Redacción Farmacosalud.com
“Somos el segundo país con mayor porcentaje de niñas con sobrepeso y el cuarto en niños. En dos décadas hemos pasado del 5% de obesidad al 10%. Estábamos recuperando, antes de la crisis de los precios, el hábito de consumo de frutas y verduras, especialmente entre la juventud, pero parece que dicho hábito se está resintiendo y está claro que el consumo de pescado sigue bajando, mientras crece el consumo de alimentos industriales y refrescos una vez a la semana”, destaca el Dr. Manuel García de la Vega Sosa, nuevo presidente de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública y Gestión Sanitaria (SEMPSPGS).
Con motivo del inicio de su mandato, el Dr. García de la Vega se ha propuesto reivindicar el importante papel que juega su especialidad médica, entre otras razones porque, a pesar de que la pandemia de COVID-19 “ha puesto el foco en los especialistas en Medicina Preventiva y Salud Pública, aún sigue sin exigirse nuestra especialidad a médicos que trabajan en Salud Pública”. El nuevo presidente de la SEMPSPGS tampoco se muerde la lengua a la hora de criticar las políticas preventivas de las autoridades sanitarias españolas, en tanto que “llevamos un año sin subdirector/a de Promoción y Prevención en el Ministerio y nadie ha levantado la voz por ello”, y además “la Estrategia de Promoción y Prevención del Sistema Nacional de Salud no se ha renovado desde 2012 y casi ninguna Comunidad tiene un Plan Autonómico de Promoción de la Salud y Prevención de la Enfermedad”.
-La nueva etapa de la SEMPSPGS comienza con el lema ‘Comprometidos con nuestra especialidad’, y con el propósito de promover una ‘defensa a ultranza de la especialidad de Medicina Preventiva y Salud Pública’. ¿Es que no se sienten lo suficientemente reconocidos como actores sanitarios?
A pesar de que la pandemia ha puesto el foco en los especialistas en Medicina Preventiva y Salud Pública, aún sigue sin exigirse nuestra especialidad a médicos que trabajan en Salud Pública. Nos encontramos con situaciones en las que otros profesionales quieren gestionar cuestiones como la vigilancia, prevención y control de las infecciones relacionadas con la asistencia sanitaria, por lo que entendemos que es fundamental poner en valor a los técnicos frente a las luchas partidistas. Los especialistas en Medicina Preventiva y Salud Pública somos los que velamos por la seguridad de los pacientes y por la salud de la población en general, y entendemos que ello exige que quienes ejerzan esas funciones deban ser especialistas en Medicina Preventiva y Salud Pública.
-Para que nos hagamos una idea… ¿qué tipo de profesionales sanitarios conforman la SEMPSPGS?
La SEMPSPGS es una sociedad científica formada por médicos especialistas en Medicina Preventiva y Salud Pública y enfermeros y enfermeras que desarrollan su trabajo en este ámbito.
En la SEMPSPGS hay socios y socias que trabajan en: Medicina Preventiva en el ámbito hospitalario, encargándose de la vigilancia, prevención y control de las infecciones relacionadas con la asistencia sanitaria (bacterias multirresistentes, infección quirúrgica, infecciones asociadas a dispositivos, brotes de legionella y aspergillus…) y de la vacunación de grupos de riesgo, seguridad del paciente y calidad asistencial; ámbito de la Administración en Vigilancia Epidemiológica (enfermedades de declaración obligatoria, rastreo de contactos, investigación de brotes, registros de cáncer y patologías no transmisibles, estudio de los determinantes sociales de la salud, sistemas de alerta precoz, planes de prevención, inteligencia epidemiológica, etc.); Promoción y Prevención (tabaquismo, alcohol y adicciones, sedentarismo, obesidad y fragilidad, programas de cribado y vacunas, etc.); Administración Pública (en consejerías con los Planes, Estrategias y Programas de Salud, evaluación de tecnologías sanitarias…), y Gestión Sanitaria (unidades técnicas de gestión, sistemas de información, admisión y documentación, direcciones médicas, etc.).
Y muchos compañeros y muchas compañeras se dedican a la Vacunación Internacional y trabajan en Organismos Internacionales y centros de investigación.
-¿En España lo de ‘más vale prevenir que curar’ es sólo una frase más, o de verdad la población general está concienciada sobre ello?
