces de formar trombos y romper placas de ateroma, y por lo tanto hacer coágulos. Un infarto se produce porque sobre una placa se rompe y se forma un coágulo”, expone.
Para realizar el estudio, los expertos emplearon los datos del registro Codi IAM (Código Infarto de Miocardio), que recoge datos de los pacientes que sufren un ataque de corazón en Cataluña. En concreto, incluyeron en el trabajo los datos de pacientes que sufrieron un infarto entre enero de 2010 y diciembre de 2011. Asimismo, cruzaron estos datos con los registros metereológicos y de contaminación atmosférica proporcionados por el Servei Meteorològic [Servicio Meteorológico] y el Servei de Territori i Sostenibilitat [Servicio de Territorio y Sostenibilidad] de la Generalitat de Catalunya durante ese mismo periodo de tiempo.
Según Bañeras, los resultados indican que “la contaminación causa un aumento de infartos de miocardio con elevación del ST, es decir, infartos con una obstrucción total de la arteria coronaria, que son los más graves. Asimismo, los infartos de este tipo que se producen en los días de más polución presentan un mayor índice de mortalidad, sobre todo en las primeras 24 horas tras el evento, y un mayor índice de fibrilación ventricular, un tipo de arritmia letal”. Este experto señala que, hasta ahora, “se habían llevado a cabo muy pocos estudios sobre la relación entre contaminación atmosférica y el riesgo de infarto con elevación del ST, con resultados dispares y controvertidos. Además, este es el primer estudio que demuestra que la contaminación participa en la mortalidad en las primeras 24 horas tras un infarto con elevación del ST y el primero que relaciona la contaminación con una mayor incidencia de fibrilación ventricular”.
La fibrilación ventricular es una arritmia mortal que aparece cuando una arteria coronaria se ocluye totalmente. Se sabe que hasta un 12% de los pacientes que padecen un infarto en que se tapa totalmente una arteria pueden tener una fibrilación ventricular, es decir, el circuito eléctrico del corazón deja de funcionar y por eso el corazón no contrae y el afectado entra en parada cardiorrespiratoria. “Ha habido muchos estudios en los que se ha intentado investigar por qué se produce la fibrilación ventricular… obviamente, se sabe que el corazón reacciona así porque no le llega sangre, pero hay otros mecanismos que pueden involucrarla. Entonces, en nuestro estudio hemos demostrado que los contaminantes hacen que el corazón sea más pro-arritmogénico, lo que favorece el desarrollo de la fibrilación ventricular. Esto no quiere decir que todas las fibrilaciones ventriculares se expliquen por la contaminación, pero algunas de ellas sí. Y esto hasta ahora no se había estudiado… nosotros hemos demostrado que los contaminantes realmente inducen a la trombogénesis y producen infartos, algunos de los cuales mortales”, asegura el experto.
Con mucha polución, quienes tengan antecedentes cardiacos deberían tomar precauciones
Los datos de la polución del aire incluyeron la medida de sustancias, entre otras, como PM 10 (sustancias menores de 10 micras de diámetro), PM 2,5 (menores de 2,5 micras de diámetro), óxido nítrico y plomo. La sustancia más directamente relacionada con los infartos es PM 2’5, emitida sobre todo por los tubos de escape de los motores diésel de los coches. Por tanto, comenta el cardiólogo, las políticas medioambientales que favorezcan la reducción de la contaminación podrían tener "un impacto muy positivo en la salud del corazón de los ciudadanos. En los años 2010 y 2011, la concentración media de PM 2,5 en las zonas de Barcelona con más contaminación fue de 20,1 μg/m3. Nuestro estudio muestra que si se redujeran 10 μg/m3 la concentración de PM 2,5 se podrían evitar al menos un 7,67% de las muertes que se producen en las primeras 24 horas de un infarto con elevación del ST en Barcelona, lo que supondría como mínimo una reducción de 5 muertes al año. Esta cifra es probablemente superior, ya que en el estudio no se han tenido en cuenta los fallecimientos por infarto de miocardio antes de que los pacientes puedan ser atendidos”.
Aunque los datos incluidos en el estudio corresponden a los años 2010-2011, “los niveles de contaminación no han variado desde entonces”, añade Bañeras a través de un comunicado del Hospital Vall d’Hebron-VHIR. A la vista de los resultados de la investigación, el facultativo recomienda a los pacientes con antecedentes cardiacos o cardiovasculares que se abstengan de realizar ejercicio físico durante los días de polución extrema: “Yo les aconsejaría que en esas jornadas, que van a ser días muy puntuales, evitaran ir a zonas de la ciudad muy contaminadas (donde haya grandes concentraciones de tráfico rodado, por ejemplo), pero esto no quiere decir que no puedan salir de casa”. Cabe destacar que, a partir de este 1 de diciembre, en la ciudad de Barcelona se prohibirá circular a los vehículos más contaminantes cuando se declare unas de esas jornadas de alta polución.