Guillermo González Castilla
Los últimos avances en el diagnóstico genético podrían revolucionar el tratamiento de numerosas enfermedades raras, ya que, en su mayoría, se asocian a un origen genético. De hecho, el desarrollo actual de nuevas herramientas facilita el diagnóstico genético precoz de determinadas patologías o, incluso, puede evitar el riesgo de sufrirlas, tal como se puso de manifiesto durante la celebración de un simposio sobre hipertrigliceridemia grave y síndrome de quilomicronemia familiar, que tuvo lugar en el marco del XXXII Congreso de la Sociedad Española de Arteriosclerosis (SEA), celebrado recientemente en Valencia.
En los últimos 20 años, el conocimiento del genoma humano ha aumentado de forma exponencial. Los avances en secuenciación del ADN no sólo han conseguido identificar las causas genéticas de enfermedades frecuentes, sino también las de enfermedades raras, como en los casos de la amiloidosis familiar por transtiretina (ATTR) o el síndrome de quilomicronemia familiar (FCS). Estos descubrimientos han permitido desarrollar una nueva clase de moléculas terapéuticas, denominadas oligonucleótidos antisentido (ASO), que actúan antes de la síntesis de proteínas, y no sobre las proteínas una vez sintetizadas como las terapias convencionales.
El FCS es una enfermedad ultra rara debilitante, que está causada por el mal funcionamiento de la enzima lipoproteína lipasa (LPL), que desembocará en una o varias pancreatitis agudas imprevisibles y potencialmente mortales, así como complicaciones crónicas debidas a lesión orgánica permanente.
Durante el simposio celebrado en la SEA se revisaron las novedades en torno al refinamiento del diagnóstico de esta enfermedad poco conocida, y de la aplicación de las nuevas tecnologías antisentido en nuevos tratamientos para la enfermedad, que, hasta el momento, no dispone de un tratamiento eficaz.
La elevación patológica de las concentraciones de triglicéridos (hipertrigliceridemia) resulta del efecto, en diferente grado, de las características genéticas de la persona, así como de factores denominados ambientales, entre los que destacan la dieta o el estilo de vida. Hasta el momento, se han podido identificar al menos 5 genes diferentes cuya mutación puede ser la causante de FCS: LPL, APOC2, APOA5, GPIHBP1 y LMF1.
El metabolismo lipídico es un proceso altamente regulado a nivel celular, y en esta cascada de regulación la ApoCIII juega un papel central y fundamental.
Como concluyó el Dr. Pedro Valdivielso, presidente de la Sociedad Española de Arterosclerosis, actualmente, “el FCS es una enfermedad infradiagnosticada, para la que ahora se dispone de un nuevo tratamiento, y contamos con las herramientas para poder diagnosticarla correctamente. Una hipertrigliceridemia grave, con cifras superiores a 1000 mg/dL y mantenidas en el tiempo, escasa o nula respuesta a terapia dietética y farmacológica, de debut en la infancia o adolescencia y, sobre todo, sin sobrepeso u obesidad debe alertar al clínico de un posible FCS y el paciente debería ser remitido a una Unidad de Lípidos de la SEA para concluir procedimientos diagnósticos”.
El Dr. Valdivielso también remarcó que “cuanto más temprana sea la edad de la detección, se podrá actuar antes de que se produzca una pancreatitis, un evento cardiovascular, accidentes isquémicos vasculares, u otras complicaciones”.
“En definitiva, la importancia de una buena prevención primaria y un diagnóstico genético adecuado es fundamental para lograr, por un lado, atajar a tiempo los posibles casos de FCS, y, por otro, tratar precozmente la enfermedad en aquellos pacientes que ya tienen alguno de sus síntomas.”