La ciudadanía española, tanto en hábitos de consumo (alcohol y tabaco) como en la adherencia a los programas preventivos (vacunas y cribados), muestra que está concienciada con el cuidado de su salud. La salud es algo que se valora y se cuida, pero es verdad que se observa cierto estancamiento en la reducción del hábito tabáquico, con incrementos entre los más jóvenes, mientras que a nivel mundial este hábito lleva cayendo de forma sostenida desde los 90.
Probablemente, donde peor estemos sea en asuntos tan importantes como la obesidad y el sedentarismo. En este aspecto somos el segundo país con mayor porcentaje de niñas con sobrepeso y el cuarto en niños. En dos décadas hemos pasado del 5% de obesidad al 10%. Estábamos recuperando, antes de la crisis de los precios, el hábito de consumo de frutas y verduras, especialmente entre la juventud, pero parece que dicho hábito se está resintiendo y está claro que el consumo de pescado sigue bajando, mientras crece el consumo de alimentos industriales y refrescos una vez a la semana. Al mismo tiempo, en nuestro país, casi el 51% de hombres y el 65% de mujeres realizan deporte ‘nunca o raramente’, según datos del Eurobarómetro, y con cifras de un 60-45% de sobrepeso y obesidad en hombres y mujeres.
Es decir, somos el cuarto país más sedentario y esto es fruto de un cambio de hábitos, pero también del tiempo que tenemos que dedicar a desplazamientos y al trabajo, que ha crecido de forma importante mientras la exposición a la publicidad de los alimentos hipercalóricos nos asalta en todas partes. Hay que hacer más deseable la opción más saludable y alejar los productos ultraprocesados, ya sea a través de la prescripción de actividad física o de la receta, y a través de intervenciones que faciliten la actividad física en nuestro día a día. Tenemos un amplio campo de mejora.
-¿Y las autoridades sanitarias, cómo llevan en sus políticas lo de ‘más vale prevenir que curar’?
Mal desde el Ministerio de Sanidad hasta las CCAA (comunidades autónomas), pasando por las entidades locales. No hay más que ver que llevamos un año sin subdirector/a de Promoción y Prevención en el Ministerio y nadie ha levantado la voz por ello. La Estrategia de Promoción y Prevención del Sistema Nacional de Salud no se ha renovado desde 2012 y casi ninguna Comunidad tiene un Plan Autonómico de Promoción de la Salud y Prevención de la Enfermedad. Creíamos que la Estrategia de Salud Pública podía suponer un ‘arreón’ para que todos los Planes y Programas de Promoción y Prevención se fueran renovando, pero parece que todo ese proceso de renovación no es una prioridad.
Muchas unidades de educación para la salud y promoción de la salud de las consejerías están vacantes y, cuando surgen iniciativas o programas, se convierten en algo efímero; se nota que faltan recursos para sostener, evaluar e integrar tales planes. La promoción de la salud y prevención de la enfermedad y sus determinantes debe ser un esfuerzo sostenido y evaluado por parte de la Administración. Esperemos que, dentro de la reforma de la Salud Pública, además de la vigilancia se aborde la situación de las estructuras de promoción y prevención de Salud Pública y la necesidad de una nueva legislación contra el tabaquismo, el consumo de alcohol en menores y la ludopatía juvenil. Y ello sin olvidar que, a nivel estatal, todavía nos queda mucho por avanzar y homogeneizar en cuanto a los decretos de seguridad del paciente.
-Uno de sus objetivos al frente de la SEMPSPGS pasa por elevar los estándares de calidad en la práctica de la Medicina Preventiva y la Salud Pública en todas sus vertientes. ¿Qué medidas en concreto impulsará?
En la actualidad, los daños que sufren los pacientes a causa de una atención poco segura constituyen un desafío importante y creciente para la salud pública mundial, y son una de las principales causas de muerte y discapacidad en todo el mundo. La mayor parte de estos daños son evitables. Los incidentes relacionados con la seguridad de los pacientes pueden causar muerte y discapacidad, así como sufrimiento a las víctimas y sus familias. Los costes económicos que conllevan los fallos de seguridad son elevados.
La OMS (Organización Mundial de la Salud) calcula que, por término medio, uno de cada diez pacientes sufre un evento adverso mientras recibe atención hospitalaria en los países de ingresos altos. La seguridad del enfermo es: «Un marco de actividades organizadas que crea culturas, procesos, procedimientos, comportamientos, tecnologías y entornos en la atención de salud que disminuyen los riesgos de forma constante y sostenible, reducen la aparición de daños evitables, hacen que sea menos probable que se cometan errores y atenúan el impacto de los daños cuando se producen».
Según el Real Decreto 1277/2003, los servicios de Medicina Preventiva son los que llevan a cabo funciones de control interno para evitar y prevenir los riesgos para la salud de los pacientes derivados de las actividades del centro sanitario en el que estén esos usuarios. Y en Salud Pública, son las unidades encargadas de la vigilancia, promoción, prevención, protección, evaluación y gestión, pero dado que nuestras actuaciones son muchas veces transversales, es decir, no finalistas, no van dirigidas a diagnosticar y tratar una enfermedad, sino a prevenir la enfermedad y a protegernos de la exposición frente al riesgo.
Por ello, desde la SEMPSPGS queremos seguir impulsando estrategias y acciones basadas en la ciencia, la experiencia de los pacientes y el diseño de sistemas, al objeto de eliminar todas las fuentes de riesgo y daños evitables para los enfermos y el personal de salud. Creemos, por lo tanto, que -ya sea a través de iniciativas de Buenas Prácticas, No Hacer, gestión por procesos y establecimiento de algunos estándares- podemos encontrar las herramientas y estímulos para elevar e impulsar la práctica de la Medicina Preventiva y la Salud Pública con el fin de proporcionar una asistencia sanitaria de calidad.
-¿Actualmente, se está haciendo lo que hay que hacer con respecto a la prevención frente al COVID-19, una vez que ya se ha dejado atrás la etapa pandémica?
Bueno, tenemos que matizar que ha acabado la fase de la Emergencia de Salud Pública de Importancia Internacional, pero el virus -como el de la gripe- sigue siendo pandémico, es decir, está presente en todo el mundo, que es el significado de pandémico. Lo que parece claro es que se ha finalizado la fase de transición de respuesta a la crisis y que estamos en lo que antes se llamaba período interpandémico. Nos toca consolidar el nuevo modelo de vigilancia epidemiológica de las infecciones respiratorias, evaluar lo realizado y prepararnos para lo siguiente.
Esperemos que el Real Decreto de Vigilancia en Salud Pública y el Plan de Preparación y Respuesta sean aprobados pronto en el Consejo de Ministros y pasemos ya a reforzar las Unidades de Salud Pública, que tendrán que desarrollar todo este nuevo modelo. No puede ser que pase como en el 2009, cuando se aprobó un nueva Ley, con un Centro de Salud Pública y un nuevo Sistema de Vigilancia, pero que al final nunca se desarrolló por falta de voluntad y de recursos humanos.
-El cambio climático amenaza no solamente con la llegada a España de enfermedades propias de países conocidos como ‘exóticos’ (ya hay algunos casos aislados), sino también con la expansión y consolidación de dichas patologías en territorio español.
El Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático (PNACC), el Plan Estratégico de Salud y Medio Ambiente y el de Enfermedades Transmitidas por Vectores parecen estar bien orientados. Era algo en lo que España iba un poco por delante dentro de la Unión Europea. Pero sobre su desarrollo lo único que hemos podido leer es que se ha reforzado un poco la parte de estudio del impacto en salud, a través del Observatorio de Salud y Cambio Climático y la Escuela Nacional de Sanidad. Mientras tanto, las plazas de Sanidad Exterior, cuyos profesionales deberían ser quienes gestionasen los casos en frontera, barcos y aviones, se siguen sin cubrir y la especialidad de Medicina Preventiva y Salud Pública se sigue sin exigir, ni ser mérito. Además, tenemos una legislación de otro siglo, literalmente: el Reglamento Orgánico de Sanidad Exterior es de 1934 y está en vigor.
Necesitamos que el Plan Estratégico de Salud y Medio Ambiente se dote de recursos para su despliegue, que la aprobación de planes a nivel autonómico se concrete, y que sobre el terreno se desplieguen las actuaciones y programas para afrontar las temperaturas extremas, las patologías transmitidas por vectores y el incremento de casos de transmisión ambiental, como es el ámbito del agua y la criptosporidiosis. Esto exige unidades específicas; no podemos, con los mismos medios que teníamos para la vigilancia, prevención y control de las EDOs (enfermedades de declaración obligatoria), ahora llevar las bacterias multirresistentes, el cáncer, la salud mental y cardiovascular y, además, las afecciones transmitidas por vectores, garrapatas -aún pendiente de plan-, las temperaturas extremas y otros fenómenos meteorológicos.
El enfoque One Health requiere que se coordinen los recursos existentes en distintas Administraciones, pero también una nueva legislación sobre la protección de la salud a nivel municipal, así como unidades específicas encargadas de estos planes, como ha hecho el Centro Europeo de Control de Enfermedades